miércoles, 13 de abril de 2022

Álvaro A. Perdigón Delgado: "Tuve gatos"

 

Álvaro A. Perdigón Delgado: Tuve gatos


Álvaro A. Perdigón Delgado (Caracas, Venezuela, 1958) es el autor ganador del Premio Villa de Pasaia-Altamira Puente en su edición XXI, con el libro Tuve gatos,  publicado en la Colección Noray que dirige Félix Maraña en la editorial Bermingham de Donostia. El jurado estuvo compuesto por Elena Román, José María Cormán y Félix Maraña.


Tuve gatos lleva un prólogo de Elena Román que comienza diciéndonos: “Cuando quienes compusimos el jurado de los Premios Villa de Pasaia- Altamira Puente tuvimos entre nuestras manos Tuve gatos, corrimos a sentarnos junto a una ventana para ir comprobando a vista de paloma posando para la niebla, que cuanto sucedía en estas páginas sucedía asimismo en nosotros.”(…) “Hay sitios que vuelven en cualquier momento. Miramos hacia el infinito traspasando todo lo que se ponga en medio y recordamos de repente una calle, un sonido, un olor… o todo a la vez. No reconocemos inmediatamente dónde estaba ese sitio, cuándo estuvimos ahí, a quien perdimos. Bien, pues eso es un gato. Que, al final, ladra.”

Os dejo dos poemas significativos, uno, el que abre este libro:

Gatos-vida-poesía-perro: palabras como puñales en la arena del silencio, palabras como caricias de la paz más simple, palabras de animales poéticos aves, libélulas, peces, elefantes… latidos de surrealismo escrito, poemas de amor de ternura y maullidos, de ladridos silábicos, de felinas y suaves cadencias, de rítmicos ladridos, poemas de amor a la poesía que nos vive.  


1

Tuve que aprender de ellos 

ese gris lluvia lento de lo amado que se fue;

la redondez sueño frágil

de la soledad de las estatuas de las caricias;

la paloma presa en los dientes del aire

del perfume columpio solo

que deja la tristeza al pasar.

Los gatos lo son todo en la física del silencio:

el crecimiento cuchillo de la sombra;

Tuve  gatos, luego fueron sangre.

Ahora son mí mismo.

La apertura del rosal en sus vocales mudas;

la dignidad del equilibrio;

el feroz celo que me salvó de los hombres

con ese empuje del alma hacia los ojos

igual al volumen del llantodeshojado.

Tantos gatos tuve 

que tuve que vivir.

 

El otro poema, el que lo cierra, se titula “Perro”

 

Los poemas son fieles para siempre 

a aquellos que los sacan de las calles de un libro.

Te esperan en la puerta

a que regreses de los fracasos del día

y se tumban a los pies de tu alma

a soñar sus mejores adjetivos

a salvo de las picaduras de las tildes.

Ladran a cualquier tristeza que se acerque 

y menean su metáfora al amor.

Dicen que los humanos   

terminamos pareciéndonos al poema,

o, al contrario, se hacen a nosotros

y aprenden cada gesto de nuestra soledad.

Los hay pequeños e inquietos  

y grandotes de melancólicos ojos;

peludos de verso largo como pompas de jabón

y estilizados como flechas,

aunque todos sean potencialmente peligrosos.

Es penoso saber  

que existe quienes los desprecian,

los maltratan, los abandonan.

Los poemas son fieles infinitos 

y aunque tengamos que someternos a la muerte

cruzarán, sin dudarlo, el arco iris

lamiéndonos las manos

para que nos quedemos en el mundo

latiendo en su interior.

 

Álvaro A. Perdigón Delgado nace en Caracas en 1958; pero regresa, en 1962, con sus padres a Tenerife, donde reside hasta 2008 que se traslada a Murcia. En 1979, junto a un nutrido grupo de jóvenes escritores, forma el Movimiento Generacional de “La Joven Poesía  Canaria”. Funda, además, la tertulia de “ La Tasca Canaria”. Es considerado como miembro destacado de la llamada Generación de los Ochenta. Es autor de una extensa obra poética y narrativa. Ha cursado estudios de Filología Hispánica, Derecho y Comunicación.

Es colaborador en varias revistas culturales nacionales y extranjeras, así como de diferentes medios de comunicación. Ha elaborado guiones radiofónicos y ha sido guionista de radionovelas. Ha participado como autor invitado en varios Congresos, Encuentros y Ciclos Culturales en distintos puntos de la geografía nacional.  De la edición de sus obras destacan títulos como: El lugar de las raíces (1981). Tristenue y Pumedad (1996). Soñar de Arándanos (1997). Los labios de esta ventana (1998). Con los pies en el otoño (Premio Nacional de Poesía Angelines, 2000). Desnuda-mente (2000). El libro de las plegarias (2001). Él, el escritor y él mismo (2008). Luciérnagas (2012). Tamaños (2015). Anatoema (Primer Premio Nacional de Poesía Pasaia–Altamira Puente (2016).
Su obra se encuentra recogida en diferentes antologías:
                         Manuel López Azorín

 

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