Laura Gómez Recas: Zahoríes
Laura
Gómez Recas: ha publicado su nuevo libro de poemas Zahoríes
(Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2020)
Laura
es
Licenciada en Ciencias de la Información, Periodismo (UCM) y post-grado, por
ESIC, en Marketing Internet y Social Media. Es
autora de los libros de poesía: Delante del espejo, Llámame azul y un poemario bilingüe español-portugués titulado Huellas
de un caz. Vinculada a varios grupos literarios, ha publicado narrativa
y poesía en antologías y revistas especializadas y crítica literaria en
diferentes medios.
Zahories se inicia con una nota de la autora a modo de prólogo o introducción donde nos habla de su gestación. El título Zahoríes viene dado metafóricamente al igual que los apartados que conforman este libro cuatro en total además de la Nota y un epílogo, por establecer una simbología (el agua), que pretende reflejar durante sus cuatro años de gestación, la dramática situación que vivió la autora, tanto en lo social como en lo profesional, en un tiempo en el que la crisis económica y sus consecuencias desde 2008 afectaron fuertemente en la clase trabajadora, tanto que produjo en ella una sed de agua de salvación tan intensa que, su búsqueda , dio lugar a, primero un apartado titulado “Desecación”, es decir la supresión del agua que permite aplacar la sed, saciar en ella toda la falta producida por las carencias en la crisis, el abandono, la falta de todo lo necesario para seguir caminando.
Así nos dice: “Se encasquilló la bala definitiva, / amante del instante
de la derrota / como pulida materia de la muerte.” Pero la vida sigue y ni la crítica, ni la
desconfianza en el ser humano que se tambalea, ni la desesperanza frente a la
desolación “Como
si fuera un hilo incandescente,/ una incombustible parte del alma/ (que) desea
convocar el alboroto de las olas” del agua necesaria para calmar la sed, impide
caminar, ahora hacia el desierto “Aralkum”, segundo apartado del libro, en el
que inicia un recorrido por el recuerdo de un pasado lejano de la infancia:”Cuando era
niña imaginaba mi historia,/ tobogán repleto de maletas”(…) “Ahora se que el
mundo / se abre fálico y absurdo” (…) “Y que no hay agua / más allá del cauce
de mis ojos”, y
de un pasado reciente que entre las dunas recorre el territorio de
la duda, la impotencia, la soledad de la mujer frente a la sociedad patriarcal y “Ahí velo a
mi hija, a su futuro / y a la atroz muchedumbre de gargantas / que castra cada
día mi nombre de mujer”
En su nota a
esta edición nos dice Laura Gómez Recas: “Han
pasado seis años desde que publiqué mi último libro. Incluso antes de
aquello estábamos dedicados a la perseverante labor de la búsqueda del agua.”
La persistente búsqueda del agua, de la sed de justicia, de igualdad, siempre
presente, luego agravada por la situación social, que sufrió la sociedad y que
influyó, en lo personal y lo profesional, especialmente en los jóvenes, las
mujeres…hombres, dejando a todos con la sensación de vivir en un pozo sin
fondo, en un “Acuífero cautivo”, tercer apartado, en el que nos dice: ”Y muero. / Y nadie cree que mi muerte /
es algo más que metáfora o viento.” Y este apartado, quizá el más personal,
el más confesional, da rienda suelta a todos los fantasmas que nos anidan siempre,
con sus reflexiones, sus dudas, sus criticas y sus alabanzas, su mirar
alrededor desde dentro para mirarse frente a sí, para tratar de salir del pozo
y… sobrevivir, siempre buscando el agua que nos calme la sed, buscando el agua
de la vida como los “Zahoríes”, cuarto apartado, una
agua de palabras también, que salve: “Bajo
la tierra triste y dolorida,/ hay una Arcadia de múltiples raíces, / con letras
que aún aman la palabra,/ cauces para el jazmín y para el verso / bajo el vacío
territorio de la amnesia.”
Y “bajo la tierra resquebrajada del desierto” en el que busca el agua del alivio, del consuelo, el olvido de cierto resentimiento, se dice: “Somos ayer, mañana somos, / territorio somos, manantiales, / de la raíz, abono, de la espiga/ para salvar la vida y la palabra,” Y quiere recorrer los caminos y alegrarse, avanzar en el desierto, encontrar esa agua que da luz y da vida.
Y nombra los nombres de las cosas para sacar de ellas la fealdad del mundo, como si las cosificara de nuevo tras el dolor, para alejar el miedo, y rehacer la fuerza que necesita para sí, para su cuerpo, para su mente, para sus ojos, para abrazarse a las palabras como carne de su carne y sueña tras este cuarto apartado un epílogo de esperanza en el que el agua, que nunca desaparece de forma definitiva sino que se oculta a nuestros ojos, aparece y brota, como brotan las aguas cuando están contenidas y de repente se abren paso: “Las aguas, tan tibias, me amaron/ y olvidaron en la concavidad de mi boca / la simiente voluble de la vida, / un trasiego incesante de palabras /y un depósito de tierra / de succiones fabulosas.”
Con una polimetría que parte más
que de la forma de la búsqueda de la cadencia, del ritmo, Laura Gómez Recas ha elaborado un libro donde predomina la libertad
del verso, las imágenes, la decepción, el resentimiento, la impotencia, el grito, la crítica, la
nostalgia en el recuerdo de un tiempo sucedido, el amor y su contrario, en una
dolorosa travesía junto a acontecimientos generales en una sociedad patriarcal acuciada
por una crisis que dejó, por un tiempo, sin el agua de la esperanza.
Manuel López Azorín
1 comentario:
Querido Manuel,
todo mi agradecimiento por tu lectura y por el cauce provechoso que con ella abres. En estos momentos de incertidumbre y riesgo, es doblemente valiosa tu generosidad.
Un abrazo!
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