viernes, 8 de enero de 2021

Santos Dominguez Ramos: "Regulación del sueño"

 


Santos Dominguez Ramos: Regulación del sueño. 

                                                                                  


El XXIII Premio de Poesía “Flor de Jara”, entre un total de 1.263 trabajos presentados,  otorgó el premio al extremeño Santos Domínguez Ramos, por su libro titulado Regulación del sueño. (Instituto Cultural El Brocense. Diputación de Cáceres, 2021)

El jurado, presidido por el poeta Jaime Silescalificó este poemario  de "redondo, culto, profundo, maravillosamente bien escrito, con poemas ceñidos no demasiado largos, más próximos al epigrama que a la elegía, en el que las descripciones de la naturaleza son muy precisas y van unidas a una reflexión muy condensada que corresponde a la cosmovisión de su autor".

Regulación del sueño se abre  con el poema: “Un sitio indiferente”   que precede a los dos apartados que conforman el libro y que lleva una cita de Luis Cernuda: “Su sitio no está en parte alguna./ Siempre deseará un lugar diferente./ Es el extranjero.”

Desde un lugar opaco /canta una voz sin tiempo / una canción oscura / con la garganta blanca del olvido.//  Como llega el crepúsculo, sin viento y con silencio,/ igual que cruza el vuelo de las nubes violetas / bajo el aire maduro de septiembre,/ la noche sigilosa se posa en el paisaje/ oracular de un sueño/ y en el coro de sombras/ que destilan los astros en su giro incesante.// No un lugar diferente: un sitio indiferente/ para mirar el mundo sin fiebre y con distancia.


En un lugar donde habita la contemplación, la meditación, la emoción, el lenguaje, la poesía y la  técnica, está Santos Domínguez Ramos y en él, va creando su cosmovisión con forma y fondo para mostrarnos …una poesía imaginativa , culturalista por vivencia (no libresca), meditativa, de pensamiento reflexivo y hondo, una poesía comprometida con los otros y para los otros, un territorio de bruma que va de la oscuridad a la luz donde habita la poesía  con su magia y su misterio. Un misterio que a mí, personalmente, me lleva a recordar lo que solía decirme Claudio Rodríguez cuando hablábamos de Lorca:– ¿Qué quería decir Federico con aquello de “Verde que te quiero verde”? No lo sabemos pero lo que importa es que sin terminar de saberlo, el verso nos imanta y nos atrapa–. Pues eso me sucede a mí con la poesía de Domínguez Ramos.

Una poesía que está llena de simbolismo, de  imágenes, de  lirismo, de poemas, que nos llevan a  través del mundo clásico, de naturaleza, de la vida a reflexionar abrazando la memoria y el  tiempo.

 “Canta una voz sin tiempo” es el título del primer apartado de este libro. En él, el extranjero, el poeta, va a la búsqueda de la luz de la poesía, sabiendo –como dijo Machado –, que ninguna voz es la suya, y nos dice: “Busca allí, donde el tiempo exacto de la huella,/ donde la luz recorta/ el fragor de las nubes, los truenos del paisaje.//  Allí, donde el temblor de la llama en la sombra,/ hallarás lo que buscas:/ las palabras que esconden el secreto del bosque,/ las brasas de los sueños, la efímera verdura/ -canta una voz sin dueño-/ de las eras.

Navega por la mitología griega, Canta luego Asterión una canción humana (porque Borges lo quiso), que tiene miedo y su casa es refugio y el laberinto espera fuera. Y Teseo, ya camino de Atenas recuerda que dio muerte al monstruo por amor sin preguntar su nombre.

Nos habla de los templos vacíos: Fue hace cuatro milenios. Se conoce su nombre:/se llamaba Adduduri y habitaba un palacio//.Escribió el primer sueño que conoce la historia: De la historia antigua y las profecías de Mari,

Santos nos lleva en sueños por la historia grecolatina, nos cita el Paraíso de Dante y nos dice: Flujo del ser, sustancia del origen,/ fuente secreta, giro hacia lo más profundo:/ descenso hacia lo hondo en donde todo es nombre.

(…) Allí es donde trabaja/ la mano temblorosa del artista.

De la pintura del Bosco, de su jardín nos cuenta que: No nos dejó palabras. Sólo imágenes, símbolos / y profecías desnudas de futuros horrores:

Nos traslada al los siglos XVII y XVIII primero con el panteísta Spinoza: Feliz, sin esperanza,/mientras pulía una lente pulía sus ideas,/ordenaba el desorden el asombro del número. Y después con el grabador y arquitecto Piranesi: Con la ebriedad del sueño,/ un torrente de sombras baja por la escalera/ hacia una arquitectura inconcebible.

En esta Regulación del sueño, en la contradicción del tiempo, nos cuenta que: en el sendero anfibio de la fiebre,/ los metales que anuncian la luz clara del día. Tañe en este sueño una campana muda: Y el tiempo se disuelve en el espacio /como el agua que llueve sobre el curso de un río/ y huye hacia el mar de sombras de la tarde.

Una canción oscura” suena  en la tarde de invierno y: El viento da noticia de un vuelo de semillas/ que vienen de otro tiempo,/ de la memoria en calma que tiene la hoja seca,/ de un horizonte quieto/ y de tardes oscuras en que la luz menguante/ ardía en la hojarasca mojada del invierno./ (…) Tienen la flor del fuego,/ la luz y la ceniza que tienen los que habitan/ donde vibra el enigma de una canción oscura.

                                                                                

Decía  Félix Grande que, “igual que en el universo, en el poema coinciden magia, ciencia y forma.” Forma que nace desde de la razón o desde la alucinación, como decía José Hierro, de la niebla, la bruma mágica del subconsciente, de la revelación.

¿Cómo se regula el mundo de los sueños?  Allí donde no llega el pensamiento lógico, de repente aparecen imágenes y la palabra que pregunta, se interroga, duda y acaba, en silencio, conformándose en poesía.

El segundo apartado  titulado “Desde un lugar opaco”  nos dice en el poema “Desde el vacío sin voz de los espejos” que inicia este apartado, con una cita de Gamoneda: He envejecido dentro de tus ojos: Cuando volvía del sueño miraba como miran / quienes vuelven un día desde muy lejos, (…) Es la magia del tiempo circular que regresa / y ahora vuelve a posar al fondo del espejo /su mirada en la tuya.

La poesía ¿Surge de la observación, de la contemplación, de la realidad percibida? ¿O surge desde una luz interna en lucha con la sombra, con la duda, con la materia de los sueños, que es la memoria? La poesía casi siempre se crea alrededor de las dudas y viene envuelta en la magia de lo que desconocemos a través de la realidad que el poeta percibe.


La primavera machadiana siempre renace como “Un secreto rumor”: Era marzo en la sangre con sol y con jazmines. Y de de repente, vibra “Una luz no usada”: donde fermenta el tiempo, y el espacio / va abriendo sus caminos / mientras vibra una luz que no viene de fuera. “Pero amanece el fuego” y arde bajo las piedras secretas de la noche / el canto de los pájaros, / el insistente abril que afinan sus gargantas.

El paisaje es un paisaje acompañado de meditación, el poema es un modo de contemplación del paisaje que se funde con la reflexión y o bien rememora el pasado (Se canta lo que se pierde, decía Machado) o atrapa el instante de la contemplación o llega con el sueño de lo inexplicable con “colores inventados”: Es el tiempo quien toca / el teclado de luz que tañe el arco iris,/ la matizada vibración del aire / en azules lejanos y blancos duraderos,/ o en bosques incendiados de oro viejo y cobalto.

Sucede a veces que, con la “Memoria de la herida”: se han quedado los días detenidos / con su silencio azul sobre el borde del tiempo. Y entonces el poeta, “De lo oscuro a lo oscuro”: En un bosque talado, eres (es) el extranjero / frente a un espejo opaco. (…)Y el ojo del poeta, / frente a la nada eterna que sopla en el poema

Y es luego, que todo aparece como envuelto en niebla,: Son espejos de sombra que proyecta el recuerdo /al fondo de la noche,/el azogue de niebla donde habitan los sueños.// Y una luz que no existe, la luz que imaginamos.

El poema es la forma, sí, pero también es la cadencia, el ritmo, la musicalidad que transforma la palabra poética, que crea imágenes, a veces de niebla, con voces confusas, irracionales, surrealistas, visionarias o plenas de realidad y, entonces, el poeta se sorprende a sí mismo porque la poesía ha dicho mucho más de lo que dice el poeta en su contemplación, con su reflexión, con su conocimiento porque el poema ha tomado hondura, una fuerza reveladora, que posiblemente ya estaba dentro del poeta pero que no había percibido y aparece como “Música incendiada”:  Y otro incendio en las nubes /se refleja en el agua callada del transcurso. Esto sucede como sucede a veces la claridad y el poema se muestra, limpio, luminoso, con esa claridad que, como decía Claudio: “es un don: no se halla entre las cosas / sino muy por encima, y las ocupa / haciendo de ello vida y labor propias” 


Mi querida y admirada Francisca Aguirre, (mi querida  Paca)que valoraba mucho a Domínguez Ramos siempre me decía: “Santos es un poeta verdadero” Tiempo más tarde me llegó un libro: El agua de los mapas y comprobé que, desde el conocimiento, este poeta buscaba, con la presencia del tiempo, indagando en una realidad que contempla  y se adentra en el misterio del sueño o de otra realidad creativa. Y sus versos llenos de ritmo me atraparon porque caminaban de la sombra a la luz, hacia ese lugar extranjero del poema.

Ahora sé que en la noche mi memoria es un río/ de arena en la vigilia insomne de los astros,/ el enigma insondable que edifica la sombra / y un silencio de aljibe en el sigilo hueco de los pozos /y en la orilla sin música de las constelaciones.

El tiempo y el sueño, la sombra y la luz, son los hilos conductores de esta Regulación del sueño que nos ofrece, intuición, visión onírica, simbologías y en la contemplación hondas reflexiones. La voz de un poeta tremendamente singular. Una voz de pensamiento y sentimiento, que ilumina en lo oscuro los  desconocidos caminos de nuestro interior. Gracias por este libro Santos.  

Domínguez Ramos me parece un alquimista de la palabra, una palabra poética, plena de ritmo, de música, de ética y estética, que humaniza al lector en su interior porque le atrapa y le toca los sentidos. Y como me comenta él, “La poesía como revelación desde la incertidumbre, como iluminación en la sombra.”

 

Domínguez Ramos. (Cáceres, 1955.) Catedrático de Lengua y Literatura. Crítico y poeta. Es autor de libros de poesía como Las provincias del frío, En un bosque extranjero, Las sílabas del tiempo, Luna y ciencia nocturna, El agua de los mapas, El dueño del eclipse, Reloj de sombra, El viento sobre el agua, Principio de incertidumbre… 

Con Ellos ha obtenido importantes premios nacionales e internacionales. Su obra, también, en diferentes antologías como Plaza de la palabra, Las alas del poema o La vida navegable, parte de su obra poética ha sido traducida al francés, inglés, húngaro, árabe y el libro antológico Un canto extranjero/ Un canto straniero con selección y excelente traducción al italiano de Marcela Filippi y un prólogo del tristemente desaparecido en diciembre, Freddy Castillo.

Manuel López Azorín


                                    


 

1 comentario:

Santos Domínguez dijo...

Muchas gracias, Manuel, por tu profunda y generosa lectura de mi libro. Viniendo de un poeta que conoce tan bien la materia d3la que escribe tiene para mí un valor añadido. Un fuerte abrazo agradecido