.Diego Medina Poeveda: En vecindad, no en compañía
Diego
Medina Poveda (Malaga,
1985) nos ofrece una nueva entrega poética con el título de: En
vecindad, no en compañía ( Ediciones de la isla de Sistolá, Sevilla,
2022) título que toma Diego de unos
versos de mi querido y recordado siempre Claudio Rodríguez, versos del poema
“Ciudad de Meseta” perteneciente al libro Alianza y condena y hay en estos
versos un cierto pesimismo, hay desarraigo y actitud crítica pero especialmente
una tremenda sensación de soledad, de vecindad sin compañía, todo esto
producido por, como dice Claudio: El
temor, la defensa / el interés y la venganza, el odio, / la soledad: he aquí lo
que nos hizo / vivir en vecindad, no en
compañía. Título, por tanto, muy apropiado para este libro que nos lleva
por un viaje interno y otro externo para intentar hacer un mundo mejor: Estoy pariendo un mudo en estas páginas / para
que tú lo leas y te salves.
Siempre he pensado que la poesía es amor, belleza y
compromiso y, en su inmensa diversidad, creo que lo que prima es esto. En estos
diecisiete poemas que contiene En vecindad, no en compañía, libro
dividido en dos apartados. En “Estancias interiores” nos muestra al sujeto
poético reflexionando sobre sí mismo: He
encendido en mí estrellas que son nombres/ que alumbran con las luces de los
versos / este espacio interior que habito solo,/ aunque en mí mismo habite el
universo.
Y ese universo me hace volver al primer poema: “El
niño frente al mar”, (que) está callado / –debajo de sus pies hay veinte metros–./ Ha venido tan solo con su sombra/ tratando de
encontrarse.
A la breve eternidad que dice Borges, “Lo que cabe en
un minuto” nos dice: …¿Con qué avión /–pregunto
a mis amigos– de qué forma / se puede conocer todo el paisaje /del planetas que
existe en las personas? “Cohetes” se retrotrae a la infancia, un espejo de
memorias donde confluyen los caminos: del yo que fui en la infancia – un mundo mágico
–,/ del yo que soy ahora y del que
quiero /con dimensión de hombre: un niño alado.
Y en ese vaivén de memoria que es el tiempo y que no
tiene medida, suena una “Nana para un niño imaginario”: Duerme, mi niño, – si es que estás despierto – ,/ duérmete en tu limbo imaginario,/ no sé si
aquí esperarte o no esperarte./ Mientras, saco los monstruos del armario. En
“Ars moriendi”… el dice: Lo que venga,
cualquier golpe. Cualquier golpe es un trueno de sí mismo, (…) ¿Pero quién no anda herido, pero qué hombre
/ no es de sangre, y dichoso se desangra / en el amor? (…) El
dice que se muere muchas veces.
Urbana Babel (2009), fue su primer libro y era una diversidad de
tonos, lenguajes y formas. Un poemario que ensamblaba dos miradas: la del
camino tradicional y clásico y la de una nueva mirada a la búsqueda de otros tonos, otro lenguaje y otras formas.
Pero siempre, ya le viene de su primer y gran referente, su padre, con amor,
belleza y compromiso.
Y llega “La familia del futuro” el último poema de
este apartado. Y con este poema un subtitulo o aclaración:“La teoría sueca del
amor” ese documental de Erik Gandini que
nos cuenta cómo la sociedad va renunciando a su naturaleza social y yendo hacia
la autosuficiencia. El futuro es vivir en vecindad, sin compañía, en soledad
absoluta y una vecindad , tanto de cerca como de red virtual, que se comunica
pero no se acompaña. Solo la soledad vive en su entorno.
En
definitiva un primer apartado que reflexiona sobre el yo, vive la magia de la
infancia perdida o casi y critica nuestro modo de vida tan individual, tan en
vecindad pero sin ninguna compañía y con un futuro, por deshumanizado, nada
placentero.
Diego lleva (ya lo vendo diciendo en este blog desde hace años) mucho tiempo conociendo las formas métricas, la gran poesía de aquellos que nos han precedido, esa que, en mi opinión, debemos de beber todos los que nos dediquemos a escribirla porque es la fuente donde saciar nuestra sed de poesía y aprender a manejar su ritmo, su canto melódico, su susurro de agua, sosegado, sereno o bravo y crítico y siempre con amor, belleza y compromiso.
El segundo apartado, ”Otro hogar”, de ocho poemas como
el primero y un apartado final (…) con un poema titulado “Para que se haga un
mundo” En esta segunda parte nos muestra
el autor “El fondo del pasillo” con un niño que envejece, hay una “Casa vacía”:
Helada
está la casa qué arrendamos / pero qué ardor esconden las entrañas. Luego nos invita a la tiniebla , para escuchar a los hijos
de los vecinos en un llanto compartido y sentir la soledad: te
invito a la tiniebla de mi casa. / Si en el fondo no somos tan distintos.
En el poema “Fronteras”: Más heridas, queriendo ser los árboles, (…)
Fronteras las ventanas. Nuestras vidas / va a dar a los mares de un desierto. Y,
¿Dónde queda el amor, dónde la compañía, dónde las personas El sujeto poético
nos muestra ahora, con tremenda ironía, el Amor en mil sitios y por mil cosas
vanas, nunca personas: Amor en el
trayecto al supermarket, / amor en el
suburbio de mi barrio, amor en el semáforo en ámbar, (…) amor por las tarjetas sin contacto, / amor
por este amor que estoy sintiendo, / amor por las farmacias y sus fármacos.
Y así nos habla de la distancia, del sueño, de otro
hogar…hasta llegar al poema final y aquí
cierro yo este círculo que comencé casi igual que termino. “Para que se haga un
mundo” poema final con una cita de Rilke que termina diciendo: un mundo para sí por el bien de otra persona.
El poema comienza diciendo: Son años de
terror y desconsuelo, / la gente sale fuera y nunca sabe / cómo volver a casa
sin ser nada, (…) mis palabras, que quieren abrazarte / como
una enredadera de galaxia, / hilandera de amor y de lenguaje./ Estoy pariendo
un mundo en estas páginas / para que tú las leas y te salves.
En fin, un libro que nos muestra esta sociedad individual,
conectada a las redes pero sin compañía y llena de una terrible soledad.
Diego Medina Poveda (Málaga, 1985) es doctor en estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid. y la Universidad de Resnnes 2 (Francia) Compagina su actividad literaria con la edición y la enseñanza.
En 2009 publicó su primer libro de poesía Urbana Babel (Colección
Monosabio)
En 2010
logró el premio Malaga Crea de poesía con el libro Las formas familiares, y en 2015, fruto del premio Cero de poesía, publica el libro He visto la vida más humana.
en 2017 es galardonado
con el primer premio de poesía María Zambrano (UNED y Fundación Unicaja) con el
libro A pesar del frío,
publicado por la editorial El Toro Celeste y este mismo año publica en la Colección Puerta del Mar el
libro de poesía Mar de Iroise. En 2018
obtuvo el premio Manuel Alcántara por el poema “Contrapicado”. En 2019 fue
accésit del premio Adonáis de poesía con
Todo cuanto es verdad (Rialp,
2020), (Libro que, en opinión del jurado, fue premiado por “la
musicalidad de su lenguaje celebratorio y a la vez crítico, en el que se funden
la herencia barroca y los motivos cotidianos”.) Con este libro recibió
en 2021 el Premio Andalucía de la Crítica. En vecindad, no en compañía (Sistolá Poesía ), es su séptimo
poemario. Un intenso
Su obra ha sido recogida en diferentes antologías.
Manuel López Azorín
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