En Madrid, como periodista y como escritor, ha realizado su obra y cientos de biografía para comer ya que la escritura no da para hacerse rico, quien quiera hacerse rico, nos dice, que no se dedique a escribir. Valentín ha demostrado su talento tanto en lo periodístico con miles de buenos artículos, como siendo escritor con un estilo tan singular, tan únicamente suyo que resulta muy difícil que tenga imitadores, él es único y su narrativa también. Pocos pueden decir que han vivido de escribir, él sí, excepto durante dos años que se dedicó a ejercer la enseñanza. Ha escrito además cerca de 30 libros y ha escrito relatos, ensayos: El periodismo de Azorín durante la Segunda República, y Veinte poetas palestinos y como narrador, entre otros muchos, de un libro crónicas que publicó en 2017 y que es, al menos para mí, un ejercicio admirable de buen saber y buen hacer: Vermut y leche de teta. (Ahora podemos aprender y admirar su saber hacer en el diario digital Salamanca al día donde cada jueves nos ofrece su magistral lección con cada crónica)
Tras la intervención de Valentín me tocó leer un poema dedicado a nuestro común amigo Francisco Caro, ausente pero presente como tantos que no pudieron venir, entre esos muchos: Félix Maraña, Miguel Ángel Yusta, Rafael Soler, Rodolfo Serrano, Ana Montojo y tantos más. Y tras de mí leyó Ana Galán un poema dedicado a ella “Maritima Ana” Es el mar el que se va si tú te vas, comenzó Ana emocionada leyendo el primer verso. Acabó Ana Galan siempre tan amable, discreta, siempre en su lugar y le llegó el turno a Luis Remacha que como ha dicho Valentín “ Leyó con mimo el poema que me ha dedicado en este libro” (ambos, sentados y con la preceptiva mascarilla, leímos nuestros encargos) y tras Luis Remacha intervino Moncho Otero que a decir de Valentín, vino con su intimismo a cantarle un poema.
Valentín además, es poeta, sus poemarios: Santa Inés para volver (Versos de la memoria), Para olvidar los olvidos, Poemario inútil, Los desvanes favoritos, Memoria del hermano amor, Estoy robando aire al viento, Suicidios para Andrea y Mixtura de Andrea, Paliques y palomas y ahora este El gen inviolable. Libro de intenso amor a la vida y, dice Valentín que de despedida porque no piensa, después de éste, escribir más libros de poemas.
Y yo digo: Valentín, tú que te has escrito a ti mismo para escribir a todos, que nos ofreces un hermoso libro que es al tiempo personal y colectivo. Un libro que abraza el tiempo sucedido en el que tu pueblo anda presente, como los ausentes, en el ayer y el ahora, que has hecho un ejercicio de destreza con el lenguaje y con las emociones , todo ello acompañado de versos con libertad y con ritmo, que con el lenguaje eres capaz de defender el lenguaje rural a la vez que defiendes los pueblos vaciados ( hoy que, mientras escribo, es el centenario de Delibes) y al tiempo, con un lenguaje urbano que se acerca a los jóvenes y a la tecnología con palabras como "spam" y todo ello con múltiples segundas lecturas, meditadas, sopesadas, sugeridas, para agrandar, si cabe, la grandeza del libro…¿dices que te despides de la poesía con "El gen inviolable"?, lo cree así y lo dice así, pero la poesía llega y se va cuando ella quiere, de manera que si la poesía lo quiere, volverá en cualquier momento y no tendrás más remedio que escribirla de nuevo. Es tu destino hermano.
La presentación nos ofreció una tarde- noche mágica con un libro que se hizo pentagrama con música y se hizo voz con Valentín (y los que leímos acompañándole) para darla, como dijo Claudio Rodríguez, al aire para que la voz fuera “de todos y la sepan todos como una mañana y una tarde."
Y hoy, continúo con estas palabra para mi “hermano” Valentín porque me llega desde Italia, de mi admirada y querida Marcela Filippi, escritora y traductora, defensora de la palabra en castellano por sus raíces maternas, y defensora de sus creadores en esta lengua, me llega un poema de Valentín Martín traducido al italiano por Marcela que me ha llenado de alegría, el poema se titula “Patmos” y quiero dejaros aquí ambos el original y la traducción al italiano que es preciosa, rítmica,y precisa. Grazie, cara Marcela, mio "fratello" è felice per la tua traduzione e lo sono anch'io. Loro ti amano (Gracias, querida Marcela mi "hermano" está feliz por tu traducción y yo también. Se te quiere)
PATMOS
de/di Valentin Martin
(trad. Marcela Filippi)
Y al regresar las lunas /
de su largo viaje /
abrazarán las noches /
con el beso oculto /
de la dulce muerte.//
No sabrás nunca /
que la traición hiberna /
en los labios del ansia /
de todas las mentiras.//
Heredarás el tajo /
de guadañas antiguas/
y en tus manos está /
su posibilidad de pluma /
donde nacer un libro /
que nos redima a todos /
más allá del miedo /
donde pace el pasado /
con todas sus vidas.
Foto: Marcela Fillipi (tomada de su perfil en Facebook)
PATMOS
E quando torneranno le lune /
dal loro lungo viaggio /
abbracceranno le notti /
con il bacio occulto /
della dolce morte.//
Non saprai mai /
che il tradimento iberna /
sulle labbra dell’ansia /
di tutte le bugie.//
Erediterai il taglio /
di antiche falci /
e nelle tue mani c’è /
la sua possibilità di penna /
dove far nascere un libro /
che ci redima tutti /
al di là della paura /
dove il passato pascoli/
con tutte le sue vite.
(de “El gen inviolable” Ed. Lastura, 2019. Colección Alcalima de Poesía N.154)
Escribe J. M. Barbot, autor (que acompaño a Valentin esa tarde) del prólogo de su gen que Valentín “sigue siendo Santa Inés, esté donde esté.” Y nos dice Barbot que ha escrito un prólogo magnífico que: “La muerte sobrevuela este poemario, pero es la vida la que siempre se reivindica, la vida celebrada en ese paisaje humano que es la larga elegía que cierra el libro, ese homenaje del poeta a los suyos, que acaban siendo los nuestros tras contarnos su piedra pánica y su viento que siempre tiene que estar huyendo.” Y entonces hay que acercarse al poema que cierra este espléndido libro en el que rinde homenaje a todos los amigos, y especialmente a los ausentes, a los “que están en alguna parte y nos esperan” para concluir el poema preguntando: ¿Alguien sabe el camino?
Foto:Ana Galan, Teresa Delgado Y J.M. Barbot
El gen inviolable es, Indudablemente, el suyo, el de Valentín Martín el que, en este libro, se escribe así mismo, pero como simulando no estar más que como narrador porque el sí mismo pretende esconderse tras el telón para dejar a todos en el escenario, para escribir a todos. Y en todo el libro, como bien dice Francisco Caro: “la lujuria de vivir sobre los trigos carnales, sobre lo difuso de la actualidad, pistolero que eres contra las injusticias.”
Todas las fotos que muestro menos la de Marcela Filippi son de Federico Romero Galan, Isabel Miguel, de Carmen Lafuente y de María Guivernau, gracias.
Gracias por este libro, Valentín , gracias por escribir tan estupendamente bien, por rehumanizar, de nuevo la poesía en estos tiempos de prisas, redes, titulares y egos, gracias, en fin, por ser como eres.
Libro, en fin, más que recomendable.
Manuel López Azorín
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