Domingo Nicolás: Malola, y otros libros
Domingo Nicolás me
llegó a través de Joaquín Benito de Lucas en forma
de poemario titulado Gadea
que fue Premio Rafael Morales 2008 y que se publicó en la Colección Melibea de Talavera de la Reina.
Tras leerlo preparé una entrada en este blog en el que entre otras cosas
decía: Domingo Nicolás es un paisano mío (nació en Murcia en 1937)
residente en Almería al que, personalmente, no conozco aunque sé de él, entre
otras cosas porque está (o ha estado, no sé ahora) a cargo de la revista BUXIA, arte y pensamiento en la que participé en un número, el
5, en 2007 íntegramente dedicado al poeta de Rota (Cádiz) Ángel García López con un artículo sobre su poesía en
general y, en particular, sobre un libro suyo titulado Trasmundo que, en su momento, cuando Ángel me lo regaló, me interesó muchísimo.
Y más adelante y sobre Gadea
comentaba yo: Gadea, tras leerlo, me ha sorprendido gratamente porque
como dice mi amigo y compañero Antonio
Hernández, cada verso suyo es una sorpresa de hoy y de mañana porque
sus poemas son -lo dice Domingo Nicolás- Una conversación de profundo recorrido sobre
lo que en la vida va pasando y te cruzas, y que en uno u otro sentido te estimula...
Esto sucedía en
septiembre del el año 2009.Tiempo después, recibí una llamada telefónica de Domingo Nicolás agradeciéndome la
entrada y los comentarios sobre él y su Gadea. Y al tiempo que entablábamos
contacto para sucesivas ocasiones me prometió enviarme unos libros suyos.
Libros que fui recibiendo y que fueron, por orden de publicación: Soledad
del espejo (1999), Los espacios del tiempo (2011), Del
camino y el vuelo (2011) y, finalmente, una reedición de Malola
(2013), libro que el autor escribió entre 1969 y y que se publicó por primera
vez en Almería en 1976.
A partir de recibir Malola,
fui leyendo cada uno de estos poemarios y fui, al tiempo, tomando notas sobre
ellos. Ahora trato de trasladar esas notas a esta entrada para hablar de este
poeta murciano afincado en Almería y de los libros que me fueron llegando. Y
voy a comenzar por el último recibido porque su lectura me ha impresionado
tanto que me permito ir en sentido inverso (aunque a decir verdad, al ser una
reedición y ya que este libro en su primera publicación data de 1976, creo no alterar para nada el orden
cronológico.)
Domingo Nicolás comenzó un diálogo lírico-emocional con Malola, su segunda hija, hija que se le fue de la vida con tres años de edad y fue tan grande su dolor, tan alto su vuelo –como bien dice en el prólogo José Antonio Sáez– que aún anda tras sus alillas con fervor de padre llagado, con devoción irrenunciable, con esa herida permanente que llevará hasta su último aliento, donde habrá de acudir a sus labios, por enésima y última vez, el nombre del ángel arrebatado.
Malola es la obra de un amor conmovedor, el amor a una hija que en
plena infancia abandona a los padres dejando a éstos en un interminable y dolorido sentir; pero amar
es ofrecer y en este poema Domingo
Nicolás derrocha ofrecimiento amoroso y una enorme ternura en un hermoso canto de pérdida que es
un vuelo pleno de lirismo, de imágenes, de metáforas que nos ponen alas a los que lo leemos porque tiene la luz en las palabras y la
emoción en sus significados.
José Antonio Sáez continúa diciéndonos en el prólogo: Y ello se lo debemos
a este libro en que Domingo Nicolás acudió a la llamada de su hijita de tres
años para revelarnos el sentido de sus palabras impronunciables e
incomprensibles, de sus juegos y travesuras con la gracia del ángel distraído
que la custodiaba. Pues Malola nos
devuelve no sólo a la edad de la inocencia y la ternura que se derrama generosa
en los textos de este libro, sino también a lo mejor de nosotros mismos, de
nuestras emociones y sentimientos más dignos y auténticos.
Domingo Nicolás, en su libro Los espacios del tiempo, utiliza la poesía como instrumento por el que
pasear las diferentes fases de la vida: infancia, juventud, madurez, vejez…Estaciones a través de la
palabra poética Domingo Nicolás
viaja por las diferentes etapas de la vida (su vida) Esa vida que conforma su
experiencia vital, esas etapas a las que
todo ser humano tiene que enfrentarse. En este libro, Domingo Nicolás aborda el
soneto y lo hace de tal modo que lleva al lector a viajar, de tal modo
que el viaje-lectura se convierte no sólo en el viaje de su vida sino que
también se hace, en ocasiones, el viaje
de nuestra vida
El
poeta Domingo Nicolás muestra lo
esencial, lo permanente, en Del Cántico y el vuelo, un poemario de haikús, y
también otros estilos de versificación, todos ellos con musicalidad, ritmo, lirismo y eso que solemos llamar difícil sencillez para
ofrecernos un discurso poético que, según nos dice el poeta en el Pórtico de
este libro, debe aspirar la voz poética, sin desaliento, frente a la infalible
limitación de la palabra. Reducido
pues a la esencia, en el haiku, despojada
de toda decoración, la palabra en tres
versos de 5-7-5, bastan y sobran, como le sucede a nuestra octosilábica soleá,
para expresarnos, para revelarnos, todo
lo que contiene la vida.
Del cántico y el vuelo es un poemario gozoso
y como en nuestra tradición poética se da más la elegía que lo hímnico, uno
recuerda inmediatamente al poeta Jorge
Guillén al tiempo
que recuerda también la gozosa, sensorial, litúrgica y hermosa poesía de Pablo
García Baena; pero en Domingo
Nicolás se percibe también el tema de la soledad, así pues gozo y soledad
en este Del cántico y el vuelo.
Soledad del espejo es un poemario de exaltación de la naturaleza con sus cuatro elementos, es también de tristeza desoladora, de música callada, que nos ofrece su cosmovisión de la vida, su misterio y su luz.
El
valle de Bajo Andares (también llamado Valle de Pechina), al pie de la sierra
Alamilla y cercano a Almería capital, es un oasis que le ofrece al poeta el
alimento creativo, anímico y emocional: Como la luz, /– dormida en la página
del tiempo–,/ el eco, la palabra / en la unidad cautiva …
En
él nos muestra, a través de esa: Razón anunciadora sea / que hiera / de voz la
fértil lámina… / o pábilo al enigma, / – claridad sonora / del verbo– la
palabra.
Nos muestra digo Domingo Nicolás su visión melancólica, herida y plena de nostalgia de un mundo en el que emergen los deseos y las emociones en una mirada de la existencia llena de melancolía, el ser en el espejo y el ser que lo contempla y no se reconocen a sí mismos en un poemario de intensidades que el poeta ha dividido en cuatro secciones
Nos muestra digo Domingo Nicolás su visión melancólica, herida y plena de nostalgia de un mundo en el que emergen los deseos y las emociones en una mirada de la existencia llena de melancolía, el ser en el espejo y el ser que lo contempla y no se reconocen a sí mismos en un poemario de intensidades que el poeta ha dividido en cuatro secciones
Al hacer de la luz: En
ella asistimos al nacimiento de la naturaleza a través la luz ( Es
la luz un esbelto caballo por el viento /
que gime hasta cegar la llama),
el agua (El agua es obediencia y se reúne
/ si del abismo exhala), el barro (En
su razón dispersa / de oscuridad, – aún
múltiple – , / era ya la cerámica), el
aire…, y nos ofrece hermosas imágenes de
su cosmovisión del mundo: …Un árbol hay,
/ una paloma o claridad creciente / en el árbol sutil de la mañana.
La
segunda sección Razón de la palabra,:
Hacia el cáliz, convexa / y germinal,
/ telúrica de hechura, / viaja la luz. Y la palabra se convierte en vuelo de luz para mostrarnos el idioma
del amor en la caligrafía de las
emociones. En Busco tu rostro, la
tercera, regresa a sí mismo y a sus inquietudes, vuelve a su
historia, para añorar le pasado, la ausencia, el tiempo perdido, la memoria…Y así he permanecido / hasta intuir la libertad perdida / para siempre.
Con, la última de las
secciones, Punto de partida, donde la reflexión y la
nostalgia por el paso del tiempo se abrazan a las sombras del pasado y en un
vuelo a contraluz se pregunta en su final: De
alas carece… ¿Es eco / débil, noche o es sombra, / germinal en sí misma la
palabra?
Vuelo, en fin, de altura casi mística en ocasiones, este Soledad del espejo, siempre a la búsqueda del misterio de la luz y de la palabra. Domingo Nicolás viaja, como dije al principio, por las diferentes etapas de la vida y nos ofrece en su poesía esa vida que conforma su experiencia, su realidad vital, trastocada ya en realidad poética, en poesía.
Vuelo, en fin, de altura casi mística en ocasiones, este Soledad del espejo, siempre a la búsqueda del misterio de la luz y de la palabra.
3 comentarios:
Hola! soy de Brasil y no tengo como tener el libro Soledad del espejo. Tienes em PDF? Me encantaría leer este libro. Gracias!
Hola Gleica: siento decirte que no tengo Soledad del espejo en PDF.
Es una edición de 1999, no venal, y tengo el ejemplar que me envió Domingo Nicolás.
Un saludo
http://datos.bne.es/obra/XX2859807.html
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