lunes, 27 de junio de 2022

Miguel Ángel Yusta: "POSTLUDIO"

 

 Miguel Ángel Yusta: POSTLUDIO  (Lastura,2022)

Nos dice Valentín Martín en el prólogo: “El viento no responde nunca, dice el poeta. El poeta sabe de ceniza porque ha discurrido demasiadas soledades que concuerdan con las servidumbres del oficio de vivir. “ 

Y en la primera parte de este libro nos habla de la pandemia  desde un punto de vista crítico pero vital, de ahí la cita de William Shakespeare,  con la que abre este apartado: "Ama ahora mientras vivas ya que muerto no lo podrás lograr" Y así nos dice el poeta: “Creímos ser los dueños del abismo / y la distancia fue infinito anhelo. (…) ceniza entre los vientos de la nada.

Y tras ello nos describe su sensación sobre el confinamiento: Las calles agonizan en silencio. /La ciudad se termina en los cristales / de una ventana donde el miedo habita./ Dentro vive una sombra sin vestigios, / embargada de olvido y de nostalgia./ Vacilantes los pasos, torpes los movimientos, / su vida es terminal andén de vuelta.

Y tras esta sensación sentida, vivida, se pregunta: ¿Cómo será el abrazo tras la muerte?/¿Podrán sobrevolar en las cenizas / los brazos extendidos, las palabras de amor, /las lágrimas que curan ignominias? / ¿Tendrán cabida ingrávidos instantes /donde soplan los vientos del olvido?/ Es el eterno nudo,/ interrogante  donde habita el miedo.



Este es un poemario de temor pero, como dice Valentín, no es de decrepitud. Porque aquí no hay nihilismo que valga, hay una guerra desigual  entre un virus desconocido y la incertidumbre  ante su embestida: Hay pena e indefensión por los mayores  y por los pobres, y tras hablarnos de ellos nos traslada  al lugar de los poderosos con patria en Manhattan. Madrid o Manhattan da lo mismo: Mueren en Nueva York a cientos cada día /  los latinos pobres de Queens. Y los negros./ Son la fuerza de choque de la pandemia./ Roosevelt Avenue está semivacía,   (…)  Mueren en Nueva York a cientos cada día. / Y mueren en Madrid a cientos cada día. 

Llega al II apartado de la I parte  y hay rabia, dolor, impotencia en el libro. El poeta se siente vencido. Ha gritado, critica, ruge y… Tras el final combate/ la soledad es un pájaro muerto / en mitad de la nada.

Le vence el desencanto. Este es el libro de un  poeta  comprometido con el tiempo que le toca vivir,  y así nos cuenta lo que ve, lo que pasa, lo que siente dentro y fuera de sí mismo., este poeta nos da testimonio de sí mismo y de lo que acontece: Despojado del viento y la palabra / giro sobre mi vida desarmado / y contemplo mi sombra en el camino. / Mientras, el sol se esconde / y se apaga el paisaje. 


Hay en él un sentimiento de derrota y de temor a que todo desaparezca, a ser como el mar de las islas, ese mar de Aral cada vez menor  hasta su total extinción.

Hay un mar que se muere./ Metáfora del hombre que destruye, / enajenado, el mundo. /Aral, antaño hermoso,/ lleno de vida, barcos y alegría,/ hoy símbolo de muerte y destrucción. (…)  El hombre se ha vendido / sólo por baratijas y espejismos. /y navega cegado hacia la Estigia.

Y para reponerse  del sentimiento de derrota trata de cerrar este apartado con unos poemas recordatorio de otro tiempo, un tiempo que fue pero que ya es ido, aunque alivie pensarlo porque sabe que fue.

Hubo una vez un cielo claro y limpio, / un mar lleno de niños,(…) la música en las almas, / los abrazos, las risas, /el aire transparente. / Érase una vez.  Fue.

Fue una guerra. Y fueron muchas guerras / con paces muy precarias.

(…) Se repite la historia a través de los tiempos / los huérfanos hambrientos lloran desconsolados / y muertos y banderas son proclamados héroes.

Inicia un "Tránsito" en la segunda parte y se refugia en el recuerdo, en su infancia, una dura infancia que en estos momentos le sirve para dulcificar  esta terrible desolación . Si aquel tiempo fue sombra , si no lució apenas la luz del sol, al menos sobrevivió a la sombra y se abrazó finalmente a la luz; pero ahora…  Ahora una cita de Gamoneda  inicia su recorrido por la materia de los sueños  que es la memoria: “Dices: "Va a venir la luz". No es su hora / pero tú desconoces la imposibilidad: piensas la luz.”

Y es entonces que comienza un viaje por los recuerdos, por aquel ayer que fue sombra: Ayer, tan sólo ayer, pasaron estas cosas(…)/ Las reventas de entradas de los cines./ Los emblemas del Auxilio Social. / Las lentejas con  piedras y gusanos./ Los subarriendos con derecho a cocina. (…) las muchachas delgadas de mirada perdida. / Y ese huir del dolor hacia la nada.


Y escuchando el “Cuarteto nª 12” de Beethoven este gran amante de la música, se siente “en las orillas de mi (este)  viaje / conforme con (mi) su sueño./ sin el cansancio de lo ya prescrito. 

Y soñaba la luz, “pensaba la luz”  La infancia, el paraíso, / los ojos encendidos, las sonrisas, / la explosión de la vida que comienza. y con la luz  se comprende que : Es la vida que asciende; / la irresistible rueda del amor.

Y el tiempo se ilumina de repente y el amor y la luz se abrazan  en la búsqueda de los sueños y  a la llegada de la libertad.

LA LLEGADA

Llegamos a la parte III. Los recuerdos, esa materia de los sueños que es nuestra memoria, cuando llega el otoño de la vida  nos hace ver que… (Ana María Navales  con su cita lo explica muy bien): “Hay un tiempo / como un río de silencio / que riega ese árbol de otoño.”

Y esta cita nos hace pensar sentir que no todo está ni perdido ahora ni en el recuerdo sino que vive en este presente de incertidumbre: Es tiempo todavía de amar sin condiciones, / de abrazar al amigo, /  de decir muchas veces un te quiero /a quien mañana puede estar ausente.

Y hay unos instantes de luz, de consuelo, de aceptación al tiempo que domina la vida y el poeta, aliviado, en su temor, se pregunta: ¿Por qué siguen tan vivos los recuerdos / si es tan grande y profundo este vacío?

Tal vez nos aferramos a la materia de los sueños para continuar, para aceptar que el tiempo llega a su fin el día menos pensado, para engañarnos  con el espejismo ya  de lo sucedido, con el brindis de un presente que se va al instante, pero anuncia la paz de otro mañana  o como dijo Cavafis  “Cansado del engañoso mundo / solo en mi copa encuentro paz”

 LA PAZ

Y esa paz de la parte IV es la luz, es el amor, es lo sucedido y lo por llegar, es sin duda alguna la esperanza: Al final del camino, no tan lejos,  /una luz de esperanza.

___

Qué dulce la pasión de aquellas horas

donde rimaban todas las caricias.____

Y de repente cesan las caricias en nuestro pensamiento  y, el silencio es,  como dice el poeta,  vecino de la muere. Y aquí no hay más remedio que recordar al maestro Don Antonio Machado : “Todo pasa y todo queda / pero lo nuestro es pasar.” Porque como nos dice este sujeto poético llamado Yusta: Porque ya nos dejamos el pasado / a la orilla del mar

Pasar con dignidad, decir adiós al tiempo : La discreta, la lenta retirada, /acercarse al silencio quedamente/ y desaparecer en la penumbra/ lejano de oropeles, voces, ruidos./      

Decir adiós y basta...

Sí, pero cuando llegue el momento, mientras tanto el poeta escribe: Gritadme por favor para sentir que vivo.

Y sueña, siente, escribe este Postludio y vive, en el ayer y en el ahora vive.

 

                                       Manuel López Azorín


2 comentarios:

miguel ángel dijo...

Muchísimas gracias, querido Manuel, amigo entrañable y maestro imprescindible, por esta Lectura y comentario de mis versos. Un abrazo muy grande.

Miguel Ángel Yusta. dijo...

Muchas gracias por tu lectura y reseña, querido Manuel. Siempre la solvencia de tu opinión de maestro y amigo ayudan en el camino.
Lo llevo a mi blog
Un abrazo grande.
M.A.