Javier
Gilabert: En los estantes
Javier Gilabert Sánchez (Granada, en 1973.) Nos cuenta su ficha bibliográfica que “está casado y es padre de dos hijos. Maestro –desde hace cuatro lustros- y avemariano –desde siempre- en activo, ejerce esta labor en la que cree fervientemente en el Ave María de la Quinta, donde disfruta trasmitiendo su amor por las palabras a unos alumnos de los que afirma aprender cada día.”
Para Javier Gilabert la poesía es una pasión que alentaron sus primeros maestros. Su primer poemario, De PoeAmario (Ed. Círculo Rojo, 2017) Los beneficios del libro, los donó íntegramente al Fondo Solidario Avemariano, ONG que trabaja por los niños más desfavorecidos de la comunidad educativa de los colegios del Ave María.
.
Forma parte de la antología Caballo del Alba (Diputación de Granada, 2018) dedicada a Federico García Lorca.
Forma parte de la antología Caballo del Alba (Diputación de Granada, 2018) dedicada a Federico García Lorca.
Colabora asiduamente
con la revista granadina de cultura “Lumbre” y con la de cultura andaluza
www.secretOlivo.com, en la que conduce la sección “Entre2vistas” junto con el
también poeta Fernando Jaén.
En los Estantes (Esdrújula Ediciones. Granada, 2019) quedó finalista del II Premio de Poesía
Esdrújula, cuyo jurado estuvo compuesto por Ángeles Mora, Antonio
Praena, Raquel Lanseros y Joaquín Pérez Azaústre.
Suelen decir los
psicólogos: “leer está repleto de beneficios para
todo el mundo.” Y se ha descubierto que este hábito: “tiene un impacto tal que
puede conseguir que la forma en la que tu cerebro opera cambie.”
Es decir que según esto Borges no andaba muy descaminado al decir que:
“Somos lo que leemos”
Todo lo que encierran los libros forma
parte de la vida y de su realidad, se
podría decir que forma parte de una realidad trastocada en realidad literaria o
poética, en una ensoñación imaginativa, en una memoria selectiva, en fin que la
“materia de los sueños” que es nuestra memoria nos muestra en los libros historias que los lectores, a través del
tiempo, vamos acumulando, guardando con nosotros por medio de los libros leídos. Es decir lo hacemos nuestro.
En los estantes de Javier Gilabert, creo que es el producto de todo lo dicho anterior
y más. Me ha parecido un hermoso,
sosegado, sereno, nostálgico y, en ocasiones, melancólico libro de metafísica realidad que parece buscar ese "no se qué que queda balbuciendo"
del que nos habló nuestro más conocido fraile (que por cierto hoy 14 de diciembre, los poetas, la poesía, debemos celebrar.)
Sus poemas contemplativos escritos desde el Amor y con Amor, dentro de una realidad que la vida y la “materia de los sueños” han trastocado en realidad poética de pensamiento y de corazón donde el poeta asume que en la estantería-vida quedará, en su momento, toda la luz y toda la sombra de lo escrito, de lo vivido.
“Y yo me iré…” que nos decía Juan Ramón Jiménez, partiendo de su realidad: “Y se quedarán los pájaros cantando”; pero no seguirá todo igual porque algunos lectores se acercarán a esa estantería leerán ese libro y, siendo de él, lo harán suyo, de los otros y ya no estará, como cantaba el poeta de Moguer: “solo, sin hogar, sin árbol / verde, sin pozo blanco, / sin cielo azul y plácido”
del que nos habló nuestro más conocido fraile (que por cierto hoy 14 de diciembre, los poetas, la poesía, debemos celebrar.)
Sus poemas contemplativos escritos desde el Amor y con Amor, dentro de una realidad que la vida y la “materia de los sueños” han trastocado en realidad poética de pensamiento y de corazón donde el poeta asume que en la estantería-vida quedará, en su momento, toda la luz y toda la sombra de lo escrito, de lo vivido.
“Y yo me iré…” que nos decía Juan Ramón Jiménez, partiendo de su realidad: “Y se quedarán los pájaros cantando”; pero no seguirá todo igual porque algunos lectores se acercarán a esa estantería leerán ese libro y, siendo de él, lo harán suyo, de los otros y ya no estará, como cantaba el poeta de Moguer: “solo, sin hogar, sin árbol / verde, sin pozo blanco, / sin cielo azul y plácido”
La realidad, como la verdad, no contienen un valor absoluto y Javier
Gilabert, asumiendo que su realidad, al igual que la de Juan
Ramón, es que un día nos despedimos del mundo, de la vida, de los
libros y de sus estantes, nos dice: “Cuando llegue el momento me posaré a su
lado”
Y con una cita de Javier Egea: Hoy solo sé que existo y amanece,
se abre al canto vital del día y comienza el primer apartado, “La
mudanza”, de este libro.
Y con una cita de Javier Egea: Hoy solo sé que existo y amanece,
se abre al canto vital del día y comienza el primer apartado, “La
mudanza”, de este libro.
La vida, la poesía, desde la
contemplación interior, desde un sueño o una idea o una creencia que nace y
parte del amor y con amor, en el más inocente y puro sentido de inocencia, se transforma y desde esa realidad del poeta
que es solidario, tolerante, fraternal, tierno generoso, humano…volcado su pensamiento en
vivir, escribir desde el Amor y con Amor, se dice: “Me escribo en un intento de saberme / Me nombro entre las líneas de unos versos”
Y construye vida, los pequeños detalles, las cosa cotidianas, las personas que ama... las almacena en las páginas “El patio”, “el bonsái”,”los juguetes” “La puerta” “la mudanza”, “La compañera de piso”… “El poeta, cansado, / sobrevive a la luna / en un mundo de sombras / que lo acechan sin tregua” (…) “No descansa el poeta / sobrevive a la luna”
Y se “sorprende de que quepa / la vida en los estantes”
Y construye vida, los pequeños detalles, las cosa cotidianas, las personas que ama... las almacena en las páginas “El patio”, “el bonsái”,”los juguetes” “La puerta” “la mudanza”, “La compañera de piso”… “El poeta, cansado, / sobrevive a la luna / en un mundo de sombras / que lo acechan sin tregua” (…) “No descansa el poeta / sobrevive a la luna”
Y se “sorprende de que quepa / la vida en los estantes”
“La estantería”, el segundo apartado del
libro se abre con una cita de Jose Ängel Valente que nos dice: De ti no quedan más que estos fragmentos
rotos y por el pensamiento y el corazón del poeta se suceden poemas al hijo
: “Fuiste mi primer verso / el más cierto de todos”, a la hija: “Ella juega en
la arena / vestida solo con una sonrisa” a la cuna donde duermen mientras la vigilia
paternal ama y teme, ríe y llora al tiempo.
Y todo es un canto de amor y vida, las cosas pequeñas, cotidianas, a veces fáciles y a veces complejas que la conforman, el canto a la madre, al Amor.
Sí, un canto de vida abrazado a la melancolía y a la esperanza, desde el mirador del tiempo sucedido.
Y todo es un canto de amor y vida, las cosas pequeñas, cotidianas, a veces fáciles y a veces complejas que la conforman, el canto a la madre, al Amor.
Sí, un canto de vida abrazado a la melancolía y a la esperanza, desde el mirador del tiempo sucedido.
Antonio
Praena nos dice en el prólogo: Desde esos ojos inocentes, con Gilabert vamos a asistir a la visión de
los libros como pájaros dormidos sobre un árbol seco. Afirma el poeta que un
día se posará con ellos. Esta visión anticipada de la muerte hace, sin embargo,
que sea la vida quien salga triunfante.
El tercer y último apartado: “Los libros” se inicia
con una cita de Claudio Rodríguez : Si tú
la luz te la has llevado toda, / cómo
voy a esperar nada del alba.
En su poema final nos dice Gilabert: “La vida me regala en un
latido / la paz que en una vida me ha quitado /”
Claudio
Rodríguez
dice en el primer poema del libro” Don de la ebriedad” : Siempre la claridad viene del cielo / es un don
Gilabert toma los versos de este
poema como cita para este apartado final, que es el don de vivir y de escribir, a la búsqueda de esa luz, de esa claridad que, llegue desde donde llegue, alumbra y, a veces, se queda en los estantes.
Javier contempla los estantes, los libros y siente que hay vida en ellos y que esa vida
se ha ido quedando dentro, en las páginas de los libros y escribe: “La
vida me regala en un latido / la paz que
en una vida me ha quitado.///
Comprendo en ese instante en qué consiste / ser uno y no ser nada al mismo tiempo.”
Comprendo en ese instante en qué consiste / ser uno y no ser nada al mismo tiempo.”
La vida nos ofrece estas
contradicciones, especialmente cuando nos enfrentamos introspectivamente, en la reflexión, la meditación, al fin de una etapa o con
la muerte y la luz, la claridad, se torna sombra, melancolía, duda, misterio: Si tú la luz te la has llevado toda /cómo voy a esperar nada del alba Y ante esa reflexión no queda otra que resistir, amurallar la inocencia con pensamiento solidario y seguir ofreciéndose y esperar la claridad y con ella elevar el vuelo, con la poesía, por si se consigue darle "a la caza alcance"
En el poema Claudio nos decía que la claridad siempre viene del cielo, que es un don, que no se encuentra entre las cosas, que está muy por encima.
Y le llega al
poeta, como un misterio, como un milagro inexplicable, la claridad, la luz, Siempre el misterio de la poesía, del yo interior, siempre
a la búsqueda de la luz en la vida, en las acciones, en las palabras, en los
libros.
Termino con unas palabras, de Antonio
Praena escritas en el
prólogo: Si los estantes son árboles, los libros son pájaros, y,
aunque el libro de nuestra vida esté llamado a posarse, como si de
un nicho se tratara, en estos estantes, lo que en realidad
permanecerá es el hecho de que somos libro y volamos como
vuelan los pájaros.
prólogo: Si los estantes son árboles, los libros son pájaros, y,
aunque el libro de nuestra vida esté llamado a posarse, como si de
un nicho se tratara, en estos estantes, lo que en realidad
permanecerá es el hecho de que somos libro y volamos como
vuelan los pájaros.
La esencia de las cosas pequeñas en un
libro, plenamente desnudo, con vocación de alas para, tal vez mañana, echar a volar, como dice el poeta Praena, como vuelan los pájaros.
Manuel López Azorín
No hay comentarios:
Publicar un comentario