Fotografía: Antonio Gala y Manuel López Azorín
En 1993 escribí, tras una lectura de Antonio en Helicón:Tertulias de Autor, estos dos sonetos dedicados a Antonio Gala. El primero, con el título de "Soneto de la luz y agua de la vida" lo publiqué en mi libro Azul de los afectos (2001) y , más tarde, en la revista Anfora Nova, con motivo de un homenaje a Antonio, como colofón de un artículo sobre su poesía. El segundo permanece inédito y sólo Antonio lo conoce hasta ahora, pero ambos fueron escritos en aquellas fechas. El hecho de no publicar el segundo fue el extravío de éste. Años más tarde, al encontrarlo, se lo envié a Antonio. Aqui van los dos juntos tal y como deberían haber aparecido publicados en Azul de los afectos.
Para Antonio Gala
I
En córdoba la luz se volvió canto
y tuvo un nuevo arcangel junto al río.
Allí un Ángel Custodio - Antonio crío-
vivió la adolescencia entre su manto.
Después se hizo Madrid ciudad de espanto
y de descubrimiento y de albedrío,
y fue lugar de luz y cielo umbrío
repleto de sucesos y quebranto.
Más tarde el mundo entero se achicaba,
sin el ángel viajero que es Tobías,
y todo fue un pañuelo con encajes.
La vida, el corazón... nada enjugaba
del poeta, dolores, alegrías...
ni el pañuelo de amor de tantos viajes.
II
Lo que tenía que perder ya lo he perdido
lo que esperé ganar ya no lo espero
Antonio Gala
Si córdoba le dio vida al poeta,
Granada le dio el agua de la vida
y luego le dejó la sed herida
y el agua convertida en cruel saeta.
La Zubia supo a llanto, anduvo inquieta
buscando la razón de tanta herida
y al no hallarle razón dio por perdida
el agua de la vida y su tarjeta.
Bebió otras aguas sí, siguió bebiendo
-para apagar la sed que tanto hería -
a tragos cortos, largos, sin sentido...
bebió otras aguas sí, siguió viviendo
y luego en lo más íntimo vivía,
con metros o sin ellos, lo bebido.
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