Isabel Alamar: Biografía de olas
Recibo este libro de Isabel Alamar (Valencia, 1970), Biografía
de olas (Una estupenda edición de la editorial Olé libros, Valencia
2022). Lo leo y me encuentro con un libro de carácter contemplativo, en él la
autora nos muestra el paisaje, el recorrido externo e interno y la reflexión
del sujeto poético que anda presente por este camino, este trayecto aparentemente sencillo de la vida: Me
mido en olas (…) Donde nos quieran bien, / miren por nosotros / y nos hagan crecer:
/ahí estar, vivir, ser,
La sencillez, en todos los ámbitos, nos dice la prologuista Mila
Villanueva, es siempre lo más difícil de alcanzar, la poesía sencilla suele
ser la más lograda porque con pocos ornamentos
nos hace llegar a la iluminatio que encierra.
Cuatro partes componen este poemario y cada una de ellas alude a uno de
los cuatro elementos de la naturaleza. El primero, para la autora, es “olas de
tierra”: la tierra, la raíz, el camino. De tono intimista autobiográfico, un
viaje interior con sus ganancias y sus pérdidas. La constancia y el deseo de
vivir cada día hace que la esperanza
aleje los grises y traiga la claridad
para seguir el camino.
“Olas de agua”: agua, lágrima, lluvia, llanto, viento, relámpago, poema de luz. Poemas reflexivos, meditación sobre la
escritura que nace de dos citas de Kepa Murúa con las que Isabel Alamar abre
esta parte: Ser poeta a veces es
cruz, / a veces raya.
“Olas de fuego”: fuego, pasión,
amor, llama que alienta, calienta, alumbra la vida. El tercer apartado es lo amoroso, el deseo, la pasión, con
ella todo se hace llama, fuego, lumbre, música mientras los cuerpos crepitan
ardiendo en su amoroso deseo: El mundo / cuenta una historia de amor /cada
minuto.
“Olas de aire” Un despliegue de contemplación de elementos diferentes
porque el sentido último es atrapar el instante, fijarlo en el tiempo sin
vientos que se lo lleven. (La prologuista, refiriéndose a la cuarta y última
parte, nos dice en el prólogo: “Como en la poesía tradicional japonesa o china,
los versos de Isabel son fotografías de un instante, destellos en un firmamento
de vocablos.”) y en esta parte atrapa y nos ofrece poemas de reflexión, contemplación y color, así nos dice como
despedida: Vuelven las hojas, / vuelven los días,/ vuelven los vientos. Y
esto me recuerda a mí el hermoso sueño de Machado que yo lo hago aquí poema: “Del
olmo seco / soñaba Don Antonio / las hojas verdes.”
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