martes, 1 de mayo de 2018

Memoria poética: Elvira Daudet III y la fuerza expresiva


 

Memoria poética.
  Elvira daudet III y la fuerza expresiva

 
 Elvira Daudet se recupera en su casa de la caida que le hizo ingresar en el hospital y,  mientras, continúo con esta memoria poética, ahora ya  sobre su poesía en su tercera parte de las cuatro que la conforman.

 





El don desapacible (Colección poesía, Libertarias, 1994), Elvira lo considera uno de sus mejores libros.Pero ella no sabe que todos sus libros  son el mejor. sobre  Terrenal y marina (Dip. Provincial de Cuenca, 1999) Dice La Daudet que este libro es un poemario vacilante.. ¿Poner el alma frente al mar y arraigarse a la tierra es vacilación?






Desde 1999, que publicó Terrenal y marina, no había vuelto a publicar poesía, aunque ha seguido escribiendo, porque, lo decimos muchos y la Daudet también, la poesía es una necesidad, un soplo que te derriba en el momento más inesperado, al que es imposible resistirse. 

Hasta que un día Jaime Alejandre y sus "Hazversidades poéticas" obraron el milagro de la publicación de un librito con unos doce poemas.Fue en 2010.

La fuerza expresiva de Elvira Daudet conmueve y remueve, como un baño de emociones vivas, la memoria, el tiempo... Tiempo que, a través de su verso herido, doloroso, desgarrado, veraz, nos detiene de golpe o nos hace caminar, latido tras latido, fundiendo vivencias, las suyas y las nuestras, que en muchas ocasiones, esta es la grandeza del verso universal, son colectivas aunque partan de un recuerdo propio, de un dolor propio, de una memoria propia, íntima, esa que nos muestra el tiempo y sus relojes de ausencia, igual que una elegía interminable frente a lo ya perdido, arrebatado, ausente...(y no nos resignamos) 
Jaime Alejandre y Elvira

Volverá de nuevo como la lluvia, mientras el tiempo duerme,: "Y los dioses antiguos regresan al Olimpo/ a coronar mi juventud perdida,/ mientras yo me desplomo de ceniza como un cigarro ardido en la mesilla (...) Y no nos resignamos."
Hay en su obra vida, y la naturalidad que hay en  sus poemas, nos atrapa a todos cuando la leemos.Esa es su fuerza expresiva.
 

"La fiesta ha terminado./¡Vuelve, luz cegadora del verano!, / noche de vino y besos, faroles amarillos,/ risas como relámpagos, confeti, / lechos de ardiente espuma donde vela Afrodita./ Santuario de fuego de la vida, / ¡espera!, quiero ser tu parásito./ Para seguir, latido tras latido,/ en esta tierra y junto al mar". Y es que Elvira Daudet era de tierra firme / hasta que (vio) la mar.

Elvira es terrenal, pisa firme, en sus convicciones, en sus actitudes y Daudet es marina, torres de agua en calma o de tormenta que alimentan el latido de la vida, agua de vida que se evapora hacia las nubes, hacia la luz, y se sueña interminable, frente a lo ya perdido, arrebatado, ausente y continúa. 

Ha pasado el tiempo y tras "Hazversidades", rescatada del olvido por Jaime Alejandre, nos llega con un nuevo poemario: Laberinto carnal (Colección Anaquel de poesía, Editorial Cuadernos del Laberinto. Madrid)


Elvira Daudet o también la llamada "gran dama de la poesía española"  vuelve tras años sin publicar, con su poesía íntima , dolorida, desgarradora en ocasiones para mostrarnos  el paso del tiempo, lo perdido, lo arrebatado injustamente, mostrándonos el dolor humano desde  su mirada, siempre junto a los desprotegidos, a los perdedores. Una mirada  amorosa de mujer sencilla pero valiente  frente a las injusticias, una mirada solidaria.

"...Y hay mujeres sencillas, con los ojos de agua
y la carne de harina,
que aman, trabajan, paren, se deshojan
aferradas a un sueño..."
(De poesía completa, pag 280) 

Mujeres (y más) en un laberinto que  es un espejo-río que refleja la vida y  mientras pasan sus aguas,  sueñan con la luz  y la esperanza a pesar del dolor.
Laberinto carnal es un libro comprometido, es un grito de angustia y de socorro, sobrecogedor, una llamada de atención.  La poesía, la magia de la poesía y de los sueños, a veces, nos ofrecen el bálsamo que nos  recupera y nos devuelve las ganas  de despojarnos de la sombra, y nos sirve también de bandera para gritarle a la noche, a la conciencia colectiva, la rabia sorda del dolor humano.

Carmina Casala, Elvira Daudet, Rafael Soler y la editora

La poeta Carmina Casala en relación a este último libro, Laberinto carnal,de Elvira Daudet, nos dijo en la presentación que hizo de él en el Ateneo de Madrid :"Hoy presentamos un libro que es sobrecogedor desde su mismo título: Laberinto carnal. Un grito continuado de socorro, una llamada de atención a las conciencias que alcanza su zenit en el desalentador poema “Todo es aire” con versos como estos: “El tiempo que vivimos no es fácil de entender ni se parece/al futuro soñado; es un caos que avanza a la hecatombe /con las velas al viento desplegadas." 

                                                                                                     

Y como Carmina Casala además de buena poeta es una gran  atenta e inteligente lectora de poesía, dice de la Daudet: " A veces se le escapan referencias a un Dios trascendente o incluso a un Diablo porque aunque usa la palabra abismo en algunos poemas, no me parece que está convencida del todo de su existencia, como demuestra su aspiración a la luz, que nos recuerda a Goethe, cuando dijo, ya a punto de morir: luz, más luz, hasta el punto de cegarle y de cegar a la propia Elvira. Claro que esta aspiración no es absoluta y que se mezcla con lo que llama "Oficio de cenizas", o sea, el recuerdo de los muertos que aquí cree que han dejado de existir del todo. Entre ellos hay simples sombras, o amigos diversos, o mariposoas, es decir, momias disecadas, padres, parientes, y una transferencia de lo infernal a este mundo, como si, contrariamente a lo afirmado antes, renunciara a toda esperanza transcendente."

Por el particular laberinto de Elvira han transitado personas, experiencias, lugares y respira el polo temporal del pasado por medio de sorprendentes versos que declaran sin rebozo el vínculo con el tiempo anterior. Para empezar la poeta emplaza al lector en un lugar concreto, llámese paraíso. El impresionante y derramado poema que inaugura el libro titulado: 

“PALABRAS MORTALES ” (Fragmento)

"Todo estaba ordenado, recién hecho:la luz  imprevisible cegadora,/
arrinconando sombras y tinieblas,  desvelando las formas vírgenes de la tierra, /  los astros cabalgando sobre la piel del cielo  en callada armonía / la cintura de espumas que separa los mares de la tierra, / el rocío cubriendo las praderas cual un velo de novia, /los 
peces arañando como dientes de plata el corazón del río,/ los pájaros fugaces, capricho de cristal palpitante, tembloroso. /
Todo es hermoso, pródigo e inutil, decorado vacío, y Dios se sintió  solo. / A su imagen, que el río dibujaba, creó al hombre: un amante sin dudas, / con quien gozar aquella belleza innumerable. Pero Adán pese al amor divino, / se aburría; tenía una tristeza clandestina. Y Dios vio a Eva en su melancolía." 
(De Poesía completa pag 261)

(…) nos sitúa en el momento de la creación del mundo, y es una denuncia feroz de cuantas desgarradoras consecuencias ha acarreado la ambición humana al mundo. Bastaría este poema para entender su compromiso con la vida.

Elvira y yo no vemos pero no mucho porque salimos poco. 
 A veces coincidimos en actos poéticos  como fue en la Tertulia Literaria Hispanoamericana Rafael Montesinos. (La foto de público es de Rafa Cesar Montesinos en esta Tertulia. En la segunda fila se encuentra Elvira Daudet) Fue un 22 de noviembre. Leía sus versos el poeta Rafael Soler y ambos estábamos, entre el público, escuchándole. La semana siguiente leía yo y prometió acudir Elvira. No lo hizo. Seguramente se marchó cerca del mar porque allí, me ha dicho, se desnuda de los sueños oscuros para, plena de luz, terrenal, marina e insurgente siempre, soñar, soñar… para olvidarse de su laberinto carnal, para que su fuerza expresiva se recupere
del dolor Humano.

Cuando vuelvas del mar nos veremos algún día y, entonces, en esta tierra de Madrid acogedora e inhóspita al tiempo, entraremos en tu laberinto y en mi luz, a ser posible, cogidos de la mano, soñando, como ángeles o demonios, un paraiso nuevo sin dolor y sin sombra, con mar, olivos y almendros. Todo muy mediterráneo, claro, luminoso como ese cielo de Cuenca en días claros y alegres... como la luz que buscamos, querida Daudet, en esta fugacidad eterna del poema, fugacidad en la que nunca, ni mirándote al espejo, volveras a decir:


                                       " Odio a esta vieja extraña
                                        que ha venido a afincarse
                                        en las ruinas de mis huesos."
                                                  Elvira Daudet

 Y no lo volverás a decir porque tras leer estepoema que yo te escribí no hace mucho, tendrás que convenir conmigo que eternamente joven "llevas lo intemporal contigo / porque nombras la vida / y el amor con palabras."



 Amo a esta eterna joven



Amo a esta eterna joven

por más que esté afincada

en eso que llamamos

viejas ruinas del tiempo.


Amo a esta eterna joven

que abomina de sí

porque anciana devora

la belleza de ayer

y apenas se da cuenta

que el alma sigue intacta,

tan bella como siempre,

por más que del espejo

escape la hermosura.

  
Amo a esta eterna joven

que siempre se renace

cuando vuelvo a leerla.



Te amo querida Elvira.

 aunque el tiempo nos deja

(que nos trajo y nos lleva)



Te amo joven eterna.

Porque yo sé que llevas

lo intemporal contigo

porque nombras la vida
y el amor con palabras.
              Manuel López Azorín


Nos hemos visto. Y hemos entrado en esa fugacidad del poema, rodeados de gentes, de bullicio, pero hemos entrado en ese dolorido sentir o en ese gozo personal e intransferible que nos llega  cuando la creación, la poesía, nos abraza porque sabe a quien es necesaria, porque sabe que andamos desasistidos, desamparados y nos llega con su luz a iluminarnos el silencio, la necesidad  de expresarlo con la palabra.
Y es que sabemos, sabe Elvira, que es como esa "Niña azul" de su poema de "Laberinto carnal", que la poesía nos es absolutamente necesaria:

"Niña azul" (fragmentos)

Frágil jazmín de nácar que se asoma
sobre el muro de piedra que lo guarda
sin saber que su vida está en la rama.
Alondra con el don de la alegría
que albergaba en la frente un mundo intacto
defendido con su risa sonora de campana.
Dulce y breve muchacha que se apiada
de la pena redonda de la luna
atrapada en la jaula de la noche
como ella tras las rejas de la lluvia.
(...)

A su tapia llegaba
la música lejana de una orquesta
y oía gemir la piel del violín
- ¿o era su corazón?- 
esparciendo en la tarde su nostalgia.


Como Elvira Daudet da para mucho, en breve pondré aqui otra entrada, la cuarta ya y última, sobre esta poeta llamada también "La Dama de la poesía española"
                               Manuel López Azorín