Destemplanza
y amor, pensamiento y emoción
en Naturaleza urbana de Rafa Mora
El pasado día 11 de este mes de diciembre, presentamos en la Librería Lé, una hermosa librería con un estupendo fondo general en el que no falta la poesía (Paseo de la Castellana,154 de Madrid), este libro de Rafa Mora:Naturaleza urbana (poemas destemplados)
El pasado día 11 de este mes de diciembre, presentamos en la Librería Lé, una hermosa librería con un estupendo fondo general en el que no falta la poesía (Paseo de la Castellana,154 de Madrid), este libro de Rafa Mora:Naturaleza urbana (poemas destemplados)
Rafa Mora (Madrid, 1971), escribe poesía y reflexiona sobre los temas
universales que acompañan a todos y cada poeta: la vida, el amor, la soledad,
el tiempo, la muerte…
Naturaleza urbana (Poemas destemplados) Eirene Editorial, Madrid 2015, está estructurado en dos partes y una poética a manera de epílogo, “Luz diurna”, “Luz nocturna” y un poema final a manera de epílogo.
Rafa Mora, un hombre de ciudad, reflexiona
y nos habla en «Luz diurna», de su origen, de su barrio, de los aires de
ciudad; una ciudad de la luz con carácter nuboso y precipitaciones, una ciudad
que está detrás de los años, que a veces es la rueda y a veces la insurrección
y el vacío, y que él, como hombre, la sueña con un corazón cívico o la rememora
en la antigua L-4 de su metropolitano. Y mientras reflexiona sobre todo esto, a
veces le surge como un destello y, de repente, la ciudad se transforma en la ciudad-mujer a la
que espera mientras se encienden las luces
lentamente en las calles.
Poesía de experiencia vital, reflexión crítica (o destemplada) sobre la ciudad que es origen de amor y desamor, de bulliciosa alegría y soledad sonora, de ritmo acogedor y sosegado y de trepidante ir y venir indiferente e individualista, de nostalgia que templa el pulso de los días sucedidos y de melancolía que denota cierta rabia frente a una ciudad que, leída con los pies, deja atrapada en la retina lo vivido y lo sentido junto con el deseo y el sueño de abrazar lo soñado y expulsar de la ciudad lo no querido.
Un conjunto de poemas para mostrarnos la
ciudad que ofrece el amor y el desamor en los pies que la recorren, los ojos
que la observan, el alma que la siente y la quiere y reprocha, y la sueña y
comprueba sus virtudes, y defectos que transitan al lado de aquellos que la
habitan. Son las mismas cuestiones porque al cabo los hombres son los que se
proyectan en las ciudades.
La segunda parte de esta Naturaleza urbana es «Luz nocturna». En ella nos muestra ya una ciudad transformada en algo más íntimo, más personal. y nos ofrece un retrato nocturno de los bares, la habitación, las huellas, el regreso, las dudas, el reflejo, el desorden y sus ojos, además de versos intimistas y confesionales.
La temática
amor-ciudad, amor-mujer, aparece ya con más claridad en el poema Tus ojos, que
se acompaña de una cita de la poeta Elisabeth Mulder muy clarificadora: «¿Qué
habría de ser yo sino una llama?», y nos dice: Tus ojos cicatrizan las heridas que dejan
las conclusiones. / Son el bálsamo para estas noches de insomnio, / de huida
hacia ninguna parte.
El deseo y la esperanza, van implícitas en
el poema que dedica a su hijo de tres años, Alejandro, titulado De libertad
está forjada tu sonrisa; un hermoso poema lleno de ternura que reivindica
lo mejor para su mañana y dice: La libertad se posa sin pudor en tu sonrisa,
/ y debería permanecer contigo de por vida, / como una marca indeleble que
preserve con firmeza / tu destino, / porque el mundo tiende siempre al desorden
y al vacío, / y la inocencia de unos ojos que no miran libres son pasto para /
los necios, / algún día entenderás esto que digo.
Toda la naturaleza urbana que nos muestra Rafa Mora, ya sea poesía
amorosa, poesía de pensamiento, de compromiso, de duda, destemplada o
anhelante, es una poesía intimista que, finalmente, confiesa al amigo que es Moncho
Otero en el poema que le dedica,
Versos ajenos para una noche de invierno,
que estos poemas a veces tienen intertextualidad y a veces influencias
asimiladas que le han ido conformando porque son el producto de beber en las
fuentes que nos han precedido, de saciar la sed con muchas lecturas a lo largo
del tiempo. Así en esta estrofa podemos escuchar a San Juan de la Cruz, a Luis
Rosales, a Vallejo, a Miguel Hernández…
«No entoné canto espiritual alguno, / ni
habité tristemente una casa encendida, / porque siempre temí desde niño
el golpe
helado de los heraldos negros. / Pero sí que me hundí mansamente en el río de los ojos /
y así tuve que hablar de tantas cosas, compañero del alma, compañero».
Versos que parten de la norma pero que Rafa escribe con libertad, no exenta de una cadencia rítmica buscada, pretendida. Y también sujetos a la norma, versículos compuestos por, a veces tres heptasílabos unidos, con sus correspondientes hemistiquios, a veces alejandrinos, a veces endecasílabos, y, algo menos frecuente, versos que en el siglo xx, influido por Villaespesa, empleaba a menudo, ya para sus romances, ya para cualquiera otra forma, el poeta José Hierro: versos llamados eneasílabos.
Todo
ello, repito, pretendido así por este poeta, compositor y cantante, este
pedagogo que nos ofrece, ahora revisada, una Naturaleza
urbana llena de matices, con unos poemas que
comenzó a escribir en 1998; ahora anda escribiendo con otro tono, y en el
último poema, Po-ética, nos da pistas de ello: Y yo me identifico
contigo pues propones nuevas reglas: / una grafía explícita, / natural, /
inmediata.
Y dada la naturaleza del autor, que es la de revisar y revisar lo escrito porque la duda le hace navegar siempre por aguas agitadas y con brumas, no ha querido, hasta ahora que le hemos convencido para que publique, para creer que su poesía merece la pena de ser leída.
Y resulta que estos Poemas destemplados de
Rafa Mora son el producto de como dijo Quintin Cabrera leer «con los pies» y el
alma la ciudad, la vida, su naturaleza, y ello ha dado lugar a este poema que
dice: Cultivo libros / para oxigenar un aire enrarecido / y malintencionado,
/ para abrir los pulmones de la razón, / para descorchar la botella de la
libertad. // Cultivo libros / para que mi casa huela a sueños, / para que haya
siempre una pequeña luz / de emergencia emocional.
Este es un libro lleno de naturalidad, de destemplanza y amor, de pensamiento y emoción, de observación y de interiorización, de escepticismo y desamor, de esperanza...
es un
libro de
vida, Naturaleza urbana de Rafa Mora, merece ser
leído.
Manuel
López Azorín
No hay comentarios:
Publicar un comentario