viernes, 27 de enero de 2023

Rodolfo Serrano:"El frío de los días" (viejos tangos encontrados en una maleta)


 


Rodolfo Serrano: El frío de los días

(viejos tangos encontrados en una maleta)

 




Recibí con alegría el libro de Rodolfo Serrano: El frío de los día (Viejos tangos encontrados en una maleta) (Hoy es siempre ediciones, Madrid, 2021) Un poemario con prólogo de José María Sanz, “Loquillo”

“Vivir en directo el final de tu mundo” nos dice Loquillo, “sentir nostalgia y a la vez orgullo por lo perdido” Y termina diciéndonos sobre la poesía de Rodolfo: “Reconforta escuchar el sonido de tu poesía de las cosas que importan porque se alza desafiante frente a esta algarabía que reniega de su historia, que dejó de llamar a las cosas por su nombre”


Una poesía la de Rodolfo Serrano con un lenguaje claro, grave y claro, pleno de ternura cuando recuerda la infancia, de franca amistad cuando es motivo de rememoración, de solidaridad cuando es de compromiso, de amor en definitiva, tanto en las ensoñaciones, en esa mezcla de  realidad y sueño que se produce al evocar el pasado, como cuando se muestra intimista y confesional. 


 

Os dejo mi tristeza. Cuidadla con cariño

Y el recuerdo de largos  paseos por la noche,

de tardes de noviembre y playas de verano,

de esos trenes nocturnos y frías estaciones

y esta extraña nostalgia por los puertos lejanos.

 



La añoranza de la vida. Visión positiva del recuerdo, del tiempo sucedido y de su frío bajo la perspectiva de lo perdido.  Con una poesía directa, sin apenas artificio de lenguaje, con ritmo, con pulso emocional y memoria Rodolfo escribe una poesía con ecos  clásicos, sobre todo de Lope, y del maestro Don Antonio Machado, un lenguaje cotidiano de tonos autobiográficos, conversacionales y ecos de  poetas de la generación del 50: Gil de Biedma, Ángel González

 

Una llamada

No he sido nada. Cuatro versos, 

algún amor que aún dura en mi memoria,

un amor que me acompaña y que recoge

los pedazos de vida que me quedan. (pag 75)




El pasado es el tiempo sucedido, a veces queremos volver a ese lugar ya vivido al que solo podemos regresar con la memoria, el recuerdo. Esta añoranza, o nostalgia, cuando se produce, nos provoca  una sensación contradictoria: al evocar un recuerdo se une una mezcla de alegría y de tristeza al mismo tiempo. Alegría porque lo que yo llamo materia de los sueños, es decir la memoria nos acerca momentos placenteros y tristeza por el sentimiento de pérdida puesto que ya se sabe que no se puede regresar al pasado. Entonces se desencadena un sentimiento llamado nostalgia. También sucede que a veces todo esto nos produce ensoñaciones, momentos que no han existido y que sentimos como verdaderos de tal manera que nos producen  la sensación  de un tiempo especial que nos  hace sentir  que una realidad  soñada ha sucedido y queda en la memoria.



El poeta confiesa y acepta no tener premios. Tiene la hermosa humildad de ofrecernos sus poemas “si acaso nos sirven”  y confiesa que no le admiten en determinados círculos poéticos, tertulias o clubes literarios

 

No tengo premios ni flores naturales.

Y mis poemas cualquiera puede usarlos,

si le sirven. Tampoco valen mucho.

No me admiten ni en ciertas camarillas 

ni en tertulias y clubes literarios. (Pag 76)


 

Los versos de Rodolfo Serrano tienen música, sus versos blancos ya heptasílabos, endecasílabos o alejandrinos  conforman  una hermosa y triste melodía

Pero Rodolfo  hace suyos los versos del maestro que dicen : “Nunca perseguí la gloria /ni dejar en la memoria /
de los hombres mi canción;

 

Rodolfo Serrano nació en 1947. Ha sido periodista, sigue siendo aun jubilado y es narrador y poeta y un poeta, en mi opinión, con nivel de calidad, un poeta con rigor, con una poesía que llega a los lectores y les toca los sentidos, un hombre que nos trae la experiencia personal (y colectiva al tiempo) de un ayer que vuelve  a la memoria. Imágenes que nos dañan o nos abrazan un tiempo ya vivido, y también un tiempo  pensado, sentido, soñado, que habita la materia de los sueños. Un poeta así… ¿cómo no anda en el canon?, ¿por qué no tiene quien se ocupe de estudiar su poesía?




 

Rodolfo Serrano, nos ofrece  poemas en los que los lectores podemos mirarnos. Porque  al leerlos nos acercan   situaciones, palabras, momentos que hemos vivido  si no igual de modo semejante: Una tartera mágica que se espera con impaciencia cuando niño, un bar casi vacío  en los arrabales de la ciudad, un amor que se anhela y termina en fracaso-

Hasta en esa ocasión la mirada del poeta es positiva y tierna y esta aptitud genera añoranza.

 

Las ciudades

 

De todas las ciudades que he amado, me quedo  

con aquellas que tienen sus calles y sus plazas

luminosas y abiertas, y sus bares de noche

son el refugio cálido de todos los vencidos. (Pag 68)

 



La nostalgia o añoranza  llega hasta nosotros, sin poder evitarlo y todo se mezcla en la memoria, lo sucedido y  lo soñado, esas ensoñaciones que, a veces, pensamos despiertos , como si fueran una verdadera realidad y se nos muestran cuando llegan de manera consciente como emociones positivas  dentro de la materia de los sueños. Estos sentimientos  refuerzan las emociones y nos hacen afrontar mejor el presente que se abraza a lo positivo de los recuerdos verdaderos y las ensoñaciones  para seguir adelante  en la vida. Para no dejarse vencer aun formando parte de los vencidos.

 

Tren a San Petersburgo (fragmento)

 

Y nosotros, mirando allí el pasado, 

los siglos de los zares,

las riquezas,

la historia que volaba  por encima

de las cúpulas

y de los campanarios.

Estaba allí la historia nuestra historia

(…)

Y allí dejamos 

el corazón atrapado en sus paredes

como si fueran insecto del pasado.

Me vienen hoy, amor, en estas noches 

los recuerdos, lo mismo que los trenes

que se van ya para siempre sin nosotros (Pag 84-85)

 

 



El poeta es consciente  de que la poesía además del ritmo necesita emoción. La poesía puede escribirse con medida o sin ella, con rima o sin ella, verso blanco que se dice, pero nunca puede escribirse sin ritmo y aunque tenga ritmo si no le acompaña la  emoción, tampoco la voz, esa voz que nos llega cuando ella quiere y nos hace escribir,  no nos traerá lo invisible de su naturaleza para hacerlo visible en el poema. La poesía verdadera, es decir la que nace de la propia vida cuando llega la voz y nos abraza con todo lo anterior, mostrará lo invisible en lo visible.


Y Rodolfo Serrano, con esta poesía de lo sencillo, lo cotidiano, del amor, la ternura, de la aceptación, de lo personal y lo social, de lo vivido y lo soñado. La poesía, digo, de Rodolfo tiende a quedarse entre nosotros los lectores como parte de nuestra propia existencia.  Lo hace porque la sentimos verdadera  como verdadera es la vida, el amor, el dolor y la alegría, el paso del tiempo y lo inevitable, la muerte.




Hospital

Es una noche larga larga larga.
Alguien grita una queja justo al lado.
Quiere marcharse, dice. Se oye fuera
el paso presuroso de enfermeras,
tintineo de frascos y murmullos.
La habitación está en penumbra. Dormitamos
en esa duermevela
de hospital y de enfermos asustados.

Más allá de estos muros la vida está despierta.
Hay gente que se ama o que se ignora.
Habrá bares abiertos. Y en la sierra
resuena la tormenta. Los amigos
están ahora lejanos. Y las horas
son tortugas heladas en el sueño.

Hay un cansancio de gasas y de sábanas.
Y esta angustia del cuerpo malherido.
Esta noche que no amanece nunca,
que envuelve nuestra carne en el silencio.
La vida, Dios, la vida, tan pequeña,
frágil como el cristal. Ahora quisiera
abrazarla muy fuerte. Y escaparme
por viejas autopistas y contigo
huir de este dolor hasta nosotros.
(Pag 88-89)

En el atardecer de la vida  sucede que nos llegan sensaciones de inquietud.
Es la edad de la experiencia vital, es la melancólica y temida luz del ocaso, del atardecer del hombre, es el medo a la enfermedad, es el temor del final y en este poema anterior predominan los endecasílabos blancos y de seguir, escapar...


Trabajar la memoria es querer volver a casa, a aquel lugar en el que se sucedió la infancia, donde fuimos lo que siempre hemos creído ser, lo que conservamos en la memoria porque como decía Rainer María Rilke:”La infancia es la patria del hombre”

Villamanta

La plaza como un sueño, un resplandor defuego

que me trae todavía el recuerdo y la vida

de la niñez perdida en los años del frío.

 

Y leyendo este El frío de los días,  estos, viejos tangos encontrados en una maleta, como cuenta el subtítulo, me detengo  en el poema “Nada importa” y leo sus versos blancos,  sus alejandrinos con algún heptasílabo y vuelvo a leer, y escucho la  música de los versos y suena a bandoneón y melancolía.

Nada Importa      

Esa dulce tristeza del café sin azúcar

viendo pasar la tarde en las calles sin gente.

Releo algunos libros, escribo alguna carta

que no sé a quién mandarle.

Y después pongo un tango y anhelo un cigarrillo.

Pero si, en este espacio de silencio y miedos,

me viene como un sueño los días que vivimos,

y se meten por todas mis venas y bolsillos

y recorren mis trajes y me besan el cuerpo.

y entonces tu recuerdo como una suave brisa

que ahuyentara, de pronto, el calor del verano.

Este frío de los días de Rodolfo Serrano es la muestra de quien está narrando la crónica vital del tiempo sucedido, cantando, soñando, y sabiendo  y aceptando que no hay camino de vuelta. Se canta lo que se pierde don Antonio, cuánta razón tiene: ¿No será que todo es sueño?:

“Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad”.

-Antonio Machado-

                          Manuel López Azorín

 

 




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