Miguel Ángel Yusta: POSTLUDIO (Lastura,2022)
Nos dice Valentín Martín en el prólogo: “El viento no responde nunca, dice el poeta. El poeta sabe de ceniza porque ha discurrido demasiadas soledades que concuerdan con las servidumbres del oficio de vivir. “
Y en la primera parte de este libro nos habla de la
pandemia desde un punto de vista crítico
pero vital, de ahí la cita de William Shakespeare, con
la que abre este apartado: "Ama
ahora mientras vivas ya que muerto no lo podrás lograr" Y así nos dice el
poeta: “Creímos ser los dueños
del abismo / y la distancia fue infinito anhelo. (…) ceniza entre los vientos de la nada.
Y tras ello nos describe su sensación sobre el
confinamiento: Las calles agonizan en
silencio. /La ciudad se termina en los cristales / de una ventana donde el
miedo habita./ Dentro vive una sombra sin vestigios, / embargada de olvido y de
nostalgia./ Vacilantes los pasos, torpes los movimientos, / su vida es terminal
andén de vuelta.
Y tras esta sensación sentida, vivida, se pregunta: ¿Cómo será el abrazo tras la muerte?/¿Podrán
sobrevolar en las cenizas / los brazos extendidos, las palabras de amor, /las
lágrimas que curan ignominias? / ¿Tendrán cabida ingrávidos instantes /donde
soplan los vientos del olvido?/ Es el eterno nudo,/ interrogante donde habita el miedo.
Este es un poemario de temor pero, como dice Valentín, no es de decrepitud. Porque aquí no hay nihilismo que valga, hay una guerra desigual entre un virus desconocido y la incertidumbre ante su embestida: Hay pena e indefensión por los mayores y por los pobres, y tras hablarnos de ellos nos traslada al lugar de los poderosos con patria en Manhattan. Madrid o Manhattan da lo mismo: Mueren en Nueva York a cientos cada día / los latinos pobres de Queens. Y los negros./ Son la fuerza de choque de la pandemia./ Roosevelt Avenue está semivacía, (…) Mueren en Nueva York a cientos cada día. / Y mueren en Madrid a cientos cada día.
Llega al
II apartado de la I parte y hay rabia,
dolor, impotencia en el libro. El poeta se siente vencido. Ha gritado, critica,
ruge y… Tras el final combate/ la
soledad es un pájaro muerto / en mitad de la nada.
Le vence el desencanto. Este es el libro de un poeta comprometido con el tiempo que le toca vivir, y así nos cuenta lo que ve, lo que pasa, lo que siente dentro y fuera de sí mismo., este poeta nos da testimonio de sí mismo y de lo que acontece: Despojado del viento y la palabra / giro sobre mi vida desarmado / y contemplo mi sombra en el camino. / Mientras, el sol se esconde / y se apaga el paisaje.
Hay
en él un sentimiento de derrota y de temor a que todo desaparezca, a ser como
el mar de las islas, ese mar de Aral cada vez menor hasta su total extinción.
Hay
un mar que se muere./ Metáfora del hombre que destruye, / enajenado, el mundo.
/Aral, antaño hermoso,/ lleno de vida, barcos y alegría,/ hoy símbolo de muerte
y destrucción. (…) El hombre se ha
vendido / sólo por baratijas y espejismos. /y navega cegado hacia la Estigia.
Y para reponerse del sentimiento de derrota trata de cerrar este apartado con unos poemas recordatorio de otro tiempo, un tiempo que fue pero que ya es ido, aunque alivie pensarlo porque sabe que fue.
Hubo
una vez un cielo claro y limpio, / un mar lleno de niños,(…) la música en las
almas, / los abrazos, las risas, /el aire transparente. / Érase una vez. Fue.
Fue
una guerra. Y fueron muchas guerras / con paces muy precarias.
(…)
Se repite la historia a través de los tiempos / los huérfanos hambrientos
lloran desconsolados / y muertos y banderas son proclamados héroes.
Inicia un "Tránsito" en la segunda parte y se refugia
en el recuerdo, en su infancia, una dura infancia que en estos momentos le
sirve para dulcificar esta terrible
desolación . Si aquel tiempo fue sombra , si no lució apenas la luz del sol, al
menos sobrevivió a la sombra y se abrazó finalmente a la luz; pero ahora… Ahora una cita de Gamoneda inicia su recorrido por la materia de los
sueños que es la memoria: “Dices: "Va a venir la luz". No es
su hora / pero tú desconoces la
imposibilidad: piensas la luz.”
Y es entonces que comienza un viaje
por los recuerdos, por aquel ayer que fue sombra: Ayer,
tan sólo ayer, pasaron estas cosas(…)/ Las
reventas de entradas de los cines./ Los
emblemas del Auxilio Social. / Las lentejas
con piedras y gusanos./ Los subarriendos con derecho a cocina. (…) las
muchachas delgadas de mirada perdida. / Y ese huir del dolor hacia la nada.
Y
escuchando el “Cuarteto nª 12” de Beethoven este gran amante de la música, se
siente “en las orillas de mi (este) viaje /
conforme con (mi) su sueño./ sin el
cansancio de lo ya prescrito.
Y soñaba
la luz, “pensaba la luz” La infancia, el paraíso, / los ojos
encendidos, las sonrisas, / la explosión de la vida que comienza. y con la
luz se comprende que : Es la vida que asciende; / la irresistible
rueda del amor.
Y el tiempo se ilumina de repente y el amor y la luz
se abrazan en la búsqueda de los sueños
y a la llegada de la libertad.
LA
LLEGADA
Llegamos a la parte III. Los recuerdos, esa materia
de los sueños que es nuestra memoria, cuando llega el otoño de la vida nos hace ver que… (Ana María Navales con su cita lo explica muy bien): “Hay un
tiempo / como un río de silencio / que riega ese árbol de otoño.”
Y esta cita nos hace pensar sentir que no todo está
ni perdido ahora ni en el recuerdo sino que vive en este presente de
incertidumbre: Es tiempo todavía de amar
sin condiciones, / de abrazar al amigo, /
de decir muchas veces un te quiero /a quien mañana puede estar ausente.
Y hay unos instantes de luz, de consuelo, de
aceptación al tiempo que domina la vida y el poeta, aliviado, en su temor, se
pregunta: ¿Por qué siguen tan vivos los
recuerdos / si es tan grande y profundo este vacío?
Tal vez nos aferramos a la materia de los sueños
para continuar, para aceptar que el tiempo llega a su fin el día menos pensado,
para engañarnos con el espejismo ya de lo sucedido, con el brindis de un presente
que se va al instante, pero anuncia la paz de otro mañana o como dijo Cavafis “Cansado del engañoso mundo / solo en mi copa
encuentro paz”
Y esa paz de la parte IV es la luz, es el amor, es
lo sucedido y lo por llegar, es sin duda alguna la esperanza: Al final del camino, no tan lejos, /una luz de esperanza.
___
Qué
dulce la pasión de aquellas horas
donde
rimaban todas las caricias.____
Y de repente cesan las caricias en nuestro pensamiento y, el silencio es, como dice el poeta, vecino de la muere. Y aquí no hay más
remedio que recordar al maestro Don Antonio Machado : “Todo pasa y todo
queda / pero lo nuestro es pasar.” Porque como nos dice este sujeto poético
llamado Yusta: Porque ya nos dejamos el
pasado / a la orilla del mar
Pasar con dignidad, decir adiós al tiempo : La discreta, la lenta retirada, /acercarse al silencio quedamente/ y desaparecer en la penumbra/ lejano de oropeles, voces, ruidos./
Decir adiós y
basta...
Sí, pero cuando llegue el momento, mientras tanto el
poeta escribe: Gritadme por favor para sentir
que vivo.
Y
sueña, siente, escribe este Postludio y vive, en el ayer y en el ahora vive.
Manuel
López Azorín
2 comentarios:
Muchísimas gracias, querido Manuel, amigo entrañable y maestro imprescindible, por esta Lectura y comentario de mis versos. Un abrazo muy grande.
Muchas gracias por tu lectura y reseña, querido Manuel. Siempre la solvencia de tu opinión de maestro y amigo ayudan en el camino.
Lo llevo a mi blog
Un abrazo grande.
M.A.
Publicar un comentario