Pedro
Gomila Martorell: Alexis en la ciudad
sitiada
Pedro
Juan Gomila Martorell (Palma,
1967), ha publicado Alexis en la ciudad sitiada (Editorial
La Lucerna, poesía, Palma 2019),
un libro que tras la tetralogía Eidolon. Compuesta por Arcadia desolada, En la tierra de Nod, La pasión según Dioniso y Hogueras de la carne (los cuatro libros publicados en esta misma colección.).
un libro que tras la tetralogía Eidolon. Compuesta por Arcadia desolada, En la tierra de Nod, La pasión según Dioniso y Hogueras de la carne (los cuatro libros publicados en esta misma colección.).
Un libro en el que Gomila Martorell
sigue el camino que iniciara en la
tetralogía.(ahora, además de la misma temática, la homosexualidad,
incorporando otras igualmente de contenido social como el racismo, la emigración y el afán de poder en una sociedad en una sociedad en la que prima más el mercantilismo que el humanismo)
Si en los cuatro libros anteriores nos hablaba de un cuerpo herido, en Alexis y la ciudad sitiada viene a hablarnos simbólicamente de los enemigos de un cuerpo social herido igualmente, al tiempo que marginado e incluso despreciado y explotado por parte de una sociedad que, indiferente, o no acepta o mira hacia otro lado.
.
incorporando otras igualmente de contenido social como el racismo, la emigración y el afán de poder en una sociedad en una sociedad en la que prima más el mercantilismo que el humanismo)
Si en los cuatro libros anteriores nos hablaba de un cuerpo herido, en Alexis y la ciudad sitiada viene a hablarnos simbólicamente de los enemigos de un cuerpo social herido igualmente, al tiempo que marginado e incluso despreciado y explotado por parte de una sociedad que, indiferente, o no acepta o mira hacia otro lado.
.
Gomila Martorell es un poeta que para escribir, confiesa
que, “ni espera ser visitado por las musas ni hallarse en un particular y
placentero estado de gracia; su escritura surge del sentir y del pensar,
acontecimientos que suceden ininterrumpidamente y que a veces se desbordan por
su intensidad, su exaltación, su dolor o incluso su onirismo.”
En cuanto a la
temática, en la que Pedro Juan adopta el realismo de
Eurípides, me retrotraigo a Eidolón I: Arcadia
desolada donde ya dije que era un poemario a manera de diario que nace de la experiencia personal del poeta, y es confesional y valiente
dada su temática homosexual. Así
pues podrá decirse que su
poesía nace desde la más íntima necesidad y con ella, el autor toma
conciencia de su condición, purga su sentimiento, educacional, de culpa, se
restituye consigo mismo y se enfrenta a los prejuicios sociales imperantes
antes de la legislación, de la legalidad en España.
De la segunda entrega
de Eidolón II: En la tierra de Nod dije también
que Gomila Martorell, se siente como Caín por defender la opción de
ser él, por negarse a sí mismo para ser lo que
los otros le imponen. Lucha frente a ese destierro impuesto por que no quiere
ser “fugitivo” en esta sociedad, y la Ley
española le ampara. En la tierra de Nod
era, en definitiva, el poemario pleno de coherencia, de un
poeta, un hombre, que lo que nos cuenta forma parte de
su experiencia vital y en ella su gran conocimiento de la literatura
de ayer y de hoy y con ella se sirve para mostrarnos referencias de
pensamiento y de religión desde su lucha entre el yo que es y el que
los condicionantes han pretendido que sea.
En la tercera
entrega Eidolón III: La pasión según Dioniso,
quise destacar, al igual que lo hice en las anteriores el magnífico prólogo (en
esta ocasión de mi paisano el poeta y filólogo Alberto Chessa),
del que cito: “No era yo sino un espectro / un extraño simulacro”, leemos en
estas páginas como una ratificación del epígrafe global de la serie (pues eso
–es- pectro, fantasma, aparición y no otra cosa es eidolón en
griego). “El héroe de toda esta – podríamos llamar – epopeya del
desgarro que a ningún lector puede (¡ni debe!) dejar indiferente, es un
adolescente embarcado en una agónica búsqueda de la propia identidad;(…)
El muchacho se mueve allí con una calculada impiedad, una inmisericordia hacia
aquellos que (con la broza de mis odios) desconsidera como sus
semejantes, algo que –acaso irremisiblemente – lo termina abocando a
celebrar el cuerpo desde algo parecido a una mística perversa, elevada a la vez
que sojuzgada, herida, contrita: se intuye que no hay más valle para los
despojos que el de un originalísimo – al punto que sadiano – valle de Josafat.”
Y para concluir esta reseña en la que he tratado de resumir la
tetralogía Eidolon de Pedro Juan Gomila
Martorell, citaba a Ramón Bascuñana, prologuista de Hogueras
de la carne que tan acertadamente nos dice: “La poesía de Gomila
se construye sobre una herida abierta que supura y no acaba de cicatrizar
nunca, sobre un yo disociado e inestable, sobre una identidad contradictoria en
perpetua lucha consigo misma y con la hipocresía social enraizada en el
patriarcado que la constriñe y la ahoga para intentar
aniquilarla."
De ahí que una ley progresista y tolerante con la diversidad no parezca estar del todo implantada en ese patriarcado y, a veces, ni siquiera en la persona que convive con ese "yo disociado e inestable, sobre una identidad contradictoria"
De ahí que una ley progresista y tolerante con la diversidad no parezca estar del todo implantada en ese patriarcado y, a veces, ni siquiera en la persona que convive con ese "yo disociado e inestable, sobre una identidad contradictoria"
Todo el libro es una sucesión de hermosos dodecasílabos, plenos de
cadencia, de ritmo, de musicalidad y decir que en él, Gomila
Martorell renace de su “Casa de tinieblas”, libre de sí y de los
otros… sabiéndose ceniza”
Y sabiéndose ceniza
vive, siente, escribe. Este es el poema:
Ahora crecen tantas
ramas que son manos,/ palpitando ciegamente en su neblina / como estrellas cuyo
sexo no es angélico. / Hoy que
irrumpe como rosa esta amapola / que dormía bajo el mármol de la carne, / despiojado
de las fieras ambiciones, /expurgado de espejismos, reconoce /que el
remanso de su centro es todo orilla, / donde escucha cual fontana en las
entrañas / la rotunda voz que le silencia,/ la que canta bajo el
silbo de los vientos: / mas, desnudo, sale erguido, masticando / las
semillas de violetas descarnadas, / sucio e impuro como solo puede
estarlo /quien renace de su Casa de tinieblas./
Y Pedro Gomila Martorell ahora aparece con el héroe de los mitos, con
el nombre de Alexis en la ciudad sitiada,
(Editorial La Lucerna, 2019), una ciudad que quiere ser símbolo de todas, Así nos dice: “regresa y nos advierte contra
los enemigos del cuerpo, los que lo mutilan, alienan, explotan y destruyen. En
esta obra, el sujeto poético es el
centro desde el cual emana, a partir de su propia experiencia, una ética y una
política que abren la posibilidad de una nueva polis, ya que aquello que
principia como promesa surge precisamente de lo opuesto a lo que, por desgracia,
todavía es fundación y asesinato”
En definitiva es, como me dice en la dedicatoria Pedro: “El regreso
del héroe a la ciudad que lo había desterrado a la tierra de Nod, ahora con el
nombre de Alexis, dispuesto el arco y, en el carcaj, las flechas doradas de la
compasión”
Alexis, "El Protector", el que defiende
al hombre, por lo que la protección es un atributo clave,
es un nombre que forma parte de la cultura homosexual, una de las temáticas de esta obra por la homofobia que, lamentablemente, continua presente en la actualidad, pero también nos habla de problemáticas como el afán de poder (que el metaforiza en una ramera) en este mundo mercantilista y de consumo , del grave problema de los refugiados y de la ola de racismo que emerge en Europa. Os dejo aquí el poema que abre el segundo apartado del libro, titulado "Desiertos de la paz en llamas"
Y rasgando los sudarios del presente
pude ver a una ramera con mil rostros
y una turba la seguía en su ceguera
y ella obraba por doquiera maravillas
a la vista de los hombres poco diestros
en ardides embaucaba con sus trucos
a los débiles y enfermos camposantos
germinaban con su aliento los helechos
trepadores que al crecer paralizaban
a los muchos suplicantes maniatados
con terribles ligaduras invisibles
mas pendían del sarmiento los racimos
de los sueños que tentaban con promesas
las cien bocas del sediento pero en torno
de sus cuellos los mil tallos se enroscaban
de las hiedras que mataban con sus lenguas
venenosas prosperaban a su sombra
los soberbios mercaderes cuyas torres
de avaricia conquistaban ya los cielos
ellos secan las corrientes de las fuentes
de los ríos ellos son los que desnudan
la gimiente tierra inerme sólo gozan
con la gesta de rapiñas bajo el yugo
precipitan desde cumbres escarpadas
los humanos privilegios cual estrellas
que fugaces se apagaran con la sangre
de los niños y los pobres de este mundo
pude ver a una ramera con mil rostros
y una turba la seguía en su ceguera
y ella obraba por doquiera maravillas
a la vista de los hombres poco diestros
en ardides embaucaba con sus trucos
a los débiles y enfermos camposantos
germinaban con su aliento los helechos
trepadores que al crecer paralizaban
a los muchos suplicantes maniatados
con terribles ligaduras invisibles
mas pendían del sarmiento los racimos
de los sueños que tentaban con promesas
las cien bocas del sediento pero en torno
de sus cuellos los mil tallos se enroscaban
de las hiedras que mataban con sus lenguas
venenosas prosperaban a su sombra
los soberbios mercaderes cuyas torres
de avaricia conquistaban ya los cielos
ellos secan las corrientes de las fuentes
de los ríos ellos son los que desnudan
la gimiente tierra inerme sólo gozan
con la gesta de rapiñas bajo el yugo
precipitan desde cumbres escarpadas
los humanos privilegios cual estrellas
que fugaces se apagaran con la sangre
de los niños y los pobres de este mundo
En Alexis y la ciudad sitiada nos da cuenta el autor de una ciudad (que podría ser cualquier ciudad) especialmente
en cuanto al racismo y la emigración se refiere, pues unos 18 países europeos ya han legalizado la
homosexualidad como en España), nos habla del racismo, de
la problemática de la emigración y de la homofobia. Es también un libro político en tanto trata la
problemática desde este punto de vista y
nada partidista porque (aunque yo
personalmente no suelo escribir poesía de temática política,) creo que la poesía debe de dar testimonio de cualquier
temática aunque el poeta de Moguer nos dijera que la poesía no debería meterse en política.
La poesía, sea la temática que sea, debe de crearse con ritmo, cadencia,
musicalidad ya sea formalmente clásica, sea verso blanco o este escrita con
libertad de metro y Gomila Martorell, como buen conocedor de las
formas nos ofrece una poesía plena de cadencia, de ritmo y de musicalidad en
unas temáticas de testimonio social y reflexivas (en la tetralogía aludida más
arriba su testimonio era confesional, ahora además su critica social se amplia)
Un volumen extenso
(360 páginas) y complejo para su lectura ya que los lectores parecen ir,
cada vez van más, a la sinopsis e
incluso me atrevo a decir que muchos al titular, sin entrar en más y para leer
con atención a Gomila Martorell hay que meterse de lleno y, con humildad, aprehender de un escritor
que posee una vasta cultura que muchos desconocemos en gran parte. Su lectura hay que hacerla con verdadera
concentración y necesita una reflexión
profunda.
Alexis
y la ciudad sitiada está construida con siete
apartados:
I .-Los
cálices amargos
Le propuse al corazón no corromperse / con las
migas del banquete del tirano, / ni tampoco con las heces de su vino, /pero el
tiempo nos revela quienes moran / en las sombras o en la luz (p. 15)
Y el poeta nos habla con ira e impotencia, de Grecia, Esparta y de Roma, de África, y Europa, de una Europa con estrellas sin brillo y laberintos de sombras:
Nadie vence contra un dédalo de sombras, /
arrasados de tristeza, dunas, sueños / que las zarzas alancearon. ( p.103)
II.-Desiertos
de la paz en llamas
y aceptaron los eclipses los ultrajes / y sus
hijos y los hijos de sus hijos / reducidos a la infame servidumbre.(p.133)
nuestra patria nos convierte en marionetas/
pero nunca copulamos por las noches / con la sierpe de los hondos cenagales (p.135)
El ritmo de estos dodecasílabos frente a la denuncia y el dolor de un ayer y de un mañana de fajana, de oscuridad infame.
El ritmo de estos dodecasílabos frente a la denuncia y el dolor de un ayer y de un mañana de fajana, de oscuridad infame.
III.-Los
demiurgos salvajes
Movimiento de las greyes sin que un astro /
determine la ocasión del infortunio, / pleamares de las gentes
desahuciadas / sin que ordenen los influjos de la luna / el repliegue de las
costas donde antaño / los ancestros colocaron esa piedra/ que era sangre
coagulada y desafío.(p.169)
La búsqueda de la concordia, de la solidaridad en esos pleamares de gentes deshuciadas mientras la indiferencia mira a otro lado.
La búsqueda de la concordia, de la solidaridad en esos pleamares de gentes deshuciadas mientras la indiferencia mira a otro lado.
IV.-Exégesis
de sombra
Pero ¿Quién se arranca el ojo que te ofende? /Acosado
por los Hombres- Sanguijuela / las fronteras de tu piel, o de tu sexo,/
delimitan los espacios verdaderos / donde puedes reposar tu frente herida. (p.213) El poeta medita, reflexiona, indaga, sobre lo que conoce bien, lo que le hiere el cuerpo y la mente.
V.-Zelim o
la música silenciada
Todavía puedo oír cómo se cierran / las fronteras
de aquel mundo./ Policías / acechando
tras mi nombre. El roce áspero / de una soga con temor de conjeturas (p. 320) Con “Zelin o la música
silenciada”, el sujeto poéticos, se revela contra la
injusticia del hombre, cuando el cantante Zelin
Bakáyev, resulta ser víctima, por ser gay, en la República de
Chechenia
VI.-La
palabra que arde en la noche
Buenos días: la
tristeza en los bazares, / crudas noches de futuros enlatados / de los pocos de
entre el resto de la escoria. / ¿Y aún preguntas la razón de los insomnios? (p.335) Aquí la tristeza se hace palabra, la escoria fuego y el insomnio sueña la luz que arda, que ilumine la palabra que salva.
El VII y último apartado, con un solo poema, es una propuesta de himno para Europa, poema donde Gomila propone
para mejor convivir la solidaridad , la paz, la amistad y la justicia.
Mas no habrá
una paz verdadera, / falta de hermosa libertad, / ni para nosotros libertad si
no hay justicia.(p.354)
Y todo el libro con predominio del ritmo del dodecasílabo alternando con medidas más de verso tradicional o menor. Un libro, en fin, extraordinario con poesía culta que a mi a veces me ha recordado a Walt Whitman.
Gomila Martorell es una voz poética que quizá no este destinada a esos que Blas de Otero llamaba "La inmensa mayoria" (¿qué libro lo esta?), más que nada porque para leer a Gomila hay que tratar de subir peldaños. Al menos es de desear que la otra, "La inmensa minoria" de Juan Ramón se acerque y lo lea y reflexione porque,
sin duda ninguna, Pedro Juan Gomila Martorell es una voz personal, una voz valiente y una voz comprometida y necesaria. Una voz con un sueño que es el sueño que soñamos la mayoría de los mortales: convivencia con respeto y tolerancia siempre. Lean este sueño. Aunque lo lean con lentitud como lo he hecho yo; pero seguro estoy que si lo comienzan se alegrarán de leerlo, porque si Pedro Gomila Martorell sueña con un mundo de concordia, de igualdad, de paz y de justicia, un mundo en el que podamos convivir en nuestra diversidad, un mundo, en fin, pleno de armonía para todos y cada uno de las personas que lo habitamos, nosotros, muchos de nosotros podemos soñar lo mismo.
Y todo el libro con predominio del ritmo del dodecasílabo alternando con medidas más de verso tradicional o menor. Un libro, en fin, extraordinario con poesía culta que a mi a veces me ha recordado a Walt Whitman.
Gomila Martorell es una voz poética que quizá no este destinada a esos que Blas de Otero llamaba "La inmensa mayoria" (¿qué libro lo esta?), más que nada porque para leer a Gomila hay que tratar de subir peldaños. Al menos es de desear que la otra, "La inmensa minoria" de Juan Ramón se acerque y lo lea y reflexione porque,
sin duda ninguna, Pedro Juan Gomila Martorell es una voz personal, una voz valiente y una voz comprometida y necesaria. Una voz con un sueño que es el sueño que soñamos la mayoría de los mortales: convivencia con respeto y tolerancia siempre. Lean este sueño. Aunque lo lean con lentitud como lo he hecho yo; pero seguro estoy que si lo comienzan se alegrarán de leerlo, porque si Pedro Gomila Martorell sueña con un mundo de concordia, de igualdad, de paz y de justicia, un mundo en el que podamos convivir en nuestra diversidad, un mundo, en fin, pleno de armonía para todos y cada uno de las personas que lo habitamos, nosotros, muchos de nosotros podemos soñar lo mismo.
Manuel López
Azorín
2 comentarios:
Maravillosos comentarios muchas gracias Guadalupe
Hola, compañer@ de blog.
Me gusta tu página, por lo que la enlazo a mi blog.
Si lo deseas haz lo mismo con el mío, así ambos recibiremos más visitas de nuestros mutuos lectores.
Un cordial saludo.
Maite Sánchez Romero
https://www.arteypoe.maitevolarela.com/
Publicar un comentario