Apuleyo
Soto: Mi hermosa librería
De Apuleyo
Soto Pajares (Cozuelos, Segovia, 1942), he recibido , ahora en papel, su
libro Mi hermosa librería (Oportet editores, Madrid, 2022),
un libro (prosa y verso) en el que narra
sus recuerdos del tiempo durante el que fue librero (librero por vocación) este maestro, ya jubilado, escritor, periodista, poeta y, como digo, también librero. Pero librero de verdad, por amor a los libros, a la cultura.
La librería “Cervantes” de Segovia, fue su
modelo de establecimiento vendedor de libros por el que se guió para montar su librería..
Así nos dice Apuleyo: “Cándido, el fundador de la librería “Cervantes” hace más de un siglo, recibía por las tardes allí las visitas de don Antonio Machado el bueno, que volvía de sus paseos por la alameda del Parral, y las de otros notables próceres del arte y la literatura de esos tiempos anteriores a la guerra incivil española, como por ejemplo, la docta escritora y filósofa María Zambrano, antes de exiliarse.” (…) “A la imagen y semejanza de la librería “Cervantes” creé yo, “Mi hermosa librería García Lorca” en Alcobendas.”
Es Apuleyo como un caballero andante en esto de narrar y de poetizar. Apuleyo es único y todo lo que hace este hombre lleva su personal sello de pasión, y creatividad.
En su ya
dilatada trayectoria nos ha ofrecido todos los géneros literarios en prosa y /o verso, narrativa, dramaturgia, crónica, poesía… versos de tradición
popular, poemas de de estructura formal, y versos que con libertad nos muestras
su particular modo de emplear el lenguaje y de manejarlo con maestría
y soltura a veces de manera ortodoxa y a veces heterodoxa.
Casi 30 libros publicados: teatro, novela, viajes, literatura infantil, poesía…
Poeta, pienso esta palabra y me viene a la mente su nombre: Apuleyo. Y me viene acompañado del rigor y de la seriedad al mismo tiempo que del humor, la ironía, el juego… porque la poesía, aunque generalmente es más elegíaca que hímnica, no está reñida con el divertimento y en eso, este poeta que lo es por clerecía, trovadoresco, popular por juglaría o como goliardo que es aquel del medievo que suele componer poemas báquicos, satíricos, amorosos, ya fraile amigo de gula,, ya estudiante de vida alegre y desordenada, ya "apuleyístico": poeta en rebeldía siempre y que es tremendamente singular.
En Mi hermosa librería, libro en el que Apuleyo rememora su tiempo de librero y las muchas peripecias que vivió y sufrió antes, durante y después de montar esta su hermosa y querida librería en Alcobendas aunque él vivía entonces en la localidad vecina de Sanse, para los que la nombramos con afecto y cariño de manera coloquial, San Sebastián de los Reyes para los formalismos.
Ay cómo la quise yo
que era todo para mí.
En la Alcobendas
naciente
la planté con
entusiasmo
y año a año fue
creciendo
mas negándose a
morír.
Disculpad que así lo
cuente.
La vida es un
embolado,
la vida es un trueque
siempre.
Ahora que miro atrás
más que adelante…os
cuento
que mi librería fue
Pero me arruinó con
creces
de débitos
incumplidos
y volví a la maestría
tras treinta cursos
perdidos.
Adiós, librería,
adiós.
Decir adiós es dejar
lo que uno quiso
querer
y ella no pudo
entregar.
aquello que me impulsó
a ser guardián de mi
mismo
en cualesquiera
ocasión
y sufrí ese revolcón.
Y así, capitulo a capitulo (veintitrés lo componen y tres addendas o dicho más coloquialmente: tres textos añadidos o suplementos al final del libro ), este que fue, por su librería, Premio Nacional de Difusión Cultural en 1983, va narrando, memoria viva de sí mismo y de su sueño de librero, hasta su final en 1996. Capitulos como el II que titula: "A la puta calle" o el número tres donde nos habla de una "Separación falsa" o el capítulo en el que cuenta de la casa de Sanse y la de la acebeda o en el que nos dice como creo la revista "El pájaro de papel" del la que fuimos partícipes apadrinándola en la Casa de la Juventud de Alcobendas con el joven Pepe Ramos dirigiendo la revista.
Emilio Pascial, Francisco Vazquez y Apuleyo Soto |
O bien el capitulo de "Las veladas nocherniegas de la SEK" segovianas o el capitulo que le
dedica a quien llama su “distinguido cliente cervantino “y que no es otro que
nuestro común amigo Emilio Pascual, sabio de Cervantes y don Quijote entre
otras muchas cosas y que además es el responsable de Oportet editores y del
romance de la Addenda primera, escrito
por Emilio especialmente para la boda de Apuleyo y Ana que comienza así:
‘Señoras y
caballeros,
todos cuantos acudís
al perfume de la tarta!
Voy a daros una
nueva…
– nueva, recién estrenada –
y es que , gentil
concurrencia,
¡Apuleyo se nos casa! (Aplausos).
Apuleyo Soto muestra una sonrisa noble sincera,
como de niño grande y su voz, atrayente, te lleva al interior de su
nobleza y su pasión por la literatura, que es toda incluyendo la poesía.
La amabilidad la lleva impresa en su rostro y
en su palabra, una palabra que además de cercana y amable es la
palabra de un mago, de un ilusionista que nos hace ver lo que quiere que
veamos.
Su teatralidad es
también mágica y cuando la emplea, su magnetismo nos acerca, con la palabra y
el gesto, a otros universos.
Sus libros de poemas son un despliegue de sabores y amores y los poemillas que escribe, con palabras sencillas, directas, a veces con rimas sorpresivas, son de canciones tradicionales, son los poemillas del juglar que lleva la música dentro de sí, las diferentes estrofas, los diferentes metros de forma pura o bien con variantes pero influenciados por estos y la rima y la música y la métrica popular o tradicional.
Este amante de la palabra, del verso, merece la consideración de todos porque Apuleyo es sencillez, es seriedad y entretenimiento, es rigor y teatralidad y es palabra viva. Y además es un buen hombre, un buen amigo. Y por esta razón cada vez que recibo como regalo alguno de sus libros, me alegro mucho y lo leo con mucho interés no ya solo por amistad sino por su buen hacer poético y narrativo porque Apuleyo, además de buen poeta es un estupendo narrador, amigo de la naturaleza, andarín como Claudio Rodríguez, y cronista de las tierras segovianas,
Esto en cuanto a prosa y poesía; pero también dominando la escena pues como dramaturgo hay que decir que uno de los grandes de nuestro teatro D. Antonio Buero Vallejo dijo de Apuleyo que era “Como un niño duende y poeta con barba y pipa” comparando su teatro con el de Lorca y también con el de Valle Inclán.
A Apuleyo
Soto no le es ajeno nada del arte de escribir. En poesía ni la
métrica clásica ni la tradicional, ambas las maneja con soltura, con ritmo, con
musicalidad y se mueve como pez en el agua por ellas, tanto en el soneto como
en el romance o en cualquier otra estrofa. Domina todas. (Y cuando quiere,
partiendo de estas estructuras ya clásicas, ya tradicionales, nos envía composiciones
sorprendentes en ritmo, en rima y en medidas con los que Apuleyo gusta
de juguetear, de darnos una palabra renovada y sorpresiva)
Así es Apuleyo Soto Pajares, sentimental, soñador, amable, humano y cercano, que envuelve cuando nos cuenta, cuando nos canta, cundo nos habla de sus viajes literarios por los ríos de Segovia y las localidades por donde pasan. Un seductor que se ha paseado por los pueblos de la ribera del río Cega, que nos ha mostrado su naturaleza y su modo de vida a través de muchos pueblos.
Apuleyo Soto Pajares mereció además del Premio Nacional de Difusión Cultural en 1983 por su hermosa librería, el Premio Tierra de Segovia 2006 por su labor de cronista segoviano..
Tiene escritas muchas publicaciones y a su edad sigue siendo, como dijo nuestro (y digo nuestro porque tanto Apuleyo como yo disfrutamos en su día de su amistad) querido y admirado siempre Antonio Buero Vallejo “Como un niño duende y poeta con barba y pipa” (esto ya lo he dicho más arriba, pero lo repito) y por esta razón y por su gran capacidad para narrar y poetizar aquí sigue con sus ochenta años cumplidos y es que Apuleyo Soto Pajares es único, inigualable y querido por tantos y tantos que le conocemos. ¡Brindis por ti Apuleyo!
Manuel López Azorín
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