Última puerta del silencio (
Huerga y Fierro, 2010) es la última publicación poética de
Juan Ruiz de Torres (Madrid, 1931) y en su introducción nos dice:
Al fin de 2006, tras publicar El bosque del tiempo, decidí no escribir más poemas (…) Pensé que ya había entregado a la poesía todo lo que podía o sabía. Pero
Juan Ruiz de Torres, que tenía muchos poemas sueltos y varios poemarios inconclusos, revisó sus archivos, encontró más de ochenta poemas nunca publicados y decidió, junto con otros ya publicados, conformar esta
Última puerta del silencio como culminación de su búsqueda de la esencialidad poética. Llegó, en su empeño simplificador, al dístico:
Derrama sangre mi palabra, / ¡y no sé qué la hiere! y ya le parecía muy dificil mayor simplificación, mayor esencialidad.
Juan Ruiz de Torres ha dicho de su poética:
Cada vez tengo menos claro por qué, para qué seguir escribiéndolos. “En mis manos, mis libros / antiguos se deshacen”. Veo en ellos un derroche inmenso de palabras, de esfuerzo, de papel. No me sé de memoria más que uno de mis poemas, escrito hacia 1952. De los demás, me llega confusamente el ruido, como de piedras en el torrente. Reconozco versos sueltos. Esos son los que guardan mi afecto y algunos, aún mi estima.Parece, leyendo esta nueva entrega de Ruiz de Torres, que se identificara con una parte del poema de la página 175 titulado
El último poema libre que comienza diciendo:
Ha remontado el curso / del río más oblicuo, en el fin de su vida, / buscando no sé qué malditas fuentes. //// Quiere encontrar excusas válidas / para sus mil fracasos. //// Pero no engaña a nadie.Juan Ruiz de Torres, que parece despedirse con este libro de la poesía, sabe muy bien que ésta llega, o se va, cuando quiere, nunca cuando decide el poeta. Ella, la Poesía, sabe bien a quien es necesaria y se entrega o no según lo considere. Por lo tanto no es cosa del poeta decidir si deja o no de escribir poesía. Y aun sabiéndolo
Ruiz de Torres decide no escribir más poesía porque –según nos dice –ya ha dado a la poesía todo lo que podía o sabía.
Este madrileño de nacimiento ha pasado largos años fuera de España. Esto le ha hecho amar a otros países pero no menos que el suyo. Él dice: He estudiado, leído, viajado, amado y realizado demasiadas cosas, y con seguridad ninguna muy bien.
Tras ser ingeniero de profesión muchos años, de pronto dio un vuelco a su vida para dedicarse a las letras: poesía, narrativa, ensayo. De esa vida –nos dice – rescato a mi familia, mis amigos y mis memorias de lectura.
Hay en su introducción una reflexiva confesión a sí mismo que deberíamos hacernos a menudo todos y hay algo así como un sincero sentimiento de derrota, derrota o desengaño frente a la búsqueda de esa luz de misterio que es la Poesía y su imposibilidad de conquista. Derrota o desencanto frente a tantas palabras, tantos poemas, tantos libros para apenas recordar unos versos sueltos. Supongo que
Juan Ruiz de Torres sabe que un verso puede salvar un libro y que un poema puede salvar a un hombre. Él mismo nos dice:
Un día / alguno de nosotros escribirá el poema./ Y en él seremos uno.Sólo un poema que sea recordado por el lector (los lectores) es capaz de sobrevivir al poeta. No necesita más. Pero ¡ay!, eso nadie sabe cuándo, cómo y por qué se produce. Por lo tanto, lo mejor es no ocuparse de esas cuestiones y escribir realmente cuando se tenga necesidad de hacerlo. De este modo, a lo mejor la Poesía considera necesario abrazarnos con su luz e iluminar nuestro poema para que, así, pueda convertirse en el poema perfecto, definitivo.
Algo semejante, entre lo mucho y acertado de la poesía de
Ruiz de torres, le dijo
Alfredo Villaverde cuando hizo la presentación de esta
Última puerta del silencio:
Es imposible que el agua del río deje de fluir mientras haya nieve y lluvia (y otros inviernos como este) pues asimismo es imposible que este nuevo arcipreste de Hita renuncie a seguir vivo, a participar de esa realidad propia y circundante que impregna su existencia, la poesía.Vino a decir también que este hombre, es conocedor del lenguaje, de la poesía tradicional y clásica así como de las formas libres y vino a decir que:
Ruiz de Torres ha dejado atrás, en su camino, la soberbia, vanidad, lisonjas y pedantescas, y se muestra ante nosotros dispuesto a escuchar esa campana pasajera que abre finalmente la puerta del silencio.
Así pues,
Juan Ruiz de Torres, con su gran variedad de registros, con su “Oficio” de formas versátiles, con sus largos años de poetizar lugares, paisajes, sensaciones, experiencias, vida… reflexiona en esta
Última puerta del silencio y quiere poner punto final a eso que, los que le conocen bien dicen, es su gran pasión: escribir poesía. Y por esta razón ha conformado este libro como un cuerpo culminativo de sus ya casi treinta años de dedicación poética. Merece, el libro, leerse con detenimiento, desde el título del primer apartado
Mucho más allá, hasta el último titulado
Y basta ya, incluyendo, naturalmente los otros seis apartados que, junto a los dos citados conforman este volumen.
Para concluir unas reflexiones: ¿Puede el hombre, en tanto vive, dejar de respirar de modo voluntario? Y ¿Puede el poeta, cuando realmente es poeta, dejar de escribir? En la vida de un hombre el aire es absolutamente necesario, en la vida de un poeta, donde pueden producirse tiempos de silencio, a veces breves, a veces largos, la necesidad de la Poesía no depende de su decisión. Y
Juan Ruiz de Torres lo sabe.
LA ÚLTIMA DÉCIMA El tiempo se va acabando.
Sus granos, que sin prudencia
derrochó mi vehemencia,
ya no son cómo ni cuándo.
Y así voy, sin ley o mando,
detrás de una sombra fuerte
que me arrastra hacia la muerte.
¿No mereceré respiro,
otra luz, un nuevo giro?
Eso, lo sabe mi suerte.
Juan Ruiz de Torres. Del libro:
Última puerta del silencio.
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