Rodolfo
Serrano: El frío de los días
(viejos
tangos encontrados en una maleta)
Recibí con alegría el libro de Rodolfo Serrano: El frío de los día (Viejos tangos
encontrados en una maleta) (Hoy es siempre ediciones, Madrid, 2021) Un
poemario con prólogo de José María Sanz, “Loquillo”
“Vivir en directo el final de tu mundo” nos dice
Loquillo, “sentir nostalgia y a la vez orgullo por lo perdido” Y termina
diciéndonos sobre la poesía de Rodolfo:
“Reconforta escuchar el sonido de tu poesía de las cosas que importan porque se
alza desafiante frente a esta algarabía que
reniega de su historia, que dejó de llamar a las cosas por su nombre”
Una poesía la de Rodolfo
Serrano con un lenguaje claro, grave y claro, pleno de ternura cuando
recuerda la infancia, de franca amistad cuando es motivo de rememoración, de
solidaridad cuando es de compromiso, de amor en definitiva, tanto en las
ensoñaciones, en esa mezcla de realidad
y sueño que se produce al evocar el pasado, como cuando se muestra intimista y
confesional.
Os dejo mi
tristeza. Cuidadla con cariño
Y el
recuerdo de largos paseos por la noche,
de tardes de
noviembre y playas de verano,
de esos trenes nocturnos y frías estaciones
y esta extraña nostalgia por los puertos lejanos.
La añoranza de la vida. Visión positiva
del recuerdo, del tiempo sucedido y de su frío bajo la perspectiva de lo
perdido. Con una poesía directa, sin
apenas artificio de lenguaje, con ritmo, con pulso emocional y memoria Rodolfo escribe una poesía con ecos clásicos, sobre todo de Lope, y del maestro Don Antonio Machado, un
lenguaje cotidiano de tonos autobiográficos, conversacionales y ecos de poetas de la generación del 50: Gil de Biedma, Ángel González…
Una
llamada
No
he sido nada. Cuatro versos,
algún
amor que aún dura en mi memoria,
un
amor que me acompaña y que recoge
los
pedazos de vida que me quedan. (pag 75)
El poeta confiesa y acepta no tener premios. Tiene la
hermosa humildad de ofrecernos sus poemas “si acaso nos sirven” y confiesa que no le admiten en determinados
círculos poéticos, tertulias o clubes literarios
No tengo premios ni flores naturales.
Y mis poemas cualquiera puede usarlos,
si le sirven. Tampoco valen mucho.
No me admiten ni en ciertas camarillas
ni en tertulias y clubes literarios. (Pag 76)
Los versos de Rodolfo Serrano tienen música, sus versos blancos ya heptasílabos, endecasílabos
o alejandrinos conforman una hermosa y triste melodía
Pero Rodolfo hace suyos los
versos del maestro que dicen : “Nunca perseguí
la gloria /ni dejar en la memoria /
de los hombres mi canción;”
Rodolfo
Serrano nació en 1947. Ha sido
periodista, sigue siendo aun jubilado y es narrador y poeta y un poeta, en mi
opinión, con nivel de calidad, un poeta con rigor, con una poesía que llega a
los lectores y les toca los sentidos, un hombre que nos trae la experiencia
personal (y colectiva al tiempo) de un ayer que vuelve a la memoria. Imágenes que nos dañan o nos abrazan
un tiempo ya vivido, y también un tiempo pensado, sentido, soñado, que habita la
materia de los sueños. Un poeta así… ¿cómo no anda en el canon?, ¿por qué no
tiene quien se ocupe de estudiar su poesía?
Rodolfo
Serrano, nos ofrece poemas en los que los lectores podemos
mirarnos. Porque al leerlos nos acercan situaciones, palabras, momentos que hemos
vivido si no igual de modo semejante: Una
tartera mágica que se espera con impaciencia cuando niño, un bar casi vacío en los arrabales de la ciudad, un amor que se
anhela y termina en fracaso-
Hasta en esa ocasión la mirada del
poeta es positiva y tierna y esta aptitud genera añoranza.
Las
ciudades
De
todas las ciudades que he amado, me quedo
con
aquellas que tienen sus calles y sus plazas
luminosas
y abiertas, y sus bares de noche
son
el refugio cálido de todos los vencidos. (Pag 68)
La nostalgia o añoranza llega hasta nosotros, sin poder evitarlo y
todo se mezcla en la memoria, lo sucedido y lo soñado, esas ensoñaciones que, a veces,
pensamos despiertos , como si fueran una verdadera realidad y se nos muestran
cuando llegan de manera consciente como emociones positivas dentro de la materia de los sueños. Estos
sentimientos refuerzan las emociones y
nos hacen afrontar mejor el presente que se abraza a lo positivo de los
recuerdos verdaderos y las ensoñaciones
para seguir adelante en la vida.
Para no dejarse vencer aun formando parte de los vencidos.
Tren
a San Petersburgo (fragmento)
Y
nosotros, mirando allí el pasado,
los
siglos de los zares,
las
riquezas,
la
historia que volaba por encima
de
las cúpulas
y
de los campanarios.
Estaba
allí la historia nuestra historia
(…)
Y
allí dejamos
el
corazón atrapado en sus paredes
como
si fueran insecto del pasado.
Me
vienen hoy, amor, en estas noches
los
recuerdos, lo mismo que los trenes
que
se van ya para siempre sin nosotros (Pag 84-85)
El poeta es consciente de que la poesía además del ritmo necesita emoción. La poesía puede escribirse con medida o sin ella, con rima o sin ella, verso blanco que se dice, pero nunca puede escribirse sin ritmo y aunque tenga ritmo si no le acompaña la emoción, tampoco la voz, esa voz que nos llega cuando ella quiere y nos hace escribir, no nos traerá lo invisible de su naturaleza para hacerlo visible en el poema. La poesía verdadera, es decir la que nace de la propia vida cuando llega la voz y nos abraza con todo lo anterior, mostrará lo invisible en lo visible.
Y Rodolfo Serrano, con esta poesía de lo sencillo, lo cotidiano, del amor, la ternura, de la aceptación, de lo personal y lo social, de lo vivido y lo soñado. La poesía, digo, de Rodolfo tiende a quedarse entre nosotros los lectores como parte de nuestra propia existencia. Lo hace porque la sentimos verdadera como verdadera es la vida, el amor, el dolor y la alegría, el paso del tiempo y lo inevitable, la muerte.
Hospital
Es
una noche larga larga larga.
Alguien grita una queja justo al lado.
Quiere marcharse, dice. Se oye fuera
el paso presuroso de enfermeras,
tintineo de frascos y murmullos.
La habitación está en penumbra. Dormitamos
en esa duermevela
de hospital y de enfermos asustados.
Más
allá de estos muros la vida está despierta.
Hay gente que se ama o que se ignora.
Habrá bares abiertos. Y en la sierra
resuena la tormenta. Los amigos
están ahora lejanos. Y las horas
son tortugas heladas en el sueño.
Hay un cansancio de gasas y de sábanas.
Y esta angustia del cuerpo malherido.
Esta noche que no amanece nunca,
que envuelve nuestra carne en el silencio.
La vida, Dios, la vida, tan pequeña,
frágil como el cristal. Ahora quisiera
abrazarla muy fuerte. Y escaparme
por viejas autopistas y contigo
huir de este dolor hasta nosotros. (Pag 88-89)
En el atardecer de la vida sucede que nos llegan sensaciones de
inquietud.
Es la edad de la experiencia vital, es la melancólica y temida luz del ocaso,
del atardecer del hombre, es el medo a la enfermedad, es el temor del final y
en este poema anterior predominan los endecasílabos blancos y de seguir, escapar...
Trabajar la memoria es querer
volver a casa, a aquel lugar en el que se sucedió la infancia, donde fuimos lo
que siempre hemos creído ser, lo que conservamos en la memoria porque como
decía Rainer María Rilke:”La infancia es la patria del hombre”
Villamanta
La plaza como un sueño, un resplandor defuego
que me trae todavía el recuerdo y la vida
de la niñez perdida en los años del frío.
Y
leyendo este El frío de los días, estos,
viejos tangos encontrados en una maleta,
como cuenta el subtítulo, me detengo en
el poema “Nada importa” y leo sus versos blancos, sus alejandrinos con algún heptasílabo y
vuelvo a leer, y escucho la música de
los versos y suena a bandoneón y melancolía.
Nada Importa
Esa
dulce tristeza del café sin azúcar
viendo
pasar la tarde en las calles sin gente.
Releo
algunos libros, escribo alguna carta
que
no sé a quién mandarle.
Y
después pongo un tango y anhelo un cigarrillo.
Pero
si, en este espacio de silencio y miedos,
me
viene como un sueño los días que vivimos,
y
se meten por todas mis venas y bolsillos
y
recorren mis trajes y me besan el cuerpo.
y
entonces tu recuerdo como una suave brisa
que
ahuyentara, de pronto, el calor del verano.
Este
frío de los días de Rodolfo Serrano es
la muestra de quien está narrando la crónica vital del tiempo sucedido,
cantando, soñando, y sabiendo y
aceptando que no hay camino de vuelta. Se canta lo que se pierde don Antonio,
cuánta razón tiene: ¿No será que todo es
sueño?:
“Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad”.
-Antonio Machado-
Manuel López Azorín
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