miércoles, 28 de octubre de 2020

Rafael Soler: Reedición en Ecuador de "Las cartas que debía"

Mañana jueves 29 de octubre la Editorial El Ángel Custodio ha organizado esta presentación Virtual que será a las 4 de la tarde (hora de Chile y 11 de la noche hora de España) La presentación correrá a cargo de la académica española Remedios Sanchez y el poeta argentino Leopoldo Castilla. Naturalmente con la intervención de Rafael Soler y el editor, supongo, Xavier Oquendo Troncoso.
Rafael Soler: Reedición en Ecuador de Las cartas que debía Caupolicán soler y Las cartas que debía.
Rafael Soler (Valencia 1947) un poeta que es al tiempo ingeniero y sociólogo (profesor en la Universidad Politécnica de Madrid), acaba de reeditar con la editorial ecuatoriana El ángel editor, dirigida por Xavier Oquendo Troncoso,el libro que publicara en España en 2011 Las cartas que debía (El ángel Editor, Quito, Ecuador, 2020) Editorial que tiene como objetivos “expandir los horizontes de autores de diferentes generaciones y de países y quieren llevar la literatura nacional y universal a la mayor cantidad posible de público y visibilizar a la poesía como parte de su identidad y su historia”. Magníficos horizontes. La poesía de Rafael Soler, dentro de su mordaz ironía y su deslenguada manera de expresarse, sus juegos de palabras, su surrealismo expresionista, que es la visión interior, la expresión, frente a la realidad para mostrar de manera subjetiva, dando primacía a la expresión de los sentimientos, un lenguaje de ahora mismo y un fondo de existencialismo y también acaso algo de tono moral.
Esta misma editorial ya en 2018 publicó una antología de poemas de Rafael Soler seleccionados muy acertadamente por Lucía Comba: Leer después de quemar (El Ángel, Editor. Quito, Ecuador, 2018) No era, ni es, una antología que siga un orden cronológico ni es su título solo un juego de palabras sino que es un viaje interior que vivifica el fuego hecho ceniza para formar, no desde la nostalgia sino desde un presente vivo, una petición que clama amor a su amor y a la otredad. Porque, ya lo dijo Soler, y yo lo vengo diciendo hace tiempo, se escribe para que nos quieran. Esta foto en el Café Comercial, pertenece a la presentación de la antología de poemas Leer después de quemar En ella Lucía Comba y Rafael Soler. El autor de la foto, creo recordar que fue Pepe Machado.
En Las cartas que debía se nos dualiza o desdobla como remitente y destinatario, con unos poemas donde juega a ser uno y diverso, es decir él y nosotros al tiempo. Poemas dirigidos a personajes aparentemente ficticios para contar y cantar, desde su yo al nosotros, su realidad y sus sueños. Ya lo dijo Soler: Vivir es decidir / y todo error es tu grandeza // pues solo cuando llegas / das por cumplido lo vivido.
Un libro luminoso en su ética y su estética. En su edición y su contenido. Es un repaso de la vida, con lo bueno y lo malo de ella, donde este poeta nos muestra toda su capacidad creativa llena de sugerencias, guiños, realidades… camufladas de surrealismo (meditado, eso sí, nada de surrealismo mecánico) o expresionistas, unidos a otros versos cotidianos llenos de sorpresas especialmente a final del poema. Con versos carentes de signos de puntuación, polimétricos, algunos de corte formal (eneasílabos: un beso al corazón robado, decasílabos: sentado en el borde de los mapas, endecasílabos: a los años perdidos de tu vida, alejandrinos: Cruzarás el umbral apartarás las sombras, etc. y otros con más libertad, pero siempre rítmicos.
Esta foto y la siguiente de Rafael Soler en 2011, presentando en la Asociación de la Prensa la primera edicón de Las cartas que debía las hizo Rafael Cesar Montesinos En los años ochenta tuvo una profusa producción literaria. Publicó un libro de poesí: Los sitios interiores, quedando finalista del premio Adonais. Igualmente publicó varias novelas y libros de relatos que le convirtieron en un autor galardonado con los premios Ámbito Literario y Cáceres de novela, obtuvo también el accésit de los premios Emilio Hurtado y Ateneo de la Laguna para libros de relatos, y el accésit del Premio Nacional Juan Ramón Jiménez de poesía en 1981 Rafael Soler volvió, deshabitado o no, porque sabe que donde quiera que sea ya has llegado de aquel viaje que emprendió a través de Los sitios interiores en 1980. Continuó con Maneras de volver ,que supuso un regreso, tras el largo silencio de años, y su poética continuó con todo un despliegue de imaginación, de soltura, de buen ritmo y nos demostró ser un poeta que juega con la ironía desdramatizando la dureza de la vida en sus poemas y que es un poeta versátil. Luego llegaron más poemas en forma de libro como Ácido almíbar, un libro intenso y brillante que nos mostraba una personalísima voz sutil, desconcertante, irónica… Sus poemas nos ofrecen asombro y nos muestra en ellos su visión de la vida, su gozo y su crudeza. O libros como No eres nadie hasta que te disparan, (Madrid,2016) Libro donde nos habla de las Pérdidas, los fracasos, Rafael Soler los oculta con sus transformaciones o cambios ofreciéndonos trampantojos, como películas, ahora de cine negro, para sugerirnos sin mostrar, la verdadera cara del espejo. Otros libros más, otras antologías como La vida en un puño (2016) han ido cubriendo los anaqueles de su biblioteca todavía con huecos por llenar en sucesivas entregas.
Y, en esta carrera sin meta definida, con las cartas que nos dice que debía, o se debía a sí mismo, coloca otro libro, otra cinta de llegada, que viene acompañado de un prólogo de Ramón Hernández , novelista poeta y dramaturgo que fue fundador y Director de la revista “República de las Letras”, de la (A.C.E.: Asociación Colegial de Escritores de España) y Profesor visitante en diferentes universidades de Europa, que nos dice: “los textos de este poemario, concebidos y desarrollados desde su íntimo ensimismamiento, no explican su razón de ser ni responden a interrogantes, porque su esencia habita en un revivir priv ado, descrito en clave, utilizando un lenguaje sobrio, medido, exacto, pleno de reivindicaciones tan secretas que, muy probablemente, nacen y mueren en el alter ego del poeta, que vive en él, como exclusivo confidente de sí mismo.” Y hacia el final del prólogo Ramón Hernández establece una analogía con Soler y el héroe mapuche, Caupolicán, y nos dice: “Rafael Soler sigue recogiendo el continuo renacer de su rico, ancho y frondoso bosque poético, paradigma de aquel célebre héroe de La Araucana, de Ercilla, el mítico Caupolicán, al que también cantó el genio de Rubén Darío en su libro Azul con estrofas como ésta: Anduvo,anduvo, anduvo, le vio la luz del día, le vio la tarde pálida, le vio la noche fría, y siempre el tronco de árbol a hombros del titán. Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo: Basta, e irguiese la alta frente del gran Caupolicán.”
Caupolucán Soler, en su conciencia moral, tiene bien claro que hay, siempre, que hacer lo correcto, Hacer lo que debas. Y por eso hay que brindar, brindar por eso y porque la vida tenga múltiples direcciones y, sobretodo, brindar porque desde ella podemos elegir o cambiar de dirección por la vida y por la página. Esa es nuestra porción de libertad y el poeta lo sabe bien y lo canta bien. Rafael Soler manda poemas-cartas primero, a sí mismo (puesto que el libro es una autentica reflexión sobre la vida y la muerte, que anda por él), segundo a un destinatario más o menos ficticio (excepción de Lucía, que yo sepa) que es el tú a quien se dirige para cantarnos con soltura, buen ritmo, con ironía lo que ve , lo que siente, lo que vive y que puedes vivir tú, lector, en mayor o menor medida y tercero, nosotros, vosotros, como podéis ser perfectamente el destinatario de su reflexivos poemas, Eso sí, él aparenta disfrazarse aunque su intención sea esa otra de reinventarse o desdoblarse en sus poemas a través de los lectores. Esta foto y la siguiente son de la Editorial El Ángel Editor
Por eso estas cartas de Rafael Soler, cartas serenas, de oscuro y críptico sarcasmo, amorosas, tremendas por su silencioso grito mudo, cartas plenas de autenticidad, llenas de versos auténticos, intensos y emocionantes donde la particular cosmovisión del hombre se alía con el poeta que es y nos escribe de todo aquello que no le gusta y que le gusta, de la vida y de la muerte, del amor, de lo que se gana y de lo que se pierde, de la poesía y de lo absurdo, a veces, de un mundo humano e imperfecto. Con juegos de lenguaje imaginativo y sorpresas verbales nos acerca su manera de ver, sentir, vivir… y se escribe y nos escribe.(Porque ya lo ha dicho Soler, “se escribe para que nos quieran” y si se paga lo que se debe, lo que Rafael sentía que debía, más. 

                                     Manuel López Azorín

1 comentario:

fcaro dijo...

Rafael Soler, bien lo conocemos, es un grande cd nuestras letras y alguien que entiende y extiende la palabra amigo. Mil gracias por traerle al prestigio de tu blog, Manuel. Esta reedicción es un reconocimiento. America va sabiendo mucho y bien de nuestro poeta.