domingo, 17 de abril de 2022

Enrique Villagrasa: "Arpegios y mudanzas"

 


Enrique Villagrasa: Arpegios y mudanzas

 


El periodista, crítico literario y poeta Enrique Villagrasa (Burbáguena, Teruel, 1957) se ha colocado con la selección antológica  Arpegios y mudanzas, libro editado por el Instituto de estudios turolenses y la editorial Los libros del gato negro, una colección que nos habla de la provincia de Teruel, se ha colocado, digo, como uno de los libros de no ficción más vendidos en Aragón en la lista realizada con los datos de la Asociación de Librerías de Zaragoza a través de la plataforma Libri Red (Cegal).

Son los libros “Teruel en la mirada y en el alma.”  Recoge  esta colección las voces de poetas que nacieron, vivieron o trabajaron en Teruel. En sus tres primeros números se han editado a José Antonio Labordeta, Ildefonso Manuel Gil y Enrique Villagrasa.




Arpegios y mudanzas, viene acompañado de dos magníficos conocedores de la literatura y la poesía. Un prólogo o preámbulo del  destacado poeta, filólogo, crítico literario, traductor y catedrático de Filología Clásica española. Jaime Siles así como de un cierre o epílogo del profesor titular  de Literatura española de la Universidad de Zaragoza, Antonio Pérez Lasheras gran conocedor de la literatura española del siglo de Oro y de la Literatura aragonesa.

Jaime siles comienza su prólogo, que titula “La cicatriz del aire” diciéndonos: “Todo poeta tiene, guardado en su memoria,  un espacio-tiempo al que siempre que lo necesita – y poeta es quien lo necesita – suele regresar” (…) “el yo del autor y el yo de su persona poemática conversan sobre lo que a ambos les parece fue – y  en cierto modo sigue siendo aún – su identidad.”

 


Enrique Villagrasa regresa con la materia de los sueños  que es la memoria a esos dos espacios – tiempo que son Burbáguena (Teruel) lugar donde nació, allí pasó su infancia  y allí regresa a las riberas del río Jiloca para atrapar el instante de una  realidad sucedida y convertirlo en realidad poética tratando de recuperar eso que dan en llamar el paraíso perdido, eso que Rilke denominó la verdadera patria del hombre: la infancia.

Calla Burbáguena, / la casa envejece. / Olor de membrillos / camino de la vía. // El pueblo sestea / y el Jiloca camina lento.// Nunca olvidaré / aquellos gestos infantiles / de las escolares rosas

Y  Tarragona, lugar donde vive.

Tarde de lluvia en el lento mar, / donde anida un susurro de crepúsculo.// Ahí florecen los silencios / y una lluvia acaricia distancias. // Pero en la lejanía y en la memoria / las manos desafían el tiempo, / Buscan la cicatriz del aire.



Nuestra memoria es selectiva y al recordar transforma, mitifica la realidad y la convierte en materia de los sueños, en realidad poética, algo que queda ya, atrapado como instante del tiempo, ya en nuestra memoria ya en la página para siempre.

Enrique Villagrasa, marca bien los espacios, destaca Burbáguena, el Jiloca, los transforma, a través del recuerdo, en esos míticos  lugares de la patria del hombre, del paraíso de la infancia y también de los muchos regresos a la tierra natal.

 

El río Jiloca las sombras se lleva de nuestra  in-

fancia. Mas el olor de cerezas perdura: es hoy

un alegre sonido de la tarde cerca del puente.

Y todo a través de la necesidad del poeta de atrapar el instante, ya del tiempo sucedido, ya del momento presente. Un poema dedicado a su hijo Arnau:

 

En dominical crepúsculo, / riendo te manifiestas./ Visitas y ecos: momentos; / un instante, nueve meses. // Balbuceamos con tu sonrisa. / De una vida prestada / artífices somos. / En el amor quedas / y tu mirada y gesto nos inunda.// El silencio se hace cómplice, / tus dedos nos acogen / y nuestras manos se engarzan // Consol te acaricia. / El segundo fija. // la palabra engendra primavera.

 

Decía al principio que Antonio Pérez Lasheras era el autor del epílogo de esta selección de poemas en el que ha incluido veinte inédtos al  final del libro. En él nos dice “La poesía de Enrique Villagrasa, tiene un componente metapoético esencial, hasta el punto de que no la comprenderemos si no somos consciente de ello.Vale decir que este autor tiene, en gran parte de su obra, la poesía como referente último de su mensaje.”

Enrique nos dice en su poema “De un roto espejo” (algunos fragmentos):

Un poeta para poder ser, ha de ser poema,

(…)

Como piedra al fondo del agua siempre atada.

(…)

¡Oh poesía , de un roto espejo en la bardera encontrado!
Déjame recorrer  con la palabra justa tus montes y vaguadas.

Déjame recorrer con mis ojos  tus almendros y viñedos

y todo sea soledad y silencio, mas voz y verso herido.

Y todo en el atardecer cálido del gesto lector,

donde anida la belleza del Jiloca, en Burbáguena:

donde la palabra es vida y sendero directo al pasado.

 

Hoy es domingo 17 de abril, En Barcelona ya se prepara, el 23, San Jordi, en el resto de España el día del libro. Compren y lean

libros de poesía, este por ejemplo o aquellos otros que queráis, lo importante es que leáis poesía porque la poesía, al menos para mí, es además de una necesidad, un baluarte que defiende y libera ( y hay quien dice y yo lo creo, que nos hace mejores personas.

 


Enrique Villagrasa González nació en Burbáguena (Teruel), en 1957. En la actualidad reside en Tarragona. Periodista, crítico literario y lector de poesía. Ha escrito varios libros de poemas. Ha sido incluido en varias antologías y están traducidos algunos de sus poemas a otros idiomas, como el árabe, el francés, el italiano, el húngaro, el inglés, el ruso, el chino, el rumano, el croata y el portugués. Colabora como crítico en Librújula, librujula.com, Turia y Alhucema. Sus últimas publicaciones son Queda tu sombra (Huerga & Fierro, 2019) y La poesía sabe esperar (Igitur, 2019). Está en la Antología de poesía aragonesa del siglo XXI (Parnaso 2.0, Gobierno de Aragón, 2016) y en Mar sin fronteras. Antologia liquida di poesía spagnola contemporanea (Stilo Editrice, 2020). Es codirector de la nueva colección de poesía Rayo azul (Huerga y Fierro).

                       Manuel López Azorín


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