Pedro Juan Gomila Martorell:
En la tierra de
Nod
Pedro Juan Gomila Martorell (Palma de Mallorca, 1967), poeta, traductor del griego clásico, latín y catalán, publicó en 2013 su segundo libro Eidolón I Arcadia desolada (La Lucerna). Libro que ya nos adelantaba iba a conformar una trilogía.La segunda parte acaba de salir, su título: En la tierra de Nod y está publicado también por Lucerna.( La tierra de Nod es el nombre propio del lugar que la Biblia menciona en el libro del Génesis - capítulo 4º versiculo 16- Allí. como condena divina fue desterrado Caín tras matar a su hermano Abel: "Salió, pues, Caín delante de Dios, y habitó en la tierra de Nod, al oriente del Edén"
Arcadia desolada era un poemario a manera de diario que nació de
la experiencia personal de Pedro Juan Gomila Martorell,
confesional y valiente dada su temática homosexual,
con una poesía nacida desde la más íntima necesidad. Con ella, el
autor tomó conciencia de su condición, purgó su sentimiento, educacional, de
culpa, se restituyó consigo mismo y se enfrentó a los prejuicios sociales
imperantes antes de la legislación, de la legalidad en España. Este testimonio
personal, era y es búsqueda y conocimiento del ser, de su mundo individual y
al tiempo del mundo colectivo. Arcadia desolada le sirvió al autor para vencer los miedos y, para enfrentarse, de manera,
más que culturalista muy culta, a los prejuicios de una sociedad que tendrá
que reflexionar y madurar en la tolerancia de lo ya legislado tanto
anteriormente como en 2005 a favor de la igualdad de derechos de aquellos
que optan por defender su diferencia.
Como traductor de griego antiguo Pedro Juan Gomila Martorell escribió su Arcadia desolada con
sabor greco-latino pero también con muchas referencias a la literatura
contemporánea. Y lo escribió, al igual que esta segunda parte En la
tierra de Nod, con mucho lirismo (aunque aquí con más contención) y con la necesidad, que para eso sirve
la poesía entre otras muchas cosas, de salvarse de sí mismo y de la vida.
En la tierra de Nod, el autor realiza un auténtico ejercicio culto de
conocimiento en busca de la identidad o como bien dice el autor del prólogo (un
prólogo tan clarificador, tan importante me ha parecido, que sirve junto a las
notas finales del autor, como de excepcional guía de viaje por este tremendo, hermoso y descarnado poemario) el profesor y
crítico literario Fernando Parra que nos dice:
“Si en Arcadia desolada, primera entrega de la
misma, la conmoción producida por el descubrimiento de la homosexualidad y, en
particular, de la homofobia, comulgaba con los sintagmas largos, próximos a la
solemnidad del metro versicular; con los acusados cambios de ritmo y sus
crescendos torrenciales; con el zigzagueo delirante de la polimetría; con la intensidad
que desbordaba el cauce de los versos; con el tono casi ritualiístico que
desembocaba en una auténtica y desesperada apoteosis lírica, ahora, sin
embargo, el verso se contiene ante la lucha sostenida entre contrarios, entre
el yo y el Otro, el instinto y su negación, la resistencia al deseo y la
entrega, la muerte y la resurrección, el hijo y la madre, la naturaleza y la
moral, tensando el verso en un contrapunto imposible, siempre al límite, al
borde de estallar; en una suerte de guerra fría de resorte poético, como si en
esa contención se cifrara la única esperanza de evitar el trágico abismo de una
verdad evitada, la verdad de la negación.”
No se puede decir más ni mejor. Este poemario, En la tierra de Nod, sigue la línea del
anterior, Arcadia desolada, en
mérito literario es, al igual que el otro, un auténtico ejercicio
culto, un testimonio de experiencia vital verdadera, de lucha interior en
ocasiones agónica, de conocimiento, y de éste se sirve Juan Pedro Juan Gomila Martorell, para
ofrecernos ,además de su experiencia intima, personal, una lección de poesía
singular, individual, única, y se sirve, en esta ocasión, tanto de la cultura judeocristiana
y como de la grecolatina y de referencias o asimilaciones literarias, que van
desde la literatura medieval hasta lo contemporánea, a las que a algunas, el autor les da la vuelta invirtiendo lo
dicho o atribuyéndoles otro sentido.
Aunque su poesía
es especialmente suya, ya que nace de
su propia experiencia, Pedro Juan Gomila Martorel ha sabido, sabe, expresarse en ella, con la belleza de unos
textos, de unas lecturas que no solo han
influido en él sino que le han servido para asimilar, aprender de ellas, de sus pies, de su verso, de su emoción, de su cadencia…
Siguen siendo importantísimas las notas que el
autor incluye al
final del libro, al menos para mí lo
fueron cuando leí Arcadia desolada y lo son
ahora con En la tierra de Nod,
porque para los
lectores que se adentren en la lectura de la poesía
de Gomila Martorell, sin grandes
conocimientos
de la literatura, de la mitología grecolatina, de
la
cultura judeocristiana, estas notas serán, lo he dicho ya, como una guía de viaje por sus poemas, porque sin el testimonio que nos dejaron griegos y romanos Europa no sería lo que es. La cultura de occidente se sustenta en la historia de ambas y nace de ellas.
cultura judeocristiana, estas notas serán, lo he dicho ya, como una guía de viaje por sus poemas, porque sin el testimonio que nos dejaron griegos y romanos Europa no sería lo que es. La cultura de occidente se sustenta en la historia de ambas y nace de ellas.
La poesía de Pedro Gomila Martorell, me parece
a mí que es, y por ello
me gusta, testimonio de sí
mismo, da
cuenta de lo que le toca vivir en un
tiempo concreto, que es su tiempo, y es, a
la vez,
búsqueda y conocimiento del ser, de la vida
y del mundo, porque la Poesía, que es una y diversa, lo digo siempre, debe de
ser una ventana receptiva,
abierta, a todas las aguas, las de uno y las de
otros
ya que en sus aguas podemos encontrarnos en
cualquier momento con un yo
cercano al nuestro e
incluso, como en el caso que nos ocupa, con
nuestro propio
yo.
Ser el que es uno y al tiempo, por imposición, tener que ser otro,debe de crear un desgarro interior tan tremendo como difícil de llevar a cabo y esto lo dice muy bien el profesor Fernando Parra:
"...el yo verdadero que se agazapa evitando las
leyes biempensantes de la tribu y el Otro (ese que no era yo) impostura lacerante que niega pero no destruye, que oculta pero no opaca la herida legítima del ser."o como me cuenta el autor: "en este espacio de lucha y misterio que es la tierra de Nod, se erizan las voces de los contendientes, en las que extraños monólogos sin obra aparente, resuenan en los labios de demonios, de dobles maliciosos, tentadores" Y la lucha es un desgarro continuo cada día de la vida.
Así es la poesía: vida. Vida que abarca todo:
tiempo, amor y muerte y en ellas toda la
naturaleza
humana. En la tierra de Nod Caín era “el fugitivo”, el desterrado por su acción.
Pedro Gomila Martorell,
se siente como Caín
se siente como Caín
por defender su opción de ser
él, por negarse a sí mismo
él, por negarse a sí mismo
para ser lo que los otros le
imponen. Lucha frente a
imponen. Lucha frente a
ese destierro impuesto
porque no quiere ser
porque no quiere ser
“fugitivo” en esta sociedad, y
la Ley española le ampara.
En la tierra de Nod es, en
definitiva, el poemario pleno
de coherencia, de un poeta,
un hombre, que lo que nos cuenta forma parte de su
experiencia vital y en ella su gran conocimiento de la literatura de ayer y de
hoy y con ella se sirve para mostrarnos referencias de pensamiento y de
religión desde su lucha entre el yo que es y el que los condicionantes han pretendido que sea.
Ahora sólo falta que, en lo social, se erradiquen
prejuicios y homofobias y se
eduque en algo tan
esencial y de sentido común como es “vivir y dejar
vivir”
Parece sencillo y así debería ser pero
lamentablemente todavía no es así.
Manuel L. Azorín
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