martes, 30 de octubre de 2018

Valentín Martín: "Paliques en Paloma"






Valentín Martín: "Paliques en Paloma"






Paliques en Paloma, poemario publicado por Lastura, es el nuevo libro de Valentín Martín (Santa Inés, Galisancho, Salamanca), el libro nos llega acompañado de un magnifico prólogo de la profesora de Lengua Castellana y Literatura Marta Marco Alario, prólogo en el que nos habla definiendo la poesía de Valentín  con el término griego “Logos”.

Sabiduría, belleza, amor y bondad, son cualidades – nos dice la prologuista – todas ellas, que  se derraman en los cincuenta poemas de Valentín Martín.




Este libro, este poste que se amarra, no al puerto, sino a la vida con lenguaje de acción y sustantivado, con un casi surrealismo (no mecánico, meditado, siempre insisto en ello porque en la poesía española, generalmente aunque haya excepciones, no se da el surrealismo francés mecanizado), con una simbología made Valentín Martín y huecos, muchos huecos contenidos en sus poemas  para que el lector se adentre en ellos y ahonde en  lo que el poema sugiere, medio oculta,  cuenta pero no cuenta y, al tiempo, dice más de lo que dice el poeta.  Marta Marco Alario lo dice muy bien: “Generosidad porque Valentín Martín  ha decidido que sea el lector el que delimite el armazón de sus textos con aquello que más útil le sea”



“escribe un siseo/  y nacerá un arcángel / ciego de epifanías / animal de garlitos /y luego si sigues / cacheando domingos/  nombrar los desnudos/ vestirlos de melaza / procrear boreales / abolirte espejismo/ te nacerá / me nacerá / nos nacerá / una jungla de lunes / donde lo más seguro / es que sea un cuco inverso / y ya nunca me muera / hasta que tú me mates”




La presentación de este libro fue en el Café Comercial de Madrid el lunes 15 de este mes de octubre, corrió a cargo de Carmen Fabre. Valentín Martín  reunió es este mítico y literario café, ahora remozado, por el que pasaron, entre otros muchos, don Antonio Machado, Gabriel Celaya, José Hierro, Ángel González y Gloria Fuertes (por citar solo algunos poetas) reunió, digo,  poesía y amistad, emociones (allí se  pudo ver- aunque yo no la viera- a Marta Marco Alario emocionada escuchando a Valentín) y pudimos escuchar unos poemas de Paliques en la voz de María Guivernau y música puesta al servicio de unos poemas de Paliques en Paloma que Ana Bella López, José Luis Hinojosa, Rafa Mora y Moncho Otero (siempre cantando a la poesía), interpretaron para
todos los que estábamos que éramos un nutrido grupo de amigos de Valentín. Fuimos a  escucharle y le escuchamos con atención, pero Valentín, aparentemente, nos habló poco de Paliques en Paloma, él con su habitual y magistral modo de decir, que es el mismo que el de escribir, parecía irse por la tangente hablándonos de Marilyn, del poema que escribió Ernesto Cardenal tras su muerte, etc 


Y es que Valentín tiene una particular manera de contar y especialmente cuando tiene que hablar de amor. Cuando alguien le reprocha no haber hablado de su libro, Valentín se defiende diciendo: “Mi desamor por “Paliques” es mentira y a la vista está. Qué aluvión de besos en las cervicales está recibiendo la criatura.  Y es que yo no dejé a “Paliques” como si fuese el Niño de las Monjas, en la intemperie de un torno y que se busque él solito la vida. Qué va. No hay amor más grande que el que se hace y no se dice.”


“Siempre que te dices / dan ganas de volver / desde que te conozco / hablo solo / si me quedo quieto / tropiezo conmigo / dime qué hago / contigo”



Poesía de la sabiduría porque el recorrido vital de Valentín Martín ha paseado la vida con sufrimiento, con ilusión con mucho trabajo, con risas, con llantos y con amor, con mucho amor ha ido aprehendiendo, llenando las alforjas de la materia de los sueños (la memoria) a base de observación y experiencia, con la sabiduría de quien recoge una buena cosecha, plena de hermosura, de belleza, plena de la bondad.  Que la dedicación por amor ofrece como recompensa, cosecha, en fin, de amor,  y la ofrece así porque la ha trabajado con amor. 



“un árbol / con tu nombre en la madera / que mañana será mesa o silla /– nunca ataúd – / o cuna de membrillo /donde inventan lechuzas / y arriba música / de pájaras mapamundis/ haciendo de las ganas una alcoba / contra los dientes del silencio /y abajo el musgo cerquita/ recién casada la yerba / ya  vienen la lagarta y el lagarto / la lengua para el beso / el idioma para ahorcarse / bajo el yugo dulcedumbre / de tu enagua”
Un libro este Paliques en paloma para seguir ahondando con reelecturas, ahora sosegadas y meditar  porque este es un libro de un hombre que tiene mucho andado y visto y leído y vivido y por ello no se permite más que nombrar (nombrar es dar vida) y en lo esencial del nombre se detiene y muestra, sugiere, incita a interpretar la poesía y la vida.


Valentín Martín estudió Magisterio y Humanidades en Salamanca y Periodismo en Madrid. Ejerció la enseñanza dos años y el resto vivió de escribir. Ha escrito 25 libros. El número 26  es un poemario  llamado Santa Inés para volver (Versos de la memoria), que recoge la historia de sensibilidades de su pueblo. Periodista, escritor y poeta, ha publicado en la última década libros de  relatos  como La vida recobrada o Avispas y cromosomas; el ensayo Los motivos de Ultraversal y los poemarios Para olvidar los olvidos, Poemario inútil, Los desvanes favoritos, Memoria del hermano amor, Estoy robando aire al viento, Suicidios para Andrea y Mixtura de Andrea. A caballo entre los años 60 y 70, escribió dos poemarios y dos ensayos: Veinte poetas palestinos y El periodismo de Azorín durante la Segunda República, inicio de un largo trabajo dedicado a la literatura. En Lastura ha publicado en diciembre de 2017 el libro de crónicas y relatos Vermut y leche de teta y en septiembre de 2018 este poemario que reseño aquí: Paliques en Paloma.


                  Manuel López Azorín  

2 comentarios:

Faro dijo...

No me hagas subir las emociones tanto, Manuel.

fcaro dijo...

Qué bien describes a Valentín Martín, y a esta provocación poética que supone Paliques en paloma. Ya el título anuncia una concentración del lenguaje que se acerca a la densidad máxima. Él, que es un hombre desparramado en el decir, logra reducir para potenciar, para dotar a las palabras de multitud de nuevos significados. No hay provocación al lector sino oferta de nuevos caminos para que la transitoriedad, la ida y vuelta del poema, alcance soluciones múltiples. Si la poesía es un acto de lenguaje por sobre otras consideraciones, aquí está Valentún Martín, mi amigo y poeta, para demostrarlo. El poema no es el camino ni la forma, sino la forma del camino en la nieve. uno no hace poesía para contar algo sino porque quiere hacer poesía. Y este es el hecho que nos ocupa en Paliques en paloma.