“Estoy pariendo el mundo
y se me caen encima las estrellas”
Esta es la reseña que podemos
encontrar en la contraportada del libro que recoge la Poesía
Completa (1959-2016), (Evohé, 2017) de Elvira Daudet: “desde los juveniles
versos de El primer mensaje hasta su última entrega de Cuaderno
del delirio e incluye además cuantos inéditos culminan su obra lírica.
Ello permite, por fin, a sus lectores tener el panorama integral de su poesía,
algo absolutamente necesario teniendo en cuenta que estamos ante una de las
voces esenciales de la poesía española contemporánea.” Pero empecemos por el
principio: para acabar este mes de marzo, mes dedicado a la mujer una primera parte de la obra poética de una mujer que ha sido llamada, si no por todos si por muchos, "La Dama de la poesía española "
Memoria poética:
Elvira daudet I: Primer mensaje, Plena
de luz, Terrenal y marina.
Dice su biografía que Elvira
Daudet nació en Cuenca al final de la guerra civil. Periodista de amplia
experiencia, trabajó en Informaciones, Pueblo, ABC, El Indepediente y colaboró
en algunos diarios extranjeros como St. Galler Tagblatt realizando numerosos
reportajes y entrevistando a los personajes más relevantes del mundo de la
cultura y de la política.
Esta
mujer, considerada como una singular voz de la poesía que vive con la misma
fuerza que tienen sus versos, una fuerza que contempla y muestra, que acaricia
y desgarra, que despierta el cuerpo y la mente, con la firmeza de lo verdadero…
fue –nos ha dicho– más que precoz, una escritora prematura, sin preparación
alguna.
Elvira nos ha dicho también que le fascinaban las
palabras que definían desde la belleza de una puesta de sol hasta la más
horrenda miseria, pero desconocía el significado de muchas de ellas, lo que le
permitía jugar a deducir su secreto o sencillamente inventárselo para
incorporarlas a sus cuentos. En ellos contaba las terribles historias que
ocurrían en un barrio marginal de la posguerra
Comenzó a escribir influida por la novela de Emile Zola "Germinal",(una historia realista y dura sobre la huelga de unos mineros del siglo XVIII en el norte de Francia), a los nueve años
escribió su primera novela El barrio. Y como fue censur ada por la propia familia, se dio a
escribir poemas como un recurso para evitar problemas y descubrió el sueño de
la poesía y es que Elvira según nos ha dicho " ya estaba envenenada por la magia de las palabras.” y lo hizo en la hermosa ciudad de Sigüenza que – según
nuestra poeta – parece dormida en un sueño.
Cada piedra, aquí, tiene
olor a Dios dormido.
Por eso tu silencio
es tan azul. ¡Oh Sigüenza!,
la madre de los locos.
(Poesía completa Pag 62 )
Luciano Varea, el primer escritor que conoció y su maestro, fundó la
revista “Segontia” y Elvira fue invitada a colaborar en ella. Una airada
frase que oyó a una mujer:”Más vale vestir santos que desnudar borrachos” dio
pie a su primer artículo sobre el problema de las solteronas, derivado del
aburrimiento de los jóvenes cuya única distracción eran los bares, a los que no
estaba bien visto fueran las mujeres decentes”. Así nos cuenta Elvira:
“Creo recordar que se titulaba “Nuestras hijas se quedan solteras”, imagínate
yo tenía 15 años. Se organizó tal escándalo, no sólo en el mundillo eclesial y
sus beatas adjuntas, sino también en la población seglar." De manera que
por la censura familiar primero y por este otro episodio después decidió dedicarse a escribir poesía.
Era una adolescente y ya apuntaba
maneras de poeta. Sigüenza, para Elvira, era como un sueño surrealista y
como a la Daudet siempre le han fascinado las palabras, desde las
que definen una puesta de sol hasta la palabra más dura, más terrible y, por
otra parte, todas las palabras son válidas en poesía, solo depende de saber
colocarlas en el lugar preciso, pues ella las colocaba dentro de su sueño que
no era otro que el de buscar la poesía que ella entendía por verdadera, una poesía personal que nacía dando testimonio de vida para escapar, al tiempo que
mostrar, lo que la vida ofrece.
Con Elvira en una lectura de poemas |
Conocí
(ya lo he escrito en otras ocasiones en mi blog) personalmente a Elvira
Daudet en diciembre de 1999. Ramón Irigoyen era el invitado
para dar una lectura poética en Tertulias de Autor de Helicón y
nada menos que en el Salón de plenos del Ayuntamiento de San Sebastián de los
Reyes, lugar que me cedieron porque el plató de Canal Norte TV estaba
reformándose. (para aquella Tertulia le pedí al escritor y poeta Luis
Martínez de Mingo que lo presentase) y Elvira vino acompañando a
Ramón para conocer la Tertulia. Ese mismo año acababa de publicar
su último libro de poemas Terrenal y marina y me lo trajo:
aunque
la madre tierra, atormentada,
acosada
por fieras alimañas
y
demonios oscuros que alimenta
con
la sangre caliente de sus hijos,
me
reclame exigente su materia.”
(Poesía
completa pag 199)
Hay personas a las que nada más conocer sabes que son otra
cosa, especiales, eso me sucedió con Elvira Daudet. Al principio
me pareció una mujer frágil, delicada, muy observadora pero tímida. Luego
cuando la conocí un poco más vi que su fragilidad estaba sostenida por una grandísima
fortaleza, su delicadeza siguió intacta y su timidez no era tal sino la
prudencia de su saber estar. Tras leer
su Terrenal y marina decidí incluirla en mi lista de autores
invitados Elvira Daudet tenía que venir como poeta invitada a
las Tertulias de Autor de Helicón. (No pudo ser. Enfermé y Tertulias de Autor de Helicón, tras ocho años de salir en directo a través de Canal Norte Tv, dejo de emitirse.)
En Sigüenza conoció a –según
palabras suyas– un joven cabezón de ojos de miel, Antonio Pérez. Él la
deslumbró con Azul de Rubén Darío. Al poco le perdió ya que Antonio
Pérez se marchó a trabajar a Francia en la aventura cultural que fue Ruedo
Ibérico. Y conoció a Jesús Tomé, que fue como su hermano mayor. Era
claretiano –nos ha dicho la Daudet– pequeño y trasparente como San Juan de
la Cruz y, como él, un grandísimo poeta, que volcó toda su sensibilidad en
la formación de esta poeta terrenal y marina, insurgente y soñadora. Elvira
Daudet escribía poesía a todas horas. A los 17 años se vino a estudiar a
Madrid.
Viaje
La ventanilla
es un cachito de locura
amplia en su vuelo,
y yo me voy diciendo
allí estaría el mar
si no hubiera aquel monte
que lo hace mentira.
(Pag 74 de Poesía completa)
Su único objetivo era publicar un libro de
poemas que traía bajo el brazo. Sabía por Antonio Pérez que
los poetas se reunían en el Café Gijón. Elvira era (y es) igual que un
junco, frágil, que parecía doblarse siempre a merced del viento, siempre a
punto de quebrarse y siempre irguiéndose con fuerza inusitada, dejando
atrás su aparente fragilidad, mostrándose enhiesto frente a todos los vientos
que trataban de abatirla.
Elvira parecía (y parece) enormemente tímida e insegura, pero solo lo
parece y para disimular que era una chiquilla pueblerina preparó su
entrada en el Café Gijón de un modo muy personal. Elvira nos la cuenta
así:
“decidí vestirme
“elegantemente”. Pagué la residencia y el dinero restante (para libros,
trasportes, bocadillos), me lo gasté en una falda negra de vuelo y una blusa
ajustada de terciopelo rojo, con un gran escote a la espalda. Un collar de
perlas hasta las rodilla y unos zapatos de tacones altísimos completaban mi
“discreto” atuendo para presentarme, a la hora del café, a los ilustres poetas.
Al girar la puerta oí un enorme guirigay, como si hablaran todos a gritos y a
la vez. El cerillero me indicó la desbordada mesa de los poetas, y con las
piernas temblorosas iba a dirigirme a ella, cuando de repente se hizo un
silencio tan profundo que se podían oír los latidos de mi corazón. Sentí deseos
de salir corriendo. Logré llegar a la mesa –donde estaban Gerardo Diego, Camilo
J. Cela, García Nieto, Buero Vallejo, y un sanedrín de ancianos a los que no
conocía – y con una voz que no reconocí dije: “Soy poeta, me llamo Elvira
Daudet y vengo a publicar este libro de poesía.
Debí hacerles gracia. Me sonrieron con benevolencia, me hicieron sitio, y me aceptaron como una más. Con su ayuda, mi libro se publicó año y medio después”
Debí hacerles gracia. Me sonrieron con benevolencia, me hicieron sitio, y me aceptaron como una más. Con su ayuda, mi libro se publicó año y medio después”
Su primer libro de poesía, El primer
mensaje ( Editorial Ágora) lo publicó en 1959.) Un libro que comenzaba diciendo: ”Estoy pariendo el mundo/ y se me
caen encima las estrellas”.
DOLOR DE VIDA
Estoy pariendo el mundo
y se me caen encima las estrellas.
Ya no basta sumergirse en el
sueño
o la nada, huyendo al hombre.
Ni siquiera en la vida
a abrazar nuestro cosmos.
Hay que agarrarle fuerte por los
cuernos,
hacerle nuestro dolor más hondo,
golpear con la sangre de nuestro
corazón
sus torpes ojos, luminosos y
abiertos
a un mundo amorfo, incomprensible.
Hombre dolor, todo esperanza y
lágrimas.
Hombre vida, toda tu noche y
Dios
son ya mi sangre más auténtica.
Hombre amor…, ¡cómo dueles!
Te estoy amando frontero a Dios,
porque es obligación el que todos
seamos un poco cristos hoy.
(Poesía completa Pag 41)
Elvira Daudet
publicó el libro de poemas, un libro según nos ha dicho que era "muy
ingenuo y pretencioso". “A pesar de ello tuvo
muy buenas críticas, le hicieron entrevistas en los periódicos, en RNE, y en
TVE la entrevistaron al alimón Yale y Tico Medina. Ebria de éxito nos cuenta
que: “convencida de que era una fenómeno poético como Rimbaud, decidí irme a la
conquista de París.”
LA PATRIA DEL
TIEMPO (Fragmento)
Hubo un tiempo donde
todo fue bello.
Un tiempo sin
violines
ni noches de satén bajo
la luna,
¿quién los necesitaba?
El tiempo aquel
tampoco tuvo tardes
incendiadas
por el radiante sol del
mes de mayo:
todo era lluvia y frío
en la ancha ciudad,
cegada por el brillo
de los astros celestes,
de tu cuerpo y el mío,
y solo la inocencia fue
mi dote,
pero todas las noches
fueron fiesta
y el nardo del amor las
perfumaba.
(Pag 307 de Poesía completa)
Sobre la poesía nos ha
dicho Elvira: “La poesía es una
necesidad, un soplo que te derriba en el momento más inesperado, al que es
imposible resistirse. Sólo en un breve periodo en el que fui feliz no sentí esa
necesidad. Pero la poesía es muy celosa y llevó mal mi entrega al periodismo,
me dio la espalda.”
El libro Poesía completa (1959-2016), se presentó en el Café Libertad de la mano del poeta Francisco Caro (Allí una Elvira delicada y temblorosa me dedicó unas palabras antes en el libro de comenzar el acto pùes luego la emoción -me dijo- no me va a permitir escribir nada. Este volumen
recoge desde los juveniles versos de El
Primer Mensaje hasta su último libro Cuaderno del Delirio y, además,
incluye unos cuantos inéditos, treinta y tres poemas no incluidos antes en
libro alguno y que ponen, de momento, broche a su obra poética. Los lectores tienen
así una visión total de su poesía. Una poesía que, en mi opinión, es la obra necesaria
y hermosa de una poeta absolutamente necesaria, personal y con una voz verdaderamente importante
dentro del panorama poético español.
También hay que decir que sentirse poeta de verdad es siempre un grave riesgo porque aun a pesar de los premios, a veces por razones misteriosas, suele llegar el olvido y relega al poeta, aun siendo poeta de verdad, a la sombra de lo casi inexistente.
En el caso de Elvira Daudet incluso diciendo, como dijo de ella, José García Nieto lo siguiente: "Hay tan pocas voces verdaderamente necesarias en la poesía, que el eco de una cierta nos avecina para siempre con el misterio. Tiene que saber esto Elvira Daudet, como única compensación o desesperación para su desvelo."
O estas otras dichas por un buen amigo Ramón Irigoyen: "Elvira Daudet no es una aficionada que está aprendiendo a versificar, sino una aficionada —sin afición no se logra nada— que con sus libros se sitúa en la primerísima fila de la poesía actual en España."
También hay que decir que sentirse poeta de verdad es siempre un grave riesgo porque aun a pesar de los premios, a veces por razones misteriosas, suele llegar el olvido y relega al poeta, aun siendo poeta de verdad, a la sombra de lo casi inexistente.
En el caso de Elvira Daudet incluso diciendo, como dijo de ella, José García Nieto lo siguiente: "Hay tan pocas voces verdaderamente necesarias en la poesía, que el eco de una cierta nos avecina para siempre con el misterio. Tiene que saber esto Elvira Daudet, como única compensación o desesperación para su desvelo."
O estas otras dichas por un buen amigo Ramón Irigoyen: "Elvira Daudet no es una aficionada que está aprendiendo a versificar, sino una aficionada —sin afición no se logra nada— que con sus libros se sitúa en la primerísima fila de la poesía actual en España."
Acabo aquí la parte primera de Memoria poética Elvira Daudet I. En breve incluiré una segunda parte.
Manuel López
Azorín
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