viernes, 31 de diciembre de 2021

Vicente Picó Galache : "Lo que un día fue nieve"


Vicente Picó Galache : Lo que un día fue nieve

 


Vicente Picó Galache (Valencia, 1957), me envía su libro Lo que un día fue nieve (Devenir, 2021), libro en el que nos ofrece un viaje personal por el que transitan la soledad, la herida, el dolor el amor y el desamor, la duda y la muerte, en permanente contradicción, con poemas de corte elegiaco.

Cómo decir 

que soy manantial

que sacia y ahoga,

agua limpia, ola de lágrima.


 A quien contar 

que soy la savia de un árbol

que alimenta y envenena.

 

Con un lenguaje cuidado el poeta se apoyará en un campo semántico de elementos acuosos: sangre, lava, ola, nieve, lágrimas…, para reflejar el paso del tiempo por su vida, tiempo,  vida, que nos lleva por caminos que se entrecruzan  y o se separan arrastrándonos a veces a uno u otro, avanzando o retrocediendo, pero siempre hacia el mar de lo finito.

Este hombre no precisa oraciones 

cuando la muerte se acerca.

Pero ¡qué frío el viento de este mes!

¡que prodigio el tránsito lentísimo del hombre!

 



En este Lo que un día fue nieve  el autor nos muestra el paso del tiempo, a través de sus metáfora de nieve y con la huella  que deja en el hombre ese tic-tac de nuestro inventado calendario. Con sus dudas y sus derrotas, con su goce y su deseo, el lado de nuestro vivir mientras vamos y volvemos por la memoria para rememorar, para cantar lo vivido y lo perdido o ganado mientras caminamos.

Y nací de ti, de un soplo lentísimo,

como un calendario silencioso,

feliz compañía del insecto

aguardando el retorno del huésped.

Nací de ti para ser lo que nunca fui.

Vivo por ti, vivo el milagro de ser tú misma,

Porque no tienes la edad que tienes 

hoy que la madera seca te acompaña.

 

En este poemario Vicente Picó Galache  nos muestra, el amor, la muerte, el tiempo, la infancia, el deseo, el goce, el dolor... A veces el sujeto poético se lamenta del ser amado, de su ausencia, y del dolor que esta le provoca.  Y su voz nos muestra su deseo de escapar, de olvidar, y al mismo tiempo que manifiesta esto,  parece tener la  esperanza de que en un futuro más o menos cercano  pueda ser capaz de volver a amar de nuevo.

Amar, amar es resucitar.

Amar, amar, vivir

hasta el agotamiento

 

Esta esperanza de volver a vivir el amor  de nuevo con la misma fuerza que lo vivió, nos deja a veces versos de luz


 

La poesía, en esta ocasión no se sabe bien si es una manera en la que  la verdad y la ficción se mezclan  con una misma intención: defenderse de todas las desgracias y apoyarse en la esperanza, el anhelo, el deseo como mecanismo de defensa  para sobrevivir.

Abro la ventana, 

le pido al sol alegría,

que acelere su giro

para confortar mi alma,

pero me envía nubes,

señales confusas,

Canciones que ya conozco.

 

También nos ofrece poemas dedicados a la poesía, una poesía que el sujeto poético dice  necesitar.

He caminado mucho tiempo solo 

sin advertir la blancura de la nieve.

y aunque mi fin no es la gloria,

para ser feliz  te necesito.

 

Un libro, en fin,  reflexivo, escrito, parece, para meditarlo  con sosiego, con  serenidad, con calma. Poemas los de Lo que un día fue nieve (que en ocasiones se transforma en lagrimas) de humano sentir.

 

Hay mucha metáfora, mucha simbología,  así como  imágenes en Lo que un día fue Nieve que no es otra cosa que el viaje de la vida con la contemplación de nuestras virtudes y nuestros defectos. Contemplarse de manera introspectiva  para sabernos, para luchar contra nuestro yo, una manera de caminar hacia aquello que desconocido puede ofrecernos la verdad o el conocimiento.

La vida se repite /como el tañir de las campanas,/ amanece el mismo cielo,/  el amor no rectifica / y siempre lloramos a destiempo.


Vicente Rafael Picó es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valencia. Sus primeros poemas aparecieron en 1978, en la Antología Fuente del Río de Cuadernos Béticos dirigida por el poeta cordobés, ya fallecido, Manuel Chacón. Publicó además alguno de sus poemas en revistas como: Letralia, Ariadna, Claustro Poético y Alas etc. entre otras. Además, lecturas de poemas en Valencia, Café Malvarrosa y segundo premio de poesía Villa de Iniesta en 2013.

 

                            Manuel López Azorín

 

 

 

viernes, 24 de diciembre de 2021

Germán García Martorell: "Cenotafios"

 


Germán García Martorell: Cenotafios

 


Germán García Martorell (Cambrils, 1992), fue el ganador, con su primer libro: Cenotafios,  del XVI Premio Félix Grande de poesía joven 2020, convocado por el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes (Madrid), a través del Centro de Estudios de la Poesía de la Universidad Popular “José Hierro”.

(Cenotafio: Monumento funerario que contuvo el cadáver del personaje a quien se dedica el poemario, tumba que permanece como lugar de culto aunque el cadáver ya no se encuentre en ella)

La entrega de este premio, demorada por causa de la pandemia , se efectuó el 16 de diciembre de este año 2021 en el Pequeño Teatro del TAM, esa tarde- noche Germán García Martorell, recibió la acreditación de su premio tras dirigirnos unas palabra y leer algunos poemas del libro ganador.


Comienza este libro con una extensa cita de  Angélica Lidell que nos dice: “A veces la palabra obstruye el pensamiento se diluye en verbosidad, en la búsqueda vana de las palabras correctas. 

En la búsqueda vana de la verdad. Somos un excremento de la verdad, cuando intentamos decir la verdad nuestro pensamiento excreta un residuo y ese es el residuo con el que trabajamos, la verdad: puro excremento.”

Cenotafios está estructurado en tres apartados:

I “El doble” se inicia con una cita de Paul Celan que nos dice: “Una palabra – ya sabes : / Vamos a lavarla / vamos a peinarla, / vamos a volver un ojo / hacia el cielo. “

German García Martorell, periodista y poeta, aunque él no se nombre así, al que no le es ajeno el género poético ya que su padre Ramón García Mateos es un reconocido poeta , buen conocedor de la poesía formal y de la tradicional, y Germán ha crecido entre versos  tanto formales o clásicos como tradicionales o populares y versos con libertad métrica.

Aprendí mi nombre en la lengua de mis padres.

Aprendí  canciones en sus signos inestables

vi gritos y voces rastreando su memoria.

Los pacientes buscadores del verbo pactaron

todos los lugares, armaron con resignación

un muro contra la desidia y lo inexacto.

Ocultaron que el tiempo no es solo historia

y que la Historia nunca ampara ni socorre

si no nos descubre el sabor de la mandrágora.

 

Sin remedio 

aprendí mis nombres en la lengua de mis padres.(Página 13)

 

II “Umbrales” este segundo apartado se abre con una cita de Antonio Gamoneda que dice:

“Por otra parte, /

yo ya he subido, ya he casi alcanzado la cumbre de la inocencia (o de la imbecilidad, o del conocimiento)

y, así

privilegiado, advierto que efectivamente no hay significados

                                                                         que todos los étimos

están

vacíos.”

 

 – devorando dermis desnuda en el crepitar del humo se

siguen encontrando vaciedades.

 – En el sendero que sube al Olimpo nunca ha habido tulipanes

y coleópteros que adopten lo voluble.

 –en las nubes solo hay una montaña de estiércol atestado

con la música agreste de la ignominia. (Pagina 31)

 


Yo, que me considero un poeta de concepción formal o clásica y tradicional o popular, que empleo el verso medido y blanco y me ajusto a las estrofas de la poesía que nos ha precedido, después de intenso y largo aprendizaje, tratando de traer a lo visible esa parte mágica e invisible de la poesía, con la claridad del verbo  y su significado para tratar de mostrar, con el ritmo, su musicalidad  y la emoción  que precisa, no sé si la verdad o mi verdad llega con la poesía, con su lenguaje. 

Encuentro que este libro marcha por el camino de la reflexión, de la búsqueda de la raíz de la palabra verdadera, investigando el uso de los significados, del lenguaje  que a veces se interpreta de múltiples maneras. El lenguaje nos permite  comunicarnos, expresarnos, pero al mismo tiempo ese lenguaje  nos  muestra, según las interpretaciones que hagamos, la dificultad de encontrar la verdad. Hay palabras que solo significan una aparente verdad y las hay que contienen varios significados y en poesía por la magia de su lenguaje puede hacer que el vacío se llene de sentido llegando a tocarnos la verdadera música de la palabra cierta: amor, igualdad, solidaridad, armonía…palabras que da testimonio de lo que acontece, de lo que significan, y se ofrecen para nuestro conocimiento.

 

El alcalde Narciso Romero entregando
el acta acreditativa del Premio a Germán

y III “Cenotafios”, apartado que da título al libro. En él incluye  una cita del Conde de Lautréamont que nos dice:

“¡Enterrador, es bonito contemplar las

ruinas de las ciudades; pero más bonito

es contemplar las ruinas de los

humanos!”

 

Al respecto del significado de Cenotafio, Germán ha dicho: “Considero que la palabra poética es muy parecida a esa tumba, ya que detrás de sí muchas veces no tiene la significación usual que nosotros le damos, sino que va mucho más alláNo se encuentra lo que se podría esperar”; pero la poesía, cuando lo es, ofrece mucho más que la verdad.

.autoficciones: solo espejos a través de los

pasillos-celosias solo espejos

mascaradas confesiones

y amigos sin nombre aparentan restaurar

el habernos perdido en el relato anónimo

de vivir.(Página 50)

 


El jurado, con la concejala de Cultura : Ignacio Elguero,
Tatiana Jiménez, Luis Alberto de Cuenca y
Juan Carlos Mestre.
 


Los miembros del jurado, los poetas Luis Alberto de Cuenca, Juan Carlos Mestre e Ignacio Elguero, dijeron en su día al conceder el premio que era “Un libro unitario, valiente y arriesgado”.

Germán García Martorell, valoró mucho las palabras del jurado sobre su poemario y dice que “es un orgullo poder oír a Juan Carlos Mestre decir algo así de su libro” y añade: “ Es unitario por la propia estructura del libro; valiente por el intento de romper ciertos esquemas y arriesgado porque todo mi texto se construye como un conjunto de citas, como una especie de Frankenstein de otros autores

(Las citas suelen servir, cuando se eligen cuidadosamente, para esclarecer, para alumbrar la palabra, el verso, el poema.)

La inter-textualización  para conducir el sentido de lo expresado hacia donde el poeta pretende pero también para mostrar que la sed del poeta se ha saciado con los que le han precedido y toma como herencia  su aprendizaje .Todo el libro se conforma a través de  una serie de citas de diferentes autores y  (los citados y también Eliot)de un lenguaje del que ha ido bebiendo. Citas y lenguaje que el poeta introduce en el corpus poético fundido en los versos

Este joven escritor que huye de la palabra poeta, concibe que muchas veces la escritura aparece por sí misma, es decir que llega cuando quiere y un poema pide que se reescriba, o pide cambios,  pide muchas cosas incluso un cambio de lenguaje. Una de sus inquietudes, precisamente, es el lenguaje, porque el lenguaje nos ayuda a comprender el mundo; pero también a no comprenderlo cuando se emplea para otros fines ajenos a su raíz, su significado..

Comenzó a gestar Cenotafios  cuando se  trasladó a Barcelona para estudiar la antigua carrera de Teoría de la literatura y Literatura comparada.


 La poesía, con su lenguaje, si se es capaz de hacer que lo invisible venga a lo visible nos hará ver el mundo como es y no como pretendemos mostrarlo o explicarlo. El mundo con la poesía no entrará en conflicto con la verdad pues será la verdad misma.

(XVIII)

.fracaso

en la búsqueda de sentido

decidí escribir sobre el agua.

espié miserablemente en lo informe

donde el olvido siembra turbios charcos,

sílabas agrias, coágulos de sangre

en símbolos salivantes.

una ausencia

o un océano donde se ocultan  en sí mismas

las palabras. un conjunto de irisaciones impalpables

en un papel en blanco.

 

un error desvelado en la grafía.

 

Germán García Martorell  es graduado en Periodismo por la Universidad  Rovira i Virgili, y en Estudios Literarios por la Universidad de Barcelona. Además ha finalizado el máster en Teoría de la literatura y literatura comparada de la Universidad de Barcelona y se encuentra cursando el máster  de Formación del Profesorado. También ha impartido cursos universitarios en los proyectos Gaudir UB y El Juliols de la UB, y fue miembro fundador de la asociación literaria universitaria Cercle d´Escriptura i  Crítica.  Ha compaginado la creación poética con la investigación literaria ,en especial  en el proyecto  El silencio como antidiscurso, centrado en el análisis de la obra de Antonio Gamoneda, y con publicaciones en revistas como Quimera  y Revista de literatura.

 

                            Manuel López Azorín


miércoles, 8 de diciembre de 2021

Federico Gallego Ripoll: "Jardín botánico"


 


Federico Gallego Ripoll: Jardín botánico

Leo el nuevo poemario de Federico Gallego Ripoll (Manzanares, 1953 Ciudad Real): Jardín botánico (Cuadernos de la Errantía, Madrid, 2021), un libro de poesía ilustrado en su portada por Rubén Nieto de la Torre y Melissa Dillon, con poemas y viñetas interiores de Federico, en una delicada edición a cargo de Javier Gil Martín.

Jardín Botánico se presenta el 10 de diciembre en Manzanares, Ciudad Real.



 

El libro va acompañado de una cita de María Zambrano que nos dice: “El agua ensimismada / ¿Piensa o sueña?” y este Jardín botánico  ya, desde el principio, contempla, con el propósito de crear, de hacer que la palabra signifique, y nos ofrece una declaración de intenciones: rendirse a la contemplación de la naturaleza, con el árbol como deseo, como protagonista, en su paralelismo con el hombre,  y esto me recuerda al poeta inglés Dylan Thomas que vino a decir , más o menos que el origen del libro radica en la corteza de los árboles en la que los antiguos griegos  escribieron las primeras palabras de amor y los primeros pensamientos. (no es literal pero era algo así), en el deseo de  dejar grabado el amor que sentía y de que sirviera al hombre de reflexión y de guía con el deseo de armonía y perfección. De ahí su propósito:

Yo quiero ser feliz / como el árbol que tiene / tierra justa para crecer,/   agua bastante,/ aire sobre sus ramas /  y, en ellas, trinos / y quien busque a su sombra /la levedad del sueño ///.  

 

Y tenerte también a ti / para contártelo.

 


 

Disfrutar de este Jardín botánico es contemplar desde dentro, traer lo invisible a lo visible: la poesía. Contemplando se puede ver más allá de la mirada y desde esa contemplación interior mostrarnos la belleza, la armonía, la perfección de la naturaleza (¿es sensible la naturaleza? Aristóteles decía que no; pero sí es cierta su cíclica regeneración,  como es el “milagro de la primavera”· que nos dijo Don Antonio Machado.

 

La belleza de la perfección del árbol que crece hacia la luz, que respira el aire de la vida y alberga entre sus ramas un rumoroso trinar, en su corteza grabada con  un corazón. Amor pleno de luz y, bajo su sombra, una quietud serena y sosegada y si a esto le sumamos la compañía, el árbol es el sueño que el ser humano desea al contemplarlo, con el deseo, también, de ser árbol; pero sabe bien  que su ciclo vital, caduco inevitablemente, será fugaz y no habrá en él renacimiento como en el árbol.

 

Me graba en la corteza, el árbol, / una frase de amor,/ un corazón que envuelve dos aromas,/ dos sonidos del viento entre las ramas,/ la posibilidad de nidos compartidos,/ de vuelos compartidos y una misma / avaricia de sol cuando anochece.

 



Por esta razón en la contemplación interior también el hombre se acompaña con la decadencia de la fugacidad, con el otoño- invierno de la vida que, irremediablemente no tiene la luz de una nueva primavera.

 

Al final del viaje / nos aguarda su origen nuevamente: / el hombre y la palabra, el llanto y su sentido./ (Quizá sea verdad / que el precio de la luz siempre es la noche)

 

 

En un magnifico estudio de este Jardín botánico que ha escrito el poeta y pintor Teo Serna, nos dice que: “El jardín es el placer que siente la mente humana cuando cuenta sin ser consciente de contar.”

Porque al igual que  en el manantial el agua brota, desde la contemplación interior se crea un rumor de palabras hechas ritmo, música, pensamiento y emoción.

 


Y más adelante  nos dice Teo Serna: “Desde Pitágoras la sabiduría consiste, en buena medida, en aprehender la armonía intrínseca a cualquier creación humana.” (…) “el espectador  (el poeta o el lector) cobra conciencia de que su vida también está sometida al deterioro, la decrepitud y la extinción.” (…)”El jardinero, como el poeta, busca en la armonía, en la proporción, un ideal de belleza”.

 

Y Teo Serna termina diciéndonos: “La aparente, repito, aparente sencillez: como una miga de pan, el paso de una hormiga, el tacto de una roca, el azul Patinir y sus lagunas Estigias. Sencillo como una palabra exactamente colocada;”

 

Lo inmóvil de la luz:/ eso es la muerte

 

Palabras que  nos hablan con la difícil sencillez  de la perfección poética, de la luz y la sombra, del  deseo de ser árbol, de la naturaleza, del sueño hermoso de la belleza en este Jardín botánico, al tiempo que también de  la tristeza, de las pérdidas, de lo que pudo haber sido y no fue, de los sueños rotos… y de la persistencia de la esperanza.

 

Nieva sobre mi mundo:

El pequeño paisaje con árboles fingidos / donde / a pesar de todas las certezas,/ canta el pájaro más / hermoso /que nunca vio la vida:/ mi esperanza.

 

Su esperanza  y el deseo de construir un jardín  futuro para el paseo y la recreación de lo soñado. Porque frente al horror que nos produce a veces, la fealdad que nos rodea, en un mundo de grandes desaciertos, soñar con la hermosa armonía de un jardín en el que se recrean la mirada y el alma, soñar con las palabras precisas, justas, es conseguir crear ese Jardín botánico perfecto, pleno de equilibro y de armonía entre el decir y el hacer, entre la realidad y el deseo, entre el musical ritmo, su cadencia y la emoción, entre el sentir y el vivir.



Así ha creado Federico Gallego Ripoll su Jardín  botánico a lo largo o corto (el tiempo tampoco existe para la poesía) de podar, como me decía Claudio Rodríguez, podar en el jardín de las palabras hasta que éste adquiera la forma y la belleza precisas.

Claudio, que tardaba mucho en dar por terminado un poema (excepto uno que escribió en 15 minutos y nunca más volvió a tocarlo), podaba y podaba hasta darle forma definitiva, hasta que el jardín le mostraba, bien en uno o dos planos superpuestos, la difícil sencillez de la claridad de la palabra hecha árbol,  hecha pensamiento y corazón (por decirlo de manera unamuniana)

 

 ÁRBOL SOÑADO

 

No es verdad que la tierra me sostenga./ Si no me miras apenas soy un charco / verde como el deseo / de que tus ojos alcen mi vida en su retina.//

 

Mirar es dar al mundo consistencia /  y preguntar al caos./

Las réplicas son cosas del destino / (de vez en cuando):  el tiempo de la espera;/ el tiempo,/ que es sinónimo siempre de esperanza.//

 

No dejes de mirarme. Me sostengo / en ese gesto tuyo / de dar

altura al mundo / y a mis ramas y nidos.

 


Y no digo esto por decir. Ahora mismo acabo de encontrar en facebook un texto de Federico, con su manera de podar (Ay Claudio, siempre estableciendo magisterio)  que nos dice: “Mi jardín se fue constituyendo a lo largo de mucho tiempo; yo no escribo los libros de forma consecutiva: según fluyen, los textos se decantan en distintos estanques hasta que se les evapora cuanto entiendo que sobra, hasta que sólo queda la sal o la ceniza o ambas juntas y abrazadas.”

Luego en cada lector el poema se acomoda a su sentir, a su pensar, lo interpreta en uno u otro plano y si le toca los sentidos  lo hace suyo. Este es el milagro, el amor y la luz de la poesía.

La sal o la ceniza (aunque pudieran ser la sal y la espuma) o ambas juntas y abrazadas



 

El amor y la luz andan por este Jardín Botánico de Federico Gallego Ripoll, jardín que está rítmicamente musicalizado en su mayor parte por la combinación de endecasílabos y heptasílabos, es decir, poesía formal que denota lo mucho aprehendido de los poetas que nos precedieron (Claudio también usaba esta combinación métrica en muchos de sus poemas)

Leer este jardín botánico es una alegría (aunque en toda alegría haya cierta tristeza) ya que en este río, en este “riar” que nos dice Federico Gallego Ripoll todavía queda cuenca para llegar al mar y porque:

 

Cada vez que estrenamos / la alegría / viene el sol a beber/

en nuestras manos.

(…)

En las manos vacías /  reside intacta / la posibilidad de un mundo nuevo.

 

                      Manuel López Azorín 


martes, 7 de diciembre de 2021

Licencia poética Revista nº 12 (Un centro en la periferia II)

 

Licencia poética

Revista nº 12  (Un centro en la periferia II)





    Me llegó una revista poética que desconocía, su título:  Licencia Poética, revista, ya en su número 12, de y sobre poesía publicada por  la editorial Ars Poética, y dirigida por el poeta José Manuel Suarez. He de decir que la revista está magníficamente editada, con una calidad de papel que no es lo habitual y un esmeradísimo cuidado en su edición.

 

En el texto editorial que escribe José Manuel Suarez nos dice: ”Dedicamos este número y el anterior  de Licencia poética  a algunos poetas españoles actuales que viven fuera de España, en un contexto lingüístico  ajeno que les reclama vivir en español con especial exigencia. La distancia geográfica, la lejanía del centro del idioma, es causa importante de que algunos creadores no tengan el reconocimiento que ciertamente merecen.”

Y en este editorial nos habla de poetas como Arcadio Prada que vive en Paris desde hace sesenta años  como “el verdadero patriarca de la poesía española” y también de grandes desconocidos como Hilario Barrero residente en Nueva York desde 1978 (supongo que estos poetas citados estarían en Licencia poética (I)) en la segunda entrega “Un centro en la periferia (II) “nos encontramos con poetas  españoles que residen en el extranjero como Carlos Ortega (Hamburgo), Marta López Luaces, (Nueva York) y Luis Muñoz y Ana Merino (Iowa).

 

A los poetas seleccionados se les proporciona un cuestionario común para que responda y se recogen también dos poemas de cada uno de ellos  e igualmente textos propios (como el de Carlos Ortega) y de otros que han escrito sobre ellos. La poeta cordobesa Juana Castro escribe sobre Marta López Luaces, el  Escritor, crítico literario y profesor de Literatura Española José Andújar Almansau sobre Luis Muñoz y Francisco J. Peñas-Bermejo. (Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad Complutense de Madrid, Doctor en Literatura Española por la Universidad de Georgia (Estados Unidos) y Catedrático de Lengua y Literatura Españolas en la Universidad de Dayton (Ohio, Estados Unidos) escribe sobre Ana Merino.


Todos comentas (unos más que otros), que siguen  la actualidad poética en España y la imposibilidad de ocupar un puesto de actualidad en  la poesía española debido a su lejanía.

En definitiva poetas de gran interés que por vivir fuera de España  parece ser que no se conocen demasiado; aunque, en mi opinión,  no es del todo cierto. Sí se les conoce aunque quizá no hayan tenido los reconocimientos que tal vez merecen; pero eso es un mal endémico en la poesía española, hay muchos poetas, y algunos muy buenos, que también  están en la periferia sin haber salido al extranjero, son muchos los periféricos y muy pocos los que andan en el llamado “canon” y esto me recuerda que en 1995 yo llamé al poeta Antonio Gamoneda (hoy Premio Cervantes) para invitarle a venir a leer su poesía al programa que por aquellos años presentaba y dirigía, en directo, a través de Canal Norte TV. Lo primero que me dijo Antonio, muy sorprendido fue: “¿Cómo te has acordado de mí si yo solo soy un poeta de provincias?” (un poeta periférico podríamos decir ahora). Yo le respondí: No es  del todo cierto Antonio, desde el libro Edad de 1987 con el que te dieron el Premio Nacional de Poesía, ya no eres un poeta de provincias sino de todo el país. Y vino a Tertulias de Autor encantado.




Pero veamos, por ejemplo,   Carlos Ortega publicó el poemario La perfecta alegría en 2008,.dirige el Instituto Cervantes de Hamburgo, es  poeta, crítico literario, editor, ensayista y traductor. Fue Director de la Biblioteca Nacional de España  y también dirigió el Instituto Cervantes de Viena  y el de Bremen.

 


Luis Muñoz  Es doctor en Letras  por la Universidad de Granada   enseña en la Universidad de Iowa, allí  dirige un  Programa de escritura creativa en español, publicó en 2018 Vecindad, libro que según Juan Carlos Abril supone un tratado de poesía y una guía para iniciados o profanos. 



Marta López Luaces, Poeta, novelista y profesora universitaria de literatura española y latinoamericana en la Montclair University (Nueva York, publicó en 2016 Después de la oscuridad,  y Antología poética en 2017,



Ana Merino que con su primer libro obtuvo el Premio Adonais en 1994, luego se licenció en Historia Moderna y Contemporánea por la UAM e hizo el doctorado  en la Universidad de Pittsburgh. Actualmente enseña el Iowa. Su último libro  Los buenos propósitos lo publicó  en 2015. Y en 2020 le concedieron el Premio Nadal por la novela  El mapa de los afectos.

Tanto Marta López Luaces como Ana Merino están activas en las redes sociales. Desconozco si lo están  Carlos Ortega y Luis Muñoz, aunque creo que no.

En fin esto de de ser periféricos ya dentro ya fuera del país se da con más frecuencia de lo que debiera darse; pero ya se sabe, la Poesía, si no está condenada a la expulsión, como en la república con Platón, si que está en la planta sótano de la Cultura.

                             Manuel López Azorín